Shoa

“¡Das vergüenza, sucio judío!”

Demostración en Italia contra el negacionismo polaco

Demostración en Italia contra el negacionismo polaco

El jueves 21 y el viernes 22 de febrero de 2019 tuvo lugar un congreso en la École des Hautes Études en Sciences Sociales -Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales- EHESS. Se llamó “La nueva escuela polaca de historia del Holocausto” convocada por el Centro de Investigación Histórica y el Grupo de Investigación Interdisciplinario sobre Historia Literaria. El objetivo fue la presentación en Francia de una nueva escuela histórica que revisa y resignifica el pasado judío en Polonia.  

Ya se había hecho, en 2005, un encuentro similar convocado por la Biblioteca Nacional de Francia, Judíos y Polonia, 1939-2004: aspectos multifacéticos del pasado" inaugurada . por dos testigos clave, Wladyslaw Bartoszewski y Simone Veil y que culminó con una conferencia de Marek Edelman, el último sobreviviente del levantamiento del gueto de Varsovia.

Los testimonios de testigos de tal envergadura ya no están disponibles y es ahora que el gobierno polaco ha emprendido esta campaña de recuperación del “orgullo” nacional no admitiendo la complicidad de tantos polacos en la ejecución del exterminio. En el contexto del antisemitimo -disfrazado de antisionismo- brotado con tanta virulencia en Francia y en otros países de Europa, este congreso tiene un valor y una potencia particular. Focalizado en la política negacionista polaca sus alcances llegan al resto de las declaraciones y posiciones que colocan a los judíos, otra vez, en el lugar diabólico del mal que debe ser erradicado.

Comparto el Testimonio de Jan Zbigniew Grabowski, uno de los participantes del encuentro.

“¡Fueron días extraordinarios! Estuve en París para participar en el congreso acerca de la Nueva Escuela Polaca sobre Historia del Holocausto. Docenas de investigadores de Francia y Polonia participaron del encuentro. El gran anfiteatro del prestigioso EHESS y el College de France rebosaban de gente que quería aprender. Pero hubo también otra gente, gente que no quería aprender sino que venía mostrar su orgullo nacionalista, su odio y su incomodidad con los hallazgos históricos. Interrumpieron las sesiones, abucheando, silbando y gritando. En toda mi carrera académica nunca viví algo parecido. Annette Wieviorka, la afamada historiadora francesa especializada en la Shoa, en sus comentarios finales, coincidió en que nunca había visto algo así.  

Lo que todos hemos visto fue la cara de la nueva Polonia, la triunfante, nacionalista, patriotera, irreflexiva y brutal violación del aprendizaje académico. Dos o tres años atrás estas personas no se habrían atrevido a perturbar e interrumpir conferencias en una universidad. Hoy, sin embargo, envalentonados por el apoyo del estado polaco, están dispuestos a mostrar sus caras y a confrontar a los académicos en su propio territorio. Cuando salía del EHESS en el boulevard Raspail, fui confrontado por un nutrido grupo de “patriotas” polacos que, al verme, gritaron “das vergüenza, Grabowski”, “das vergüenza, sucio judío!”. (“wstydź się parchu” - en el original polaco).”

J.Z. Grabowski junto con Jan T. Gross, ambos historiadores, investigan y escriben sobre la complicidad de tantos ciudadanos polacos en el exterminio del pueblo judío. Ambos son vilipendiados en Polonia y acusados de traidores. El actual gobierno propuso quitarle la Orden al Mérito que le fuera conferida en 1996. La ley aprobada en 2018 por el Parlamento polaco ultra nacionalista, acerca de penar a quienes mencionen públicamente la “supuesta” complicidad polaca también se conoce como “lex Gross” porque parecía dirigida específicamente a él y a otros similares como Grabowski.


https://www.ehess.fr/fr/colloque/nouvelle-%C3%A9cole-polonaise-dhistoire-shoah?fbclid=IwAR1yzrLSbVrz976cFLtjJOdhuz-_NS8tPSLGhRgtmU4cSVfkVE9dhlxEkGo La publicación que acompaña la información pertenece al Instituto Histórico Nacional de Polonia, se llama Zagłada Żydów, -El exterminio judío-.

