Shoa

Reflexiones sobre Iom Hashoá

Los judíos somos el pueblo de la memoria. La memoria y su ejercicio cotidiano y familiar nos ha permitido ser protagonistas de este fenómeno insólito de supervivencia a lo largo de tantos siglos y faraones. Ser cultores de la memoria no es un regalo sino una responsabilidad. ¿Qué memoria guardaremos? ¿Para qué? Hay quien rememora los momentos de victimización y penuria. Hay quien rememora los hitos pasados que permitieron que nos definamos como somos. Hay quien se detiene en las lecciones morales, en las propuestas éticas. Hay quien se solaza con los logros culturales, científicos, alcanzados en tantos años de historia. La memoria es un espacio que puede albergar diferentes modalidades y objetivos y de cuyo ejercicio emergeremos definidos de diferentes maneras, víctimas, triunfadores, héroes, ejemplos, etc. ¿Cómo rememorar el Iom Hashoá? ¿Cuál sería la fecha adecuada para hacerlo? ¿Cuáles los contenidos de los actos de recordación? ¿Cómo hablar del heroísmo cotidiano de los millones de judíos que lejos de dejarse llevar pasivamente como ovejas al matadero resistieron de cientos de maneras el intento de deshumanización, el arrancamiento de la identidad, del lugar, de la familia, de toda posibilidad de una vida digna y humana? ¿Cómo no mencionar a los justos gentiles, a los que fueron educados en el antisemitismo más acérrimo y aún así arriesgaron sus vidas para salvar a los que habían sido enseñados a odiar? ¿Cómo expresar el agujero negro que ha quedado en Europa y en el pueblo judío con el arrasamiento de las más de cinco mil comunidades judías con sus vidas, su idioma, sus hábitos, sus culturas y proyectos? ¿Cómo honrar a esos padres que hicieron lo increíble para intentar salvar a sus hijos? ¿Cómo hacer para no caer en banalidades o frases hechas que terminan siendo un ruido de fondo probablemente de poca utilidad? Habría que contar historias de sobrevivientes, historias de salvadores, exponer la cruda humanidad con sus altos y sus bajos, sus logros y falencias, habría que intentar comprender qué impulsa a la Humanidad al ejercicio del Mal, qué aspectos de nuestra sociedad lo alientan y promueven, habría que hablar de hipocresías, doble moral. Habría que hablar de la importancia de los intereses económicos en las grandes decisiones gubernamentales y de cómo se obnubilan las consideraciones morales a la hora de defender esos intereses, porque si seguimos hablando sólo en el nivel de lo que "se debe hacer" y no consideramos lo que "efectivamente se hace", nuestras conmemoraciones seguirán siendo retóricas, diremos y oiremos bellas palabras que hablarán sobre bellos sentimientos y afuera del lugar en el que el acto tenga lugar, el mundo seguirá siendo indiferente a las declaraciones de un presidente acerca de la necesidad de nuestra erradicación del planeta, o los intereses de los países del mundo se partirán de acuerdo a quién reciba qué parte de los beneficios. Y así ha sido siempre. Todos sabemos lo que está bien y lo que está mal. Lo que no sabemos es cómo hacer para que triunfe el bien.

Discurso Yehuda Bauer - 2006

Discurso del profesor Yehuda Bauer en el International Holocaust Remembrance Day – Día Internacional de Rememoración del Holocausto- de las Naciones Unidas.Traducción: Diana Wang

Sr Sub-Secretario Tharoor, Excelencias, Amigos,

El 27 de enero de 1945 el Ejército Rojo liberó el campo de concentración y exterminio de Auschwitz. No fue esto el final de la matanza de la Segunda Guerra Mundial que costó la vida a unas 35 millones de personas, en su mayoría civiles. La guerra continuaría aún más de tres meses. Unos diez días antes de la liberación de Auschwitz, 58.000 prisioneros fueron obligados a salir de allí caminando porque los nazis no querían que cayeran vivos en manos de sus liberadores. Vivirían lo que se ha conocido como las Marchas de la Muerte. Alrededor de la mitad murió en su transcurso. Dejaron atrás las cenizas y los huesos de mucho más que un millón de seres humanos, la mayoría gaseados, un millón de los cuales eran judíos y unos 7.000 prisioneros enfermos y moribundos, tanto niños judíos como niños Roma (gitanos), sobre los que habían realizado experimentos médicos criminales los médicos alemanes.

¿Qué había causado esa guerra, el más terrible conflicto en la historia de la humanidad hasta ese momento? No fue primariamente una cuestión económica. La Alemania nazi había emergido de la crisis económica de los treintas, había vencido al desempleo, el nivel de vida había vuelto a ser más o menos el que había en los veintes y estaba mejorando. Tampoco era amenazada por algún otro país, por el contrario, Alemania estaba amenazando a otros. Tampoco fue una causa el deseo que el pueblo alemán pudiera tener por la guerra, como lo refieren en forma unánime todos los observadores de aquel tiempo. Fue causado por los dirigentes nazis puramente por razones ideológicas y la ideología contenía dos elementos principales: uno, el deseo de controlar Europa, y a través de ello, al mundo entero para edificar una jerarquía racial global que tuviera a los pueblos nórdicos de la raza ‘aria’ en el lugar más elevado y a todos los demás debajo de ellos. Para conseguirlo Europa debía ser conquistada. Las poblaciones germánicas se asentarían allí y garantizarían la explotación de los recursos agrícolas e industriales de la región en favor de Alemania asegurando en consecuencia su supremacía sobre sus enemigos. Polacos, rusos y otros serían los esclavos que trabajarían en beneficio de la raza maestra. El segundo elemento importante en la ideología nazi era el antisemitismo. Veían a Jesús como el Satán que controlaba a todos los enemigos de Alemania. En un extremo, a sus ojos, estaba Hitler, el nuevo Jesús Cristo, el salvador que llevaría a la humanidad, bajo imperio germánico, a un futuro de gloria. En el otro extremo estaba el judío satánico que intentaba evitar esta utopía de conquistar el gobierno global.

En nombre de aquella utopía de un nuevo mundo racista y maravilloso, la vasta mayoría del pueblo alemán fue persuadido de abandonar su moralidad aceptada, e integrar el proceso necesario para que se cometieran vastos asesinatos. Estos incluyeron al menos tres genocidios: contra los polacos, los Roma (gitanos) y los judíos. Jamás debemos olvidar que las utopías matan; las utopías radicales y universalistas como el Nacional Socialismo, el Comunismo y los radicales que apoyan hoy el terrorismo global, matan radical y universalmente.

La ideología antisemita estaba basada en una distorsión del cristianismo; era anti-cristiana porque Jesús de Nazareth y sus discípulos tuvieron origen judío. El nazismo desarrolló tradiciones antisemitas cristianas, tales como la leyenda sobre la conspiración mundial judía que es actualmente revivida por las ideologías radicales islámicas. El antisemitismo cristiano provenía de la disputa entre cristianismo y judaísmo en el mundo antiguo sobre las almas de romanos y griegos. Las acusaciones se transformaron en asesinas cuando el cristianismo se constituyó en una religión de Estado y usó el poder del Estado para imponer sus ideas. En el transcurso del tiempo, se agregaron otras invenciones y supercherías, tales como la acusación del libelo de sangre que acusaba a los judíos de matar a niños no judíos para usar su sangre como alimento, una superstición mortal diseminada hoy entre los mismos radicales que promueven el terrorismo mundial.

Pero el cristianismo y el Islam nunca planearon un genocidio de judíos. Eso quedó para el mundo secularizado y anticristiano del grupo de intelectuales europeo frustrados por las crisis introducidas con los desarrollos económicos y sociales.

La ideología nazi, en consecuencia, fue la fuerza que motivó el deseo alemán por la guerra; existieron ciertamente consideraciones pragmáticas pero fueron secundarias. No es una exageración decir que la Segunda Guerra Mundial y la muerte de decenas de millones, la destrucción de países y culturas, la tortura y muerte de niños y adultos, fue causada en parte por el odio hacia los judíos. Para todos los que aún hoy dudan en actuar en contra de la propaganda antisemita, venga de donde venga, es preciso preguntarles: ¿no han aprendido la lección? ¿Saben que es un veneno que mata incluso a quienes lo propagan? Algunos de nosotros, como los gobiernos de los 55 países de la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) que se han comprometido a luchar contra el antisemitismo ya parecen haberlo comprendido.

Auschwitz se ha transformado con toda razón en el símbolo del mal como tal. Para el pueblo judío, es el mayor cementerio del mundo, un cementerio sin tumbas. Pero lo asesinado en los campos de exterminio no fue solo gente, por si esto no fuera suficiente; otra parte de ello fue el intento fue de erradicar la cultura judía, una civilización, una tradición que proveyó una de las columnas de la civilización moderna.

Una es la especificidad del destino judío, la otra contiene implicaciones universales; son dos lados de una misma moneda. Los judíos fueron las víctimas específicas del genocidio. Pero sus implicancias son universales porque quién sabe quién puede ser “los judíos” la próxima vez.

Por supuesto que existen paralelos entre el Holocausto y otros genocidios. El principal es que el sufrimiento de las víctimas es el mismo. Un asesinato es un asesinato, un asesinato de un niño es el asesinato de un niño, la tortura es la tortura, la violación es la violación. El hambre, las enfermedades y la humillación son las mismas en todos los asesinatos masivos. No hay gradaciones y ningún genocidio es mejor o peor que otro; nadie es más víctima que otro. El otro paralelo es que cada genocidio es perpetrado con los mejores medios técnicos y burocráticos disponibles para los perpetradores. El actual genocidio de Darfur está perpetrado con la ayuda de bombardeos aéreos; se usan teléfonos celulares y la burocracia gubernamental apoya a los asesinos y evita una efectiva intervención externa. En Ruanda, el genocidio fue perpetrado con la ayuda de la estación central de radio que daba instrucciones a los asesinos y la burocracia central del gobierno que había sido desarrollada sobre modelos europeos por intelectuales, algunos de los cuales habían estudiado en las mejores universidades francesas, belgas y canadienses. La Alemania nazi usó la burocracia moderna y los mejores medios tecnológicos a su disposición. Los Hutus y los Janjaweed no tenían y no tienen gas; los alemanes sí, y lo usaron. Sí, es verdad que el Holocausto fue perpetrado en el propio centro de Europa y de la civilización mundial y que sus perpetradores principales venían de los mismos lugares de los que se originaron algunos de los logros culturales más maravillosos de la raza humana. El pueblo alemán ha producido a Kant y a Hegel, Mozart, Beethoven y Brahms, Durero y Planck; desdichadamente, no fueron estos los nombres de los que condujeron Alemania en los treintas y los cuarentas. El hecho de que esta tragedia sucediera en el centro de la supuesta civilización más avanzada no tenía precedentes. Pero el hecho de que fuera realizado con los mejores medios técnicos posibles disponibles por los perpetradores, eso es un paralelo con otros genocidios.

Los investigadores políticos han mostrado que durante el siglo veinte un vasto número de civiles y prisioneros de guerra desarmados han sido asesinados por gobiernos y organizaciones políticas, algunos dicen que 91 millones de personas, otros dicen que aún más. A esto se le suman unos 34 millones de soldados que murieron en las guerras durante ese período, contando las dos guerras mundiales. Esto significa que murieron mucho más civiles que soldados. De aquellos, cerca de seis millones fueron judíos que murieron en el caso más extremo de genocidio existente. ¿Por qué es el holocausto el caso más extremo? ¿Por qué es cada vez mayor la cantidad de gente interesada en esta tragedia particular? ¿Por qué hay una inundación de obras de ficción, teatro, cine, series de televisión, arte, música y por supuesto investigaciones académicas, históricas, sociológicas, filosóficas, psicológicas, en una medida que raramente pueda ser igualada con respecto a otros sucesos históricos?

Pienso que la razón es que mientras todos los elementos de cada genocidio se repiten en otros genocidios, hay elementos en el Holocausto que no tuvieron precedente; no pueden ser encontrados en genocidios que lo precedieron. Además del hecho de que sucedió en el centro de la civilización humana, son cinco estos otros elementos. Uno, que los perpetradores trataron de encontrar, registrar, marcar, humillar, disponer, concentrar y asesinar a cada persona que tuviera tres o cuatro abuelos judíos por el crimen de haber nacido judío. No había precedentes para esto. Dos, debía hacerse, definitivamente, en todas partes del mundo, entonces, por primera vez en la historia hubo un intento de universalizar el genocidio. Tres, había una ideología muy inusual. Sabemos por supuesto que todo genocidio es racionalizado por una ideología basada en factores pragmáticos, como aspectos económicos, sociales, políticos o militares. Así, en Ruanda, la ideología hegemónica Hutu se desarrolló en un contexto pragmático de lucha por el poder dentro del sistema Hutu y la lucha militar contra una fuerza de invasión compuesta mayormente por personas de la minoría Tutsi perseguida. Pero con los nazis, los elementos pragmáticos eran menores. No mataron judíos porque querían sus propiedades. Robaron sus propiedades en el proceso de deshacerse de ellos, primero mediante la emigración, después por la expulsión y al final con la muerte. Mataron a trabajadores judíos de fábricas de armamentos cuando precisaban de cada par de manos luego de la derrota en Stanlingrado en los comienzos de 1943; mataron gente en el gueto de Lódz en 1944 donde se producía casi el 10 por ciento de toda la ropa que usaba el Ejército Alemán; asesinaron trabajadores esclavos judíos que construían caminos por los que debía transitar el ejército alemán. Si hubieran estado movidos por las modernas prácticas capitalistas, económicas y efectivas en términos costo-beneficio, habrían robado las propiedades judías y luego utilizado la fuerza de trabajo esclava para sus propios propósitos, como lo hicieron con los polacos por ejemplo. Pero no, tenían que asesinar a lo judíos porque esa era la ideología que los conducía. La ideología nazi tenía la característica de las pesadillas. Creían en una conspiración mundial judía, una imagen en espejo de su propio deseo de controlar el mundo. La vieja trama desarrollada en la conocida superchería llamada “Los protocolos de los sabios de Sion”, producida a comienzos del siglo veinte por la policía zarista rusa, fue despertada, usada y adaptada por los nazis y sigue siendo propagada hasta hoy en todo el globo por movimientos y regímenes antisemitas. Creían en la acusación del asesinato ritual de niños no judíos en manos de judíos, otra vez, una leyenda delirante que sigue envenenando las mentes de tantos en el mundo. El genocidio de los judíos, luego, se basó en pesadillas que se transformaron en ideologías, y esto no tenía precedentes. Cuatro, la utopía de la jerarquía racial global con un real enemigo satánico, los judíos, que debían ser eliminados. No hay razas, todos los humanos nos hemos originado en África. Los aborígenes australianos, rusos, americanos, chinos, Albert Einstein, todos venimos del mismo lugar. La seudo-ciencia nazi racista planeaba una utopía que llevó al asesinato de los judíos. Y quinto, los judíos son los últimos restos sobrevivientes de los tres pilares originales de lo que es conocido inadecuadamente como la civilización occidental; Atenas como el origen de la estética, poesía, literatura, arquitectura, filosofía; Roma que nos dio la idea de un estado ordenado y también desarrolló una literatura y una arquitectura de la que ha aprendido la moderna civilización; y Jerusalén, con sus profetas y su ética representando las aspiraciones de la humanidad. Los modernos griegos e italianos no hablan el griego antiguo o el latín; rezan a dioses diferentes y escriben distintas literaturas. Pero los judíos todavía hablan el idioma antiguo y su civilización es una continuación directa y un desarrollo de su cultura antigua. Los nazis se oponían concientemente a todos los valores de la civilización europea tales como el liberalismo, la democracia, el socialismo y el humanitarismo y querían destruirlos. Veían en los judíos a los símbolos de aquellos valores que querían eliminar; la destrucción de la gente que los simbolizaba fue lo que siguió.

El Holocausto no tuvo precedentes y nuestra expectativa era que se hubiera convertido en una advertencia, no un precedente. Pero se ha probado nuestro error. Se ha vuelto un precedente y fue seguido con otros genocidios. ¿Qué significa para la humanidad esto? ¿Qué significa para las Naciones Unidas? ¿Qué haremos respecto de las Naciones Unidas?

Cuando tenía cinco años, le dije a mi madre: “Mamá, no sos hermosa pero sos mía”. Las Naciones Unidas son nuestras; son las mejores Naciones Unidas que tenemos, no tenemos otras. Entonces, más que oponernos o criticarlas, apoyémoslas y tratemos de que mejoren y sean más efectivas en proteger a la humanidad.

¿Hay una posibilidad de que podamos tener éxito cuando intentamos prevenir genocidios usando nuestra comprensión del genocidio paradigmático de los judíos y su comparación con otros genocidios que han sucedido después? ¿Es acaso la propensión a asesinar y asesinar masivamente algo que todos llevamos dentro de alguna manera? Creo que los humanos tenemos el instinto de matar, sea a individuos o a grupos, y que somos los únicos mamíferos que matamos a nuestra misma especie en grandes cantidades. Ello podría ser el resultado de nuestro desarrollo como especie cuando nos defendemos, defendemos a nuestras familias, clanes, tribus, naciones y territorios de enemigos reales o imaginarios para eliminarlos. Si no tuviéramos ese instinto en nosotros ¿cómo podemos explicar el hecho de que prácticamente todas las sociedades tengan leyes contra el asesinato? Si no estamos inclinados al asesinato estas leyes serían completamente superfluas. Con diferentes crianzas y procesos de socialización, y una historia diferente de nuestras comunidades, todos podríamos convertirnos en asesinos masivos. Pero si ello es así, ¿hay una manera realista de prevenir los brotes de asesinos genocidas? El Holocausto es uno de los genocidios que puede proveer una respuesta a esta cuestión: en Yad Vashem, el Instituto israelí y judío para la Conmemoración del Holocausto, sabemos que tenemos más de 21.000 nombres de individuos y grupos que han rescatado a judíos y pensamos que el número real debe ser al menos diez veces mayor, no conocemos los otros nueve décimos. Tal vez sea una pequeña proporción de los pueblos europeos los que han salvado a sus prójimos humanos, pero evidencian que hay una alternativa, que hay en nosotros la posibilidad de acceder a la salvación de otros humanos aún a riesgo de nuestras propias vidas. La razón básica de por qué ustedes y yo estamos hoy acá es que queremos hacer todo lo que podamos para que la gente se aleje del polo asesino que todos tenemos y se acerque al polo del auto-sacrificio, que también tenemos, en pos de los demás.

Les daré un ejemplo: en el pequeño poblado de Kurenets, en la actual Bielorrusia, vivían unos 1500 judíos cuando fue ocupado por los alemanes. Esclavizaron a los judíos inmediatamente y cercaron con un alambrado de púas la plaza central para las masas de prisioneros de guerra soviéticos que habían sido tomados prisioneros en las primeras semanas de su invasión a la URSS. Cada día traían a miles, andrajosos, desesperadamente hambrientos y sedientos, heridos y enfermos y los llevaban en la mañana siguiente hacia el oeste. Los esclavos judíos debían llevar barriles de pan y agua para los prisioneros. Entre los trabajadores esclavos había un grupo de ocho jóvenes que ya habían empezado a pensar en resistir. Uno de ellos, llamado Zalman Gurevich, se acercó al capitán soviético llamado Pyotr Mikhailovich Danilochkin quien acababa de decir “sáquenme de aquí”. Gurevich, de acuerdo con sus amigos, decidió ayudarlo. Se puso una segunda capa de ropa de trabajo con la estrella judía y entró en el espacio cercado llevando un barril. Escondido entre la multitud de prisioneros de guerra desesperados, Danilochkin se puso rápidamente el segundo traje que llevaba Gurevich y se transformó en un trabajador esclavo judío por el resto del día. No había gueto en Kurenets y a la noche los trabajadores podían volver a sus casas. Gurevich llevó a Danilochkin a lo de sus padres quienes lo cuidaron hasta que recuperó la salud. Danilochkin fue el organizador del primer grupo de partisanos en Bielorrusia y nunca olvidó a los judíos que lo rescataron y salvaron. Los ocho del grupo fueron los primeros judíos que se unieron a él. Cuando los alemanes vinieron a matar a los judíos de Kurenets, unos 300 se fueron con los partisanos de Danilochkin quienes los ayudaron lo mejor que pudieron. Los jóvenes y fuertes se volvieron miembros de las unidades partisanas; otros entraron clandestinamente en el territorio no ocupado de la Unión Soviética. Unos 150 sobrevivieron.

¿Qué les he contado con esto? Les dije que durante el Holocausto los judíos rescataron a un no judío a quien no conocían, bajo el riesgo de sus propias vidas y luego ese no judío y sus camaradas rescataron a judíos, a quienes no conocían, bajo el riesgo de sus vidas. Ciertamente, el Holocausto revela la hondura de la depravación humana; pero hay en sus márgenes picos que muestran el auto-sacrificio que algunos humanos hacen por los demás. Es esto lo que nos indica que hay una alternativa, que los intentos por impedir los genocidios, como por ejemplo la Oficina del Consejero Especial para la Prevención del Genocidio del Secretario General y varias ONGs y gobiernos, no son después de todo una tarea sin esperanzas. Pero el fracaso, hasta ahora, de la comunidad internacional para tratar con el actual genocidio de Darfur muestra cuán grande es la dificultad. La expansión de la Alemania nazi pudo haber sido evitada así como el comienzo de la guerra y la comisión del genocidio, no por causa de los bellos ojos de los judíos sino por los intereses de los grandes poderes, Inglaterra, Francia, la Unión Soviética y los EEUU. No lo hicieron y pagaron, no solo con el asesinato industrial de cerca de seis millones de judíos sino con las muertes de decenas de millones de sus propios ciudadanos y la destrucción de Europa. Si no se puede detener el genocidio de Darfur, se difundirá, habrá más masacres genocidas y el precio para el mundo será muy pesado. Los intereses económicos son uno de los primeros factores que impiden la prevención; pero la gente debiera advertir que es mucho más barato impedir un genocidio que pagar por la reconstrucción más tarde. Nadie gana nada con matanzas genocidas, incluidas las comunidades de donde provienen los perpetradores. El hecho es que en muchos, si no en casi todos los sucesos genocidas, el escape y la impunidad de los lideres de los asesinos es otro escándalo aún que la comunidad internacional debe rectificar. La impunidad estimula más masacres genocidas. Después del Holocausto algunos altos jerarcas del régimen nazi fueron llevados a juicio y una cantidad de otros fueron sentenciados en los sesentas en Alemania. Pero miles de criminales de nivel medio no fueron llevados a juicio o escaparon con diferentes estratagemas. Un consenso internacional efectivo debería hacer que todos los asesinos masivos potenciales adviertan que hay un precio muy pesado por pagar si se dejan de lado los principios morales básicos.

Somos una sola raza humana, interconectada e interdependiente. Las políticas que no están basadas en consideraciones morales son, al final del día, políticas muy poco prácticas. Es en base a estas consideraciones que les solicito me permitan repetir aquí lo que dije exactamente hace ocho años en mi discurso al Bundestag (Parlamento): vengo del pueblo que entregó los Diez Mandamientos al mundo. Convengamos que estamos necesitando tres mandamientos más: no serás un perpetrador; no serás una víctima y no serás nunca, pero nunca jamás, un observador indiferente.

Restitución de identidad - solicitud y trámites

 Buenos Aires, 8 de Junio de 2005

 Sr Ministro del Interior

Dr/Cr. Aníbal Domingo Fernández

25 de Mayo 101/145

Buenos Aires

Estimado Sr Ministro,

Me uno al regocijo por la demorada derogación de la infausta Circular 11 que, desde 1938, impidió el ingreso de refugiados judíos europeos que vivían bajo la ocupación nazi. La circular pesó sobre nosotros no sólo durante la guerra, sino también varios años después.

En efecto, mis padres y yo –igual que muchos otros-, sólo conseguimos entrar a la Argentina declarando ser católicos. Así consta en el registro de ingreso de la Dirección Nacional de Migraciones (4 de julio 1947, Vapor Bialystok, libro Nº 6/7).

Ante mi sorpresa, descubro que la rectificación de ese dato es una tramitación arancelada. Pagar por recuperar la identidad que tuvo que ser fraguada como consecuencia de la Circular 11 es una nueva afrenta que se suma a la anterior.

Solicito que la publicación y derogación de la Circular 11 que se anuncia en este acto, tenga una consecuencia pragmática: que todo aquel inmigrante judío que haya llegado a la Argentina en los años posteriores a la terminación de la guerra buscando un sitio donde poder seguir viviendo, tenga el derecho de recuperar su identidad con sólo solicitarlo y sin cargo alguno.

Diana Wang

Presidenta de Generaciones de la Shoá en Argentina

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Enviado dos días después por correo electrónico:

Estimado Sr Ministro,

el miércoles pasado, 9 de junio, le solicité, en ocasión de la trascendental firma de la derogación de la Circular 11 (*), se nos reconociera el derecho de rectificar el dato de nuestro origen a todos los inmigrantes que así lo solicitaran, sin cargo alguno.

Como puede ver en la foto que adjunto -una vista parcial de la hoja del registro de Migraciones que es enorme-, los cinco pasajeros que entramos el 4 de julio de 1947 en el puerto de Buenos Aires, fuimos inscriptos como "católicos" (ninguno de los cinco lo era). Yo soy la última de la lista, la que no tiene profesión (claro, tenía dos años).

No le pregunté cómo se sigue con esto, a quién tengo que ver o hablar. Me conduce no sólo mi deseo personal sino la representación de ejerzo, como Presidenta de Generaciones de la Shoá en Argentina, de muchas otras personas que están en mi misma condición y desean, igual que yo, el blanqueo y el reconocimiento y la cabal aceptación del Estado Argentino de nuestra identidad.

El mismo trámite de "rectificación de datos" es el mismo que fue llevado a cabo por los criminales de guerra nazi ingresados con beneplácito en aquel momento (por ejemplo, el "célebre" Priebke). Es una triste evidencia que nosotros hayamos tenido que esperar casi 60 años y que se nos solicite el pago de un arancel por lo que ha sido una afrenta y una nueva humillación luego de la milagrosa supervivencia en Europa. Creo que usted me ha entendido en nuestra breve charla el otro día: no se trata de dinero sino de principios.

En el camino de la restitución de la dignidad en el que está empeñado este gobierno en el tema de Derechos Humanos, la puesta en marcha de la medida que satisfaga nuestra solicitud es un paso lógico.

Quedo a la espera de alguna respuesta para saber cómo se sigue.

Reciba mi saludo más cordial, Diana Wang

 

(*) Pocas veces en mi vida sentí la emoción que tuve al ver al ministro Rafael Bielsa firmar la derogación con la presencia del Presidente y el Ministro del Interior. Perdón si insisto con este hecho. Para los que hemos entrado al país por una puerta lateral, semi-escondidos y forzados a mentir sobre nuestra identidad como si debíamos sentir la vergüenza de ser quienes somos y ello correspondiera a algún delito indeleble, el ser recibidos en el seno del gobierno constituído por sus máximas autoridades y ser testigos de este acto, un tacito pedido de disculpas, un reconocimiento del daño, no cambia nada del pasado, es cierto, pero imprime un nuevo aliento sobre el porvenir de nuestro querido país. Todo el tiempo pensé en mis padres, ese carpintero y esa modista que siempre estuvieron agradecidos a la Argentina por habernos brindado un puerto de paz. Pensé en ellos porque para ellos, que venían de un mundo de un antisemitismo tan acendrado y esencial, el inscribirse como católicos no les resultaba raro, era un hecho que los judíos no eran admitidos en todas partes y les resultaba "lógico". Si estuveran vivos hoy... qué hermoso que habría sido ver su sonrisa, verlos erguir sus espaldas y bendecir a sus hijos y nietos que cantamos con tanto orgullo nuestro himno nacional!

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Respuesta del Ministro del Interior (10 minutos después):

 Diana Wang, Presidenta 

GENERACIONES DE LA SHOÁ EN ARGENTINA

Señora Wang,

La señora Concepción Montoya tomará contacto con usted para tenerla al tanto del trámite.

A su disposición.

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Crónica de como siguió:

Lunes 13 de junio, llamada de Concepción Montoya. Que me llamará el Dr. Ricardo Eusebio Rodríguez, el director de Migraciones para que yo vaya a hacer el trámite sin cargo. Le dije que no era sólo para mí, que Rodríguez debería recibir la instrucción del Ministro del Interior para que todas las personas en mi misma condición puedan hacerlo. Me dijo que se lo pasaría al ministro pero que mientras tanto, la gente que quiera hacerlo que se ponga en comunicación con ella. Cmontoya@mininterior.gov.ar, 4339-0800.

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 7 de julio. Entrevista con Ricardo Rodríguez y con Marcelo Mamberti, Director de asuntos jurídicos. Expediente aprobado. Nº 3729/05 “Wang, Diana s/solicitud”. Me avisarán cuándo se hará efectiva la rectificación.

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9 de julio

Estimado Sr Ministro, Aníbal,

pongo en su conocimiento, según puede ver en el adjunto, que su gestión en pos de la justa restitución de identidad que se me debía, ha culminado exitosamente y que ahora mi expediente se ha convertido en un "leading case" para otras solicitudes similares. No se ha hecho efectiva aún la rectificación pero ya ha sido aprobada y se me informará cuándo se concretará. Será un momento trascendente y simbólico, para mí en lo personal, para todos los que tuvimos que mentir para ser admitidos y para la recuperación ética de los argentinos cuya imagen internacional ha sido hondamente lesionado por haber dado asilo generoso a los asesinos nazis. Estoy haciendo todo lo que puedo para que tenga la debida difusión porque lo considero muy importante.

Con mi agradecimiento por su diligencia reciba mi cordial saludo

(va con copia al director de Migraciones, Dr Rodríguez)

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Respuesta inmediata del Ministro:

Gracias Señora Wang,

A su disposición.

Cdor. Aníbal Fernández, Ministro del Interior de la Nación

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11 de julio al Director de Migraciones, Dr Ricardo Rodríguez,

Estimado Ricardo:

Seguimos con la alegría de lo que hemos conseguido. Como digo en la gacetilla que envié a todos los medios, "pasito a paso" se emprende cualquier camino, chico o grande. La reacción que ha producido es muy buena pero espero que crezca. Ayer salió en Pagina 12, y están interesados Clarin y radios y otros medios menores. La Nación todavía no dio señales de vida. Pero insistiré (usted sabe que lo haré, ya conseguí que lo publiquen en la edición online... espero que en la impresa también).

El momento concreto de la rectificación, digo, el momento en que se inscriba el cambio, será un momento muy importante, algo que debe trascender. Por ello, tenga presente que la inscripción no se haga en silencio y soledad como un acto administrativo anónimo, QUIERO ESTAR ALLÍ EN ESE MOMENTO y acompañada de algunas personas queridas, también quiero que esté usted y Enrique Aschieri (jefe de prensa) y Carlos Riqueti (archivos), los que tendieron la mano, los que se hicieron solidarios y actuaron con diligencia, que quedemos documentados (tal vez también Uki Goñi, Beatriz Gurevich). Será algo importante para mi en lo personal, pero también un hecho fundante, como protagonistas de esto inédito en la línea de honrar el preámbulo de nuestra constitución, tantas veces desoído.

Como quedamos el jueves pasado, espero que me avisen cuándo la rectificación se hará efectiva para que estemos ahí y seamos testigos, lo compartamos y registremos en fotos y en nuestras memorias y corazones.

Reciba mi cordialísimo saludo, Diana

(va con copia al Ministro Anibal Fernández cuya decisión fue crucial para este logro y merece compartir la alegría)

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14 de julio. Conversación con Rodríguez.

Me dice que no quiere hacer de esto un acto político que pueda ser tomado como parte de la campaña electoral. Le pregunto en qué consiste la cosa y es en la entrega del acta de rectificación. Digo que tampoco quiero que sea algo muy privado porque tiene una gran trascendencia para muchos de nosotros. Finalmente, por su sugerencia, lo haremos en nuestra sede con lo cual puedo invitar a quién me plazca. Le pido permiso para invita a Riqueti y a Aschieri y él agrega a Mamberti. Quedamos en que será a mediados de agosto y que yo llamaré en la última semana de julio para combinar la fecha. Después me pide que quiere saber más, que de una conferencia. Sugiero que Migraciones arme un ciclo con el tema de la inmigración desde varias colectividades y problemas. Le gustó. Quedamos en volver a hablarlo en septiembre.

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19 de septiembre. Se realizó la entrega en un acto público.

Circular 11 - su historia y el hallazgo

HISTORIA DE LA CIRCULAR

(Extraído del libro "La auténtica Odessa" de Uki Goñi)

Firmada por el Canciller José María Cantilo el 12 de julio de 1938, la "Circular 11" restringió la entrada de judíos que huían del régimen nazi. En su primer párrafo, refiere a la Conferencia de Evian, que sesionó del 6 al 13 del mismo mes en Francia, donde más de 30 países, incluyendo Estados Unidos y la Argentina, firmaron un acuerdo que buscaba un destino seguro para los refugiados judíos que huían de Alemania y Austria. O sea, mientras participa públicamente de una conferencia para salvar estos refugiados, Argentina dicta una norma secreta prohibiendo su ingreso.

Así, la circular neutraliza los "compromisos ... que puedan derivar de nuestra participación en las Conferencias y organizaciones internacionales que estudian en estos momentos una solución general al respecto". La "organización internacional" referida es la Liga de las Naciones, que en 1938 trató también el tema de los judíos que huían de Alemania. La circular luego cita "los convenios bilaterales últimamente celebrados para la admisión de agricultores extranjeros", una clara alusión a los acuerdos de colonización firmados para la admisión de agricultores judíos alemanes.

Para detener el influjo que pudiera resultar de estos acuerdos, ordena a los cónsules argentinos "negar la visación ... a toda persona que fundadamente se considere que abandona o que ha abandonado su país de orígen como indeseable o expulsado". La referencia "indeseable" como sinónimo de judío era de uso corriente en documentos de Cancillería de la época. El archivo de Cancillería guarda cartas en las que sus cónsules invocan la "Circular 11" como justificativo para la negación de visas a judíos. Así, sin emplear explicitamente la palabra "judíos", la circular deja bien en claro su objetivo.

Efecto de la Circular 11 en la cantidad de judíos que llegaron a la Argentina:

  • 1938: 4919
  • 1939: 1873
  • 1941: 2006
  • 1942: 60
  • 1943: 26
  • 1944: 1

 

EL HALLAZGO y DEROGACIÓN

Beatriz Gurevich hablando en la Casa Rosada. (Foto: Diana Wang) Probablemente la única copia que ha sobrevivido de la Circular 11 fue descubierta en los archivos de la embajada argentina en Estocolmo en 1998 por la investigadora Beatriz Gurevich mientras formaba parte de la CEANA, la comisión oficial argentina encargada de estudiar el papel de Argentina como refugio de fugitivos nazis.

La CEANA había encomendado a Gurevich revisar los archvos de las embajadas argentinas en Europa, y Goñ le sugirió que allí podría aparecer una copia de la orden secreta que él conocía por historias de familia.

Gurevich efectivamente encontró así una copia de la circular en Estocolmo. Pero este y otros descubrimientos de Gurevich no agradaron a la CEANA, y tras un período de gran acritud, la historiadora debió abandonar la comisión sin que la circular se diera a conocer.

Gurevich facilitó una copia de la circular a Goñi quien la sacó a la luz con la publicación de su libro "The Real Odessa" en Londres en el 2002, a pesar que en ese momento seguía siendo un secreto de estado.

Tras una solicitud especial de Goñi presentada ante el Canciller Rafael Bielsa -un pedido refrendado por un grupo de intelectuales argentinos y refugiados del nazismo que lograron entrar a la Argentina pretendiendo ser católicos- la circular fue finalmente reconocida y derogada en un acto en la Casa Rosada con la presencia del Presidente Néstor Kirchner el 8 de junio del 2005.

(tomado de Uki Goñi)

 

Nuevos nombres del trauma, libro de Bejla Rubin de Goldman

Presentación hecha en AMIA.

Lo que porta el título del libro. El título del libro indica la necesidad de nombrar y mucho de su contenido gira alrededor de las palabras, de poner palabras, de decir palabras, de poder pensar, procesar, comprender, significar y resignificar nuestra herencia. Herencia en tanto hijos de sobrevivientes y herencia en tanto humanidad. La herencia es lo que se recibe. Cuando se toma eso que se recibe y se lo incorpora y trabaja, se vuelve un legado. Un legado que guarda aún interrogantes y nos cuestionan nuestro lugar como hijos, como herederos, como efectos y también continuadores. Los sobrevivientes, nuestros padres, observan con agrado y sorpresa, aunque con alguna inquietud, esta asunción activa de la herencia que en nosotros se vuelve legado. Los acosa la eterna pregunta: ¿entenderemos? ¿alcanzaremos a dimensionar lo que pasó? ¿seremos capaces de hacer algo con ello? Nosotros, los que somos testigos de los testigos, estamos empezando a hablar.

Siempre estuvo. La Shoá, el hecho primigenio, es nuestro contexto presente desde el comienzo de nuestra vida. Lo hemos incorporado con la primera inhalación de aire, con el lenguaje corporal de los silencios, los vacíos, los llantos, los temores, las angustias, las prevenciones, los arrebatos, climas para o pre verbales preñados de pesos y signos amenazantes y oscuros. Más tarde, cuando las hubo, llegaron las palabras.

Las palabras. Relatos quebrados, silencios agruyerados, discursos rotos que irrumpían a borbotones y por sorpresa, erupciones imparables que nos cubrían de una lava pegajosa y caliente que no nos permitía hurgar más allá ni entender. Nombres extraños que se nos volvían familiares pero que no estaban asociados a imágenes, lugares en los que nunca habíamos estado, olores que se evocaban sin que nuestras narices los hubieran olido jamás pero por los que sentíamos una nostalgia que no alcanzábamos a comprender. Se hablaba de tíos, primos, abuelos cuyas caras no teníamos, cuyas pieles nunca habíamos rozado, cuyas voces nos serían por siempre desconocidas pero que eran tanto o más reales que los parientes reales cuando los había.

Otra realidad, más real. Los relatos de horror, nos eran entregados entrecortadamente pero con tal peso que constituían de alguna manera un mundo concreto. Más real que el que vivíamos. El “ALLÁ”, “LA GUERRA”, “ESO”, “LOS ALEMANES”, eran entidades poderosas, que no admitían discusiones ni preguntas, caían sobre nosotros con el peso de lo incontrovertible y fatal. Nuestra vida cotidiana, la escuela, los juegos, los deberes, eran lo otro-real que fluía y dialogaba en nuestras casas en dimensiones paralelas que rara vez se cruzaban. Lo real cotidiano inofensivo, dado y rutinario, coexistía con injusticias, maldades, horrores, muertes absurdas, universos irracionales y arbitrarios, letanías y anécdotas que se repetían, siempre igual, sin posibilidad de elaboración o comprensión. Vivíamos sin darnos cuenta, dos realidades, dos mundos que coexistían separadamente y se entretejían en nuestro interior.

Antes, el vacío. En el comienzo estaba la Shoá. De grandes, muchos de nosotros nos sorprendemos al advertir lo poco que conocemos de las vidas anteriores de nuestros padres. Sus infancias, sus sueños, sus otras familias cuando las había, sus otros hijos, esposas o maridos. Una ausencia corporizada como vacío innombrable. Es como si la Shoá hubiera sido nuestro verdadero comienzo, el gran y único organizador, como si lo anterior hubiera quedado en una zona gris, hubiera sido una especie de croquis o borrador anulado por la contundencia del hecho en sí. Para muchos de nosotros, “en el comienzo fue la Shoá”, una Shoá que conocemos bien en nuestra carne y en la carne de nuestros padres, pero de la que no tenemos memoria efectiva ni conocimiento cierto.

Secundariedad. “Lo más importante de mi vida pasó antes de que naciera” le oí decir a un hijo de sobrevivientes. Lo que nos define, más que nuestra historia, es en consecuencia, nuestra pre-historia. Somos secundarios a nuestra propia historia. Cronológicamente pero también ontológicamente. Somos segunda generación. Esa secundariedad se vuelve una paradoja. Somos herederos pero no testigos. Sufrimos algunas de sus consecuencias pero no podemos dar cuenta efectiva de ninguno de los sucesos. Estamos, seguimos estando, pero nunca estuvimos. Ocupamos una oscura topografía de la Shoá, una especia de bisagra entre nuestros padres y nuestros hijos. Tal vez sea ese espacio paradojal nuestra potencia. En la búsqueda de certezas, de fronteras claras y seguras, no advertimos que lo singular es precisamente lo que no está claro, lo que nos coloca en este espacio de delimitación problemática. Nuestra indefinición podría ser nuestra riqueza.

La iatrogenia. Muchos de nosotros han sobrevivido no sólo a la Shoá de sus padres sino a tanta instrucción psicológica impartida por psicólogos y médicos que tardaron mucho tiempo en advertir que nuestra condición nos atravesaba. Atribuían nuestras características a diferentes e imaginativas patologías o neurosis. Características tales como ser sobre exigidos, exigentes, complacientes, demasiado responsables, seguidores de tradiciones familiares, apaciguadores, luchadores contra la discriminación, culpables por no haber sufrido lo que nuestros padres, desdichados si fracasamos porque entonces ellos se sentirán fracasados dado que somos su pasaporte el éxito, las dificultades en el establecimiento de relaciones íntimas, el individualismo, la irritación frente al autoritarismo. Suele ser grande nuestra sorpresa cuando descubrimos esa especie de fratría en la que estas características nos son comunes, que probablemente ese lugar tan difícil de definir es lo que nos ha constituido de esta manera.

Misiones imposibles. Recibimos mandatos implícitos o explícitos, imposibles de cumplir: reemplazar a los muertos, justificar a los sobrevivientes en su supervivencia, compensarlos, curarlos, consolarlos, rescatarlos, deshacer con nuestras vidas el pasado una y otra vez. Igual que Hamlet, éramos visitados por fantasmas que nos hablaban al oído, sombras que nos exigían venganzas, justicias, reivindicaciones, sacrificios, devociones.

Difusa. Tiene una identidad difusa .Será por la difusión de los espíritus de sus ancestros en el humo de Auschwitz, de Dachau, de Treblinka. Cuando se mira al espejo, suele encontrar ceniza en sus mejillas.

Junto con las misiones imposibles, recibimos la prohibición de buscar explicitaciones abiertas de los aspectos más oscuros, doloroso, intrincados y vergonzantes. Teníamos que ser felices sin hurgar en el pasado, escuchar el sufrimiento de nuestros padres pero hacer como que no estaba, ser su crédito en la vida sabiendo que nunca alcanzaríamos a ser los protagonistas. Pero lo curioso es que, aún cuando teñía y constituía gran parte de nuestra subjetividad, el hecho de ser hijos de sobrevivientes, no existió siempre como noción.

La toma de conciencia. Hay un momento en que despertamos a nuestra condición de hijos de sobrevivientes. En nuestra búsqueda, tenemos una primera sorpresa al descubrir que lo que creíamos único, lo que guardábamos secretamente pensando que nuestra familia era un caso raro, resultaba similar en otros hijos de sobrevivientes, que había una fraternidad que desconocíamos. El camino que emprendemos a partir de allí es variado. Algunos “desentierran” lo enterrado trabajosamente y otros entierran la noción aún más hondo. Entre los primeros, los que deciden bucear y buscar, el paso siguiente suele ser pasar de la mitología a la historia.

De la mitología a la historia. Se intenta conocer la historia familiar, armar el rompecabezas de la supervivencia de los padres, construir un “álbum familiar” mediante una especie de arqueología reconstructiva. Dónde estuvieron, cuándo, cuánto tiempo, con quién, qué pasó, de allí a dónde fueron, hasta cuando. Son preguntas, recorridos, secuencias, que no teníamos, que no nos animábamos a plantear. La versión mitológica lo traía todo junto, apelotonado, desordenado y confuso. La cronología, la geografía, el conocimiento de los hechos, brinda un contexto de significación para la conducta de nuestros padres lo que nos permite no sólo visualizarlos durante la Shoá sino comprender muchas de nuestras experiencias infantiles. Es difícil encarar este camino en soledad, por eso es tan preciada la pertenencia a un grupo de iguales.

De la historia a la misión. En este momento del proceso de pasar de la mitología a la historia, algunos hijos de sobrevivientes deciden que es suficiente, que les basta con lo conseguido. Para otros, el encuentro grupal abre nuevas preguntas, un sendero del que ya no quieren apartarse. Sigue a esto el sentimiento, la convicción de ser portadores de una misión mandatoria, que reinscribirá a la experiencia en un concierto social con sentido. El trabajo de los sobrevivientes es sostener la tensión entre recuerdo y olvido que constituye de la memoria y la vida que continúa. El trabajo para la segunda generación es la construcción del sentido.

Nuestras voces están empezando a emerger hace unos pocos años. De diferentes maneras, en diferentes producciones. Cientos de piezas de teatro, cine, ballet, investigaciones, poesía, narrativa, ensayos, búsquedas sin cartografías ni señales. Bejla con sus escritos y en particular con este libro se inserta en esta corriente, en lo que nos caracteriza a los hijos de sobrevivientes, traer la experiencia de la shoá a nuestra vida, abrirla, observarla, dialogar con ella en la búsqueda de identidad y sentido.

Crónica del Acto de Restitución

EL ESTADO ARGENTINO PIDIÓ PERDÓN

Diana Wang

El acto. El director de Migraciones argentino rectificó mi partida de ingreso como inmigrante judía llegada al país después de la Segunda Guerra Mundial, cuando debí inscribirme como católica para ser admitida. El trascendental momento se coronó con el pedido de perdón del Estado argentino a todos los afectados por la misma circunstancia. Recibí una constancia oficial del registro de mi identidad judía, y mi caso es un "leading case" en la Argentina donde reside una numerosa comunidad judía. El 19 de septiembre pasado se hizo la ceremonia oficial con la entrega de la nueva documentación. Integraron la mesa el Dr. Ricardo Rodríguez, Director de Migraciones, el Dr. Daniel Sabsay, constitucionalista, escritor y profesor universitario, el Sr. Uki Goñi, periodista y escritor, quien impulsó la derogación de la Circular 11, la Lic. Beatriz Gurevich, socióloga e investigadora. Condujo el acto el escritor y periodista, el Sr. Pepe Eliaschev.

Alemania y Argentina. En 1953 la República Federal de Alemania promulgó la primera Ley de Indemnizaciones para las víctimas judías de la Shoá, conocida como Wiedergutmachung, literalmente “hacer el bien de nuevo”. Algunos sobrevivientes se negaron de plano a recibir dinero, pues entendían que se les ofrecía literalmente una compensación lo que era inadmisible porque el dinero no exculpaba del horror. Otros lo tomaron de manera simbólica e interpretaron la conducta del gobierno alemán como el reconocimiento público de su crimen, una declaración de culpa y la única manera concreta de expresarlo, además del pedido de perdón, era mediante la compensación económica. Hoy en Argentina, 52 años después que Alemania, la decisión del gobierno de eximir del pago de arancel para la rectificación de la condición de identidad sigue simbólicamente esa misma línea de reparación. También acá, el reconocimiento y el pedido de perdón públicos y oficiales se continuaron y concretaron en términos económicos. La eximisión del arancel correspondiente revela que los judíos estábamos forzados a mentir para conseguir ingresar a la Argentina por imperio de la Circular 11. Estamos eximidos de pagar por rectificarlo porque no fue nuestra la culpa.

LA CRÓNICA

Marek, de Polonia. Marek, con sus más de noventa años de vida y sobrevida, transitó por lo mejor y lo peor de la humanidad. Veía frente de mí sus ojos atentos, sus oídos abiertos, la incredulidad pintada en el rostro cuando oímos al director de Migraciones, perteneciente al Ministerio del Interior, decir “El Estado Argentino pide hoy perdón”.

Nos pedían perdón. A los judíos. Nos pedían perdón. A los argentinos. Nos pedían perdón. A los sobrevivientes. Nos pedían perdón.

¿Quién de los que estábamos ahí, venidos de la profunda Europa antisemita, habría imaginado alguna vez que escucharía algo así de boca de algún funcionario?

Los testigos europeos del horror fuimos educados en las calles y en las escuelas de la culta Europa para tomar como natural, irremediable, nuestra condición de víctimas propiciatorias. Con el aliento contenido, las lágrimas que se atropellaban y cerraban las gargantas en un nudo apretado, veíamos y oíamos que las cosas pueden cambiar. No los prejuicios que tienen su propia lógica irracional, pero sí los actos de gobierno. Y por algún lado se empieza.

Las palabras del Canciller. En su carta el Ministro de Relaciones Exteriores, Canciller Dr. Rafael Bielsa dijo, entre otras cosas: “Este evento dista de ser un mero acto administrativo y simboliza claramente la decisión del Estado Nacional de reparar una grave injusticia y un error histórico”. Encuadró la vergonzosa prohibición en “una visión absurda de la argentinidad que pretendió que esas corrientes inmigratorias obedecieran a un cerrado canon étnico, religioso y cultural, para fundar un cuerpo social falsamente homogeneizado”.

La historia. Inició la lucha, en soledad, Uki Goñi, muchos de cuyos familiares fueron y son miembros del cuerpo diplomático argentino. Expuso en su libro “La auténtica Odesa” lo que se murmuraba en conversaciones familiares: la existencia de una orden secreta que prohibía dar visas a judíos, datada en 1938, antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. La denuncia fue tomada con indiferencia, como una hipótesis arriesgada, hasta que Beatriz Gurevich encontró un original de la que conocemos ahora como Circular 11 entre cientos de papeles archivados en la Embajada argentina en Estocolmo. Documentó de este modo lo denunciado por Goñi y lo que todos los judíos que llegamos después de la guerra sabíamos pero no podíamos probar: para entrar en la Argentina no había que decir que uno era judío porque los judíos teníamos prohibido el ingreso.

Católico, católico, católico. Pero igual entramos. Y muchos. Claro, había que mentir. Curioso país éste que ostenta un antisemitismo formal y burocrático que no tuvo problemas en recibir a los refugiados judíos siempre y cuando mintieran. Se trató de una hipocresía administrativa casi ingenua y que no resistía el menor análisis. En los registros de pasajeros de la época pueden verse páginas y páginas con listados de personas que se declaran católicas. Al lado de nombres evidentemente judíos como Zure, Shmuel, David, Rivka, Isaac, Sheine, con apellidos tan igualmente judíos como Levy, Epelboim, Moiszelewicz u otros por el estilo, se ve una sucesión interminable de: “católico – católico – católico”. Es tan flagrante la visión de estas listas que, si no fuera humillante, sería cómica. Evidentemente al funcionario de turno no le importaba si eran judíos, sólo lo que debía escribir en el registro y con ello, probablemente, cuidar su puesto.

El Escudo Nacional. Me fue entregada la constancia de la aprobación de mi solicitud de rectificación, en un documento oficial. Encabezado por el Escudo Nacional, lleva las firmas y los sellos de los funcionarios correspondientes. Ver el Escudo Nacional me resultó desbordante. No estaba preparada para eso. En mis años de escuela primaria aprendí a querer y a respetar los símbolos patrios, a emocionarme al ver flamear la celeste y blanca, al entonar el Himno Nacional se me erizaba la piel con el “oíd mortales”, nuestra invocación al mundo anunciando la decisión de vivir libres. Son símbolos que continúan resonando en mí, sin patrioterismos chauvinistas, de manera honda y significativa. El Escudo Nacional encabezando el texto fue un fuerte indicador que corroboraba la trascendencia de lo que habíamos alcanzado y la nueva posición en la que ello nos colocaba.

La conceptualización. El Dr. Daniel Sabsay, comprendiendo el alcance y la hondura de lo que estaba pasando, disertó acerca del marco jurídico e institucional tanto de la prohibición como del pedido de perdón y la rectificación. Señaló las profundas y negadas raíces intolerantes así como la trascendencia social de este sinceramiento y de esta reparación. Pepe Eliaschev como lúcido intérprete del ciudadano, habló de nosotros, de las personas comunes y lo que representa para todos, para el sostén de nuestros valores cívicos y democráticos lo que allí estaba comenzando. Tanto Uki Goñi como Beatriz Gurevich confesaron sorprendidos que no habían advertido en su momento el alcance de lo que habían abierto con su descubrimiento.

Un buen disfraz. Hay imágenes muy intensas que vienen a mi memoria. Llegué al puerto de Buenos Aires el 4 de julio de 1947. A los pocos días, cumpliría dos años. Mamá a los 34 años era una veterana víctima sobreviviente. Bajó del barco, con un salvoconducto inexpugnable: un disfraz de católica. Cubierta por una mantilla, envuelta su mano en un rosario y sosteniendo beatíficamente el catecismo de nácar que había comprado en Europa antes de subir al barco, y con su hija de la mano –yo- tan rubia, tan blanca como la más aria de los arios, pensó que teníamos una oportunidad de estar a salvo. Sabíamos allá, en Europa, que para entrar en la Argentina no se podía ser judío. La incertidumbre, el miedo que nos acompañaba se diluyó en Buenos Aires porque para conseguir el ingreso parecía que bastaba con no declararse judío. Era casi un chiste: ¿sólo con decirlo era suficiente? ¡Qué lejos de la Polonia que “olía” a un judío, lo despreciaba e insultaba con impunidad y gozo! Declararse católicos era, en aquel momento, un peaje barato hacia una vida de libertad y realizaciones. Y así fue nuestra vida en la Argentina, al menos hasta las bombas en la embajada de Israel y en la AMIA. Fue un lugar en el que pudimos ir a la escuela, caminar con frescura al aire libre y desarrollarnos con la ilusión de que éramos igual que todos.

Después del 18 de julio de 1994. Hoy, ya no nos basta con eso. Hoy la ilusión se hizo trizas. Hoy hemos dejado de tomar como natural el tener el acceso vedado al Servicio de Relaciones Exteriores, a las Fuerzas Armadas, a clubes, posiciones y a muchos otros lugares que lo “mejor” de la sociedad argentina quiere mantener “puros” al mejor estilo nazi.

Hoy demandamos lo que la Constitución nos promete: la igualdad ante la Ley, la igualdad de oportunidades y accesos, el pleno derecho, la justicia efectiva, la ciudadanía de primera.

Ahora nos llamamos judíos. Después del atentado a la AMIA la misma institución comenzó a llamarse Comunidad Judía. Ahora, con esta medida del gobierno, también podemos tener esa denominación en nuestros papeles, aún en aquéllos que documentan un pasado no tan remoto pero que puede y ha sido resignificado. Hecho simbólico pero de alto potencial prospectivo. Y nos regocija haberlo vivido y dar testimonio de ello.

El reconocimiento. Quiero mencionar tan sólo, un aspecto que realza aún más el valor ético de esta decisión del actual gobierno y con ello creo hacer justicia porque hay que criticar lo criticable y aplaudir lo aplaudible. Cuando presenté y fundamenté mi solicitud el Ministro del Interior Dr. Aníbal Fernández, respondió con un contundente “déjelo en mis manos” y le dio pronta resolución. Cuando el Dr. Rodríguez a los pocos días me anunció la aprobación de la solicitud y que faltaba tan solo una cuestión de trámite, le dije que quería recibirlo en un acto público porque el hecho merecía ser conocido. “¿Por qué no hacerlo en la misma Dirección Nacional de Migraciones?” propuse. Consideró que no correspondía y me explicó por qué. “Estamos en época de elecciones” dijo pensativamente, “no va a faltar quien suponga que esto se hizo por buscar algún rédito electoral. Fue hecho porque había que hacerlo. Mejor en otra parte. Dígame usted dónde y allí estaremos”.

Lo hicimos en nuestra Asociación, “Generaciones de la Shoá en Argentina”, Larrea 1225, la sede de OSFA-WIZO, el 19 de septiembre de 2005, Buenos Aires, Argentina.

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Restitución - desgrabación del acto

PALABRAS PRONUNCIADAS EN EL ACTO DE RESTITUCIÓN DE IDENTIDAD - 19 DE SEPTIEMBRE DE 2005 - BUENOS AIRES, ARGENTINA. (*) Panel: Dr Daniel Sabsay, Dra Beatriz Gurevich, Sr Uki Goñi, Dr Ricardo Rodríguez, Lic. Diana Wang. Moderador: Pepe Eliaschev.

Pepe Eliaschev Esta noche estamos acá convocados por Generaciones de la Shoá en Argentina. Según explicaba Diana en cada silla encontrarán un texto que invitamos a leer, completar y entregar al finalizar el acto. Además hay un grupo de estudiantes de las Escuelas Técnicas ORT que están filmando lo que aquí está sucediendo y van a editar un video educativo para que quede testimonio de esto que hoy día estamos registrando. Entre los invitados que están presentes quiero mencionar a la Presidenta de OSFA-WIZO Amalia Polack, al Secretario de Cultos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Gabriel Seisdedos, la Coordinadora General de OSFA-WIZO Ruth Stecher, el Juez de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Penal y Económico el Camarista Dr. Marcos Gravidker, y tenemos la presencia también del American Jewish Joint a través de Néstor Szewach, de Sherit HaPleitá a través de Francisco Wichter, a través de la también la presencia de la Confraternidad Judeo-Cristiana Martha de Antueno, y el vice-presidente del ICUF Julio Schverdfinger. Tengo adhesiones que quiero mencionar y en particular me parece como razones, no solamente protocolares sino de eminente racionabilidad corresponde a esta leerla, es la carta que ha hecho llegar el Canciller, el Ministro argentino de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, el Dr Rafael Bielsa, que tiene fecha hoy 19 de Septiembre, que está dirigida al Sr. Director Nacional de Migraciones que hoy nos acompaña, Dr Ricardo Rodríguez; a Diana Wang Presidente de Generaciones de la Shoá en Argentina, a mis compañeros de mesa Beatriz Gurevich, Uki Goñi y Daniel Sabsay:

“Estimados amigos: la entidad que nuclea las Generaciones de la Shoá en Argentina ha organizado este acto reivindicatorio de la inmigración judía en nuestro país. En adición a la derogación de la Circular Número Once el pasado Ocho de Junio por parte de la administración del Presidente Néstor Kirchner, se realiza ahora el acto de entrega de la documentación que permite que los inmigrantes judíos que arribaron a la Argentina y tuvieron que declararse católicos rectifiquen esos datos y sean inscriptos como judíos. Este evento, al que compromisos asumidos previamente me impiden asistir, dista de ser un mero acto administrativo y simboliza claramente la decisión del Estado Nacional de reparar una gran injusticia y un error histórico. La Argentina es consecuencia de la inmigración aluvional que llegó a este país buscando un sitio para vivir en paz, desarrollar sus oficios y celebrar sus costumbres. Una visión absurda de la argentinidad pretendió que esas corrientes inmigratorias obedecieran a un cerrado canon étnico, religioso y cultural para fundar un cuerpo social falsamente homogeneizado. Esta visión de nacionalismo blindado en la búsqueda de un espíritu nacional proto-fascista, no sólo violentó las particularidades de muchos grupos humanos, sino que obvió el detalle que la cultura y la religión son un aspecto fundante y cotidiano de la vida humana que no puede manejarse por decisiones de príncipe, desde la estructura burocrática, desde la superestructura estatal. Los judíos argentinos siguieron practicando sus costumbres y adorando a su dios puertas adentro hasta que su milenaria tozudez identitaria hizo estallar a la belleza de la diferencia, el color de la alteridad, la humanidad que encierra la diferencia. La Argentina es ahora una sociedad que acepta y celebra lo distinto, que festeja la heterodoxia, que crece con el aporte humano de cada comunidad. La Argentina es ahora un país que supo reinventarse de la crisis. Una comunidad que salió del infierno, que sobrevivió a la Dictadura Militar, a la debacle económica, a la falta de liderazgo político. Este país sepulta ahora otro fantasma del pasado: el patrioterismo prepotente. Para superar todas esas batallas históricas, para terminar de encontrarnos, para regocijarnos en nuestra diversidad, necesitamos de todos, cualquiera sea el color de la piel y el nombre de sus dioses. El único requisito será, quizás, de ahora en adelante, decencia para trabajar, tolerancia con lo distinto y hambre, eso sí, hambre voraz de futuro. Muchas gracias. Firma esta carta el Dr Rafael Bielsa. Antes de pasar entonces a las participaciones y ponencias tenía en registro la adhesión de José Ignacio Fundación Raoul Wallenberg: “por compromisos previos tengo que estar en Tucumán. Estoy allí con mi apoyo y mi corazón”, nos dice García Hamilton.

José Moscovitz, de Sherit Ha Pleitá, Asociación de Sobrevivientes de la Persecución Nazi, adhiere al acto y lamenta no poder concurrir por razones de fuerza mayor. Y el Profesor Manuel Tenenbaum, Director del Congreso Judío Latinoamericano, “Los felicito por haber puesto en evidencia y logrado la derogación de la Circular Once. La vocación de servicio, la calidad humana y vuestra inteligencia han permitido dictar un acto jurídico de profundo significado ético, que le hace un gran bien a la República Argentina y al valor verdad. Bueno, para no redundar y no decir cosas que van a decir otros ponentes, yo voy a pasar directamente a las presentaciones. Van a hablar inicialmente Uki Goñi que es un conocido escritor y periodista que ha investigado cuestiones centrales de nuestro interés y el de todas las sociedades en la Argentina, la conocida investigadora, docente y socióloga Beatriz Gurevich, y luego vamos a hacer una entrega de testimonios, escucharemos la palabra del Dr Daniel Sabsay, y unas pocas palabras mías para cerrar. Uki.

Uki Goñi -Bueno, me parece que es sumamente importante lo que está ocurriendo aquí esta noche, de alguna manera también es para Beatriz y para mi creo que es como un ejemplo de cómo una investigación histórica, en el caso de Beatriz incluyendo un testimonio que fue tan importante y en el que me basé yo para luego trabajar sobre mi libro puede tener efectos prácticos y efectos de importancia vital en la vida de nuestra sociedad, no?. Me sorprende un poco siempre estar en estas situaciones y en este tema porque llegué un poco de costado a este tema, y recién cuando venía caminando para acá venía caminando por la calle Santa Fe y durante mi trabajo fui investigando donde vivían los criminales que llegaron a la Argentina y pasé aquí en Santa Fe y Larrea frente a la casa de Charles Desca que fue un franco argentino que fue el editor de “Je suis par tout” que es probablemente una de las revistas más antisemitas que jamás existieron en París, no? Y Charles Desca era tan tan pro nazi, tan antisemita que los franceses lo metieron preso antes de la ocupación de Francia. Cuando entraron los nazis lo liberaron y lo restituyeron como el editor del “Je suis par tout” hasta que al final cuando fue liberado París se tuvo que escapar a Berlín, después a Madrid, en Madrid hizo contacto con Argentinos. Gracias a un contacto que tenía con el General Perón en la década del 30 vino a la Argentina y se instaló aquí en la Avenida Santa Fe y dejó instrucciones de que se rechazara cualquier correspondencia que llegara a su nombre a menos que viniera en un sobre del ejército alemán. Charles Desca fue una de las personas más importantes en construir la red de ingreso de criminales nazis a la Argentina luego de la Guerra. Y todo esto lo sabemos por el trabajo que hizo Beatriz Gurevich en el año 90. Yo empecé a investigar…en verdad mi interés principal era la red de escapes nazis a la Argentina. Pero hay un dato en mi bolsillo que era: yo llevaba lo que he descubierto ahora un secreto de Estado que en mi caso se convirtió en un secreto de familia. Esto es así porque mi abuelo fue Cónsul argentino durante los años de la guerra y era amigo personal del Canciller Cantilo. Y yo sabía a través de historias de mi abuelo que había habido una orden secreta que prohibía el otorgado de visados a judíos durante la época de la guerra. Y siempre me sorprendió en los libros que yo leía sobre historia argentina que este dato no se mencionaba, y me sorprendía que en charlas con diplomáticos, bueno, yo diplomáticos no había conocido, con académicos, este tema se obviaba. Y en los libros que leía sobre el tema no se mencionaba. Y puedo decir que me acerqué a Beatriz que había trabajado en el tema de proyecto testimonio y hablamos mucho sobre este tema, y finalmente fue Beatriz en el año 1998 en un viaje que hizo a Europa que encontró una copia de lo que hoy sabemos es la Circular Once que era la orden secreta prohibiendo… Yo sabía a través de las historias de mi abuelo que esta orden la habían separado diplomáticos argentinos entre los que decidían lucrar con ella vendiendo visados por abajo de la mesa y los que planificaban rigurosamente, entre estos supuestamente...Se hablaba por ejemplo que el embajador (no se entiende) en París hizo una fortuna vendiendo visas, en cambio el embajador Lagumi en Berlín practicaba esta orden al pie de la letra y sus cónsules, por ejemplo el cónsul Daneri en Hamburgo se quejaban amargamente porque decían: “Lagumi, usted nos prohíbe vender visas, en cambio Caram los deja a sus cónsules lucrar..”. Y allí existe esta contradicción que vemos hoy en día, que a pesar que existía esta orden secreta la Argentina se convirtió en el país que más judíos recibió en aquella época. Pero creo que lo importante del acto de junio en la Casa Rosada y el acto de hoy es que hoy sabemos que eso fue así porque los que entraron en realidad entraron ilegalmente, o mintiendo que eran católicos, o cruzando la frontera a hurtadillas desde Bolivia, desde Paraguay, o desde Uruguay. Entonces veo que con respecto a mi trabajo siempre desea dar a su trabajo la mayor repercusión y creo que de alguna manera aquí se salda una deuda del Estado argentino, con la comunidad judía en particular y con la sociedad general, incluyendo a los no judíos, porque este es un estigma que nos toca a toda la Argentina; y creo que la única manera...yo tuve muchas discusiones con diplomáticos, vengo de una familia de diplomáticos, mi abuelo es diplomático, mi padre, mi tío...Y cuando yo empecé estas investigaciones mucha gente de Cancillería me decía: “lo que vos estás haciendo va a hacer quedar mal a la Argentina, porque esto lo que hay que hacer es taparlo”. Y yo siempre les contestaba: “lo único que puede avergonzarnos...no nos puede avergonzar ni hacer quedar mal algo que ocurrió hace sesenta años; solamente nos puede hacer quedar mal si nos pescan a nosotros destruyendo la evidencia hoy en día”. Y creo que este año al final se produjo como un (no se escucha porque alguien tose al micrófono)...el proyecto testimonio de Beatriz salió en el año 98, mi libro salió en el 2002 y hubo mucho tiempo y mucha presión ante las autoridades hasta lograr esto que es tan importante que es demostrar que hay una realidad histórica a la cual uno puede llegar y tocar con la mano, y también para la comunidad en particular que es el tema que se plantea aquí hoy en estas oportunidades, el tema de la identidad, creo que esto es tan tan importante; de poder hoy decir con la frente alta: ”yo entré ilegalmente a la Argentina”. Y también para mi poder decir con la frente alta: “mi abuelo hizo todo lo posible para que no entraran, pero yo me diferencio de aquello...”, sin dejar de sentir lo que sienta por él por una cuestión de familia pero de trazar una línea en la cual la lealtad hacia la sociedad en general y el derecho a la verdad para la sociedad en general sea más importante que el derecho particular. Pepe Eliaschev. Bueno, la palabra de Uki Goñi. La palabra ahora de Beatriz Gurevich.

Beatriz Gurevich -Hay un punto en el que voy a recaer, que fue anunciado por Uki, y es el privilegio que siento de poder estar sentada acá en este acto de reparación, en el que por un lado hace que aquellos que hacemos trabajo casi de laboratorio porque es nuestra vocación y de repente escribimos cosas que se leen o que no se leen se convierta en algo que tiene una trascendencia que va más allá del mérito intelectual o del intercambio intelectual. Sin duda ...(silencio)...ahora sí se escucha bien?. Como decía, este acto de reparación hace que aquello que ha sido una vocación que puede tener o no mérito intelectual, que es fruto de un intercambio intelectual de repente se convierta en un acto trascendente. Yo soy judía, a diferencia de Uki, judía de segunda generación argentina, viví en una casa en donde el tema de la Shoá prácticamente no se habló, y lo fui descubriendo con los años. En el año 92, cuando se abrieron esos presuntos archivos nazis, encontramos legajos semi vacíos, y la frustración no fue sólo local. Como decía Uki, eso que se pretendió ocultar se convirtió en la punta del iceberg que dio paso a una cantidad de comentarios en todos los diarios del mundo, desde el New York Times hasta el Washington Post, Liberté, diarios que no quiera recordar. Y ahí empezó el trabajo que menciona Uki que fue la construcción de ese archivo histórico que se llama proyecto testimonio que se hizo en el seno de la DAIA y que me tocó porque era directora del Centro de Estudios Sociales la posibilidad dirigirlo. A medida que se iban acumulando documentos tuvimos que ir estableciendo las mediatizaciones necesarias. Por un lado, para ser objetivos en el análisis frente a un tema tan sensible y por el otro lado, porque era tan doloroso que casi la sala de trabajo se convertía como en un quirófano, donde el chiste y la broma eran frecuentes, porque había que despegarse. Y recuerdo ahora en al año 93, estando en la Universidad de Londres conocí a Zigmunt Baumann, y Baumann acababa de escribir un libro que se llamaba, se llama “El holocausto y la modernidad”, y voy a traer esta historia que la conté justamente en el acto que se hizo el Presidente de la Nación porque me parece pertinente para poder seguir. Baumann escribió ese libro, y por él recibió el premio: “Amalfi” en Italia. Y me contó la siguiente historia. El era rector de la Universidad de Varsovia, viajó a Londres en el año 37 por una cuestión estrictamente profesional, y estando en Londres se produjo la invasión; y allí se quedó. Pasaron los años, se desató la guerra, la llamada Solución Final, y también el fin de la guerra. Finalizada la guerra conoció en Londres a una exiliada que había vivido en el ghetto de Varsovia, se llama Yanina, que se convirtió en su esposa, y con ella casó, tuvieron dos hijas. Y el pedido de Baumann era: “no me hables de esto, no quiero escuchar, construyamos el futuro, pensemos para adelante”. Y del tema no se habló. Y no se habló casi durante dos décadas. Cuando las hijas crecieron Jeannina le dijo a su marido, un emérito profesor de la Universidad de Londres y de elite: “me tomo un año de vacaciones, pienso escribir”. Y escribió un libro que se llama: “Invierno en la mañana, la experiencia de una adolescente en el ghetto de Varsovia y después”. El libro sentó, se tradujo a trece idiomas y ella se lo entregó a su marido. Se lo entregó a su marido, él lo recibió, lo agradeció, lo colocó en la biblioteca y allí lo dejó. Pero un día ya le resultó difícil mirar a la cara de su mujer, y tomó el libro y lo leyó. Y allí descubrió que lo que había pintado Jeannina no era un cuadro sangriento, era una ventana a través de la cual se podía entrever la modernidad en sus aspectos positivos, y en otros que no lo fueron. Y esto se vincula con lo que yo sentí a medida que iba conociendo la documentación, que se iban acumulando los archivos del proyecto testimonio. También resulta ser una ventana que permite mirar a la Argentina a lo largo de décadas en sus aspectos positivos, en sus aspectos problemáticos, en la visión de la ilegalidad instituida al interior de las propias instituciones. Y voy a hacer una breve referencia a lo que dijo Uki cuando habló del ingreso de nazis. Resulta que casi fue un chiste pensar como fuimos descubriendo las tramas secretas de aquella época. Recibimos un legajo que nos entregó la Cancillería, un pedido de extradición a un periodista Pierre Dayes y vemos que Cancillería quiere otorgarle la extradición a este criminal de Guerra nazi y de repente hay una firma Francovezzo que rechaza el pedido de extradición. Buscamos entre los funcionarios de la planta funcional, de la planta de Cancillería, buscamos en nuestras reparticiones, Francovezzo no existe. Pero es su firma la que prohíbe la extradición. Y así nos enteramos que al interior del Ministerio del Interior y en la Dirección Migraciones había un cuerpo de asesores confidenciales que estaban, digamos tenían poder paralelo al Director de Migraciones y que era una comisión de ex criminales de guerra, bueno hablo criminal de guerra porque está comprobado que eran los que autorizaban el ingreso de nazis. Por otro lado nos encontramos repetidamente cuando mirábamos la sección certificaciones, que estaba dirigida por Ian Durkansky, criminal de guerra que también se negaba el derecho de ingreso a los judíos o debían falsear su verdadera identidad. Y tantas otras cosas y tantos gestos de tantos hombres como Bernardino Hon, Anastasi, tantos otros que los debates parlamentarios del 39 realmente clamaban para que la Argentina permitiera el ingreso de todos aquellos que según le memoria de Migraciones del 39 no debían ser autorizados, que eran los refugiados, entre comillas, y esto ahora es textual aquellos elementos que Europa expele