Fake news, creación del nazismo

Volksempfänger -Receptor del Pueblo-

Volksempfänger -Receptor del Pueblo-

El Volksempfänger, receptor del pueblo, fue producido a partir de 1933 por el Ministerio de Propaganda e Ilustración Pública del Reich. Todos querían tener una radio en su casa, esta nueva invención proveía noticias, música, novelas y entretenimiento directamente a cada hogar. El ministro Joseph Goebbels advirtió inmediatamente su enorme potencial de difusión para hacer llegar los mensajes e instalarlos en la vida cotidiana de todos los alemanes. El Volksempfänger se vendía a precio muy inferior a cualquier otro aparato de radio de modo que cualquiera lo podía comprar. No solo cada una y toda familia alemana tenía una radio sino que el Ministerio enviaba una fuerza de control que iba casa por casa para confirmar que la radio estaba encendida y que el discurso de Hitler o de Goebbels por cadena nacional era oído por la familia entera. Se exigía que todo restaurante y café tuviera una y que los discursos fueran emitidos. También había parlantes en las calles ubicados en postes y columnas de alumbrado público que tronaban a todo volumen las encendidas diatribas nazis.

La radio fue un medio privilegiado de penetración que, en medio del terror de ser visto como opositor, fue homogeneizando la “opinión pública” y encarrilándola en el sentido que el Ministerio pretendía.

Cuando el mismo mensaje, es repetido y replicado por variados dispositivos, primero puede sonar extemporáneo pero a medida que la reiteración se hace música de fondo, se va “naturalizado” e imponiendo y genera en muchos un cambio de visión. ¿Quién se animaría a decir lo contrario? La aceptación paulatina, al principio instrumental, corre el peligro de internalizarse y volverse parte de uno mismo.

Goebbels fue un maestro en la generación de lo que hoy llamamos fake news y un brillante estratega en los mecanismos implementados para su difusión e instalación.

Discursos por cadena nacional obligados y audibles en todas partes, casi imposibles de ser evadidos, con mentiras y consignas que fueron penetrando lentamente como tóxicos “naturales”. La conspiración judeo-bolchevique. La puñalada por la espalda. La “teoría racial”¿La gente los incorporó por ingenuidad, por tontería? No fue así. Fue debido al  terror. El terror de sugerir siquiera una reflexión o comentario crítico. Fue porque había que tener un trabajo para mantenerse y el régimen especulaba con eso; había que estar afiliado al partido y al sindicado adecuado y, además de no ser judío, no tener ninguna mancha, por pequeña que fuera que levantara sospecha alguna de comunismo o activismo político opositor.

Goebbels tuvo tan claro que la remodelación de la opinión pública era esencial para el mantenimiento e incremento del poder del III Reich -que iba a ser de mil años-  que fue la primera vez en la historia que la propaganda tuvo un ministerio. Desde allí el control era total. Afiches, obras de teatro, películas, periódicos y otras publicaciones, chistes, murmuraciones y sospechas, todo el rango posible era cubierto por el Ministerio de Propaganda e Ilustración Pública.

Pero la radio fue el eje central de la estrategia comunicativa porque entraba de buen grado en cada casa y vestía a las mentiras y consignas con el disfraz de la verosimilitud.

El éxito de Goebbels fue tan fantástico que sus sucesores, los gobiernos dictatoriales, totalitarios y fascisto-populistas que siguieron al tristemente pretencioso y desafinado “nunca más”, lo tomaron como modelo. Hoy día las fake news no llegan por la radio, sino mediante las usinas de engaños goebbelianas y son distribuidas por algunos referentes periodísticos y principalmente por las redes sociales que consumimos todos con la misma “ingenuidad” que aquellos alemanes, con la misma voracidad suicida.  

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Publicado en Infobae: https://www.infobae.com/opinion/2019/02/18/goebbels-y-la-invencion-de-las-fake-news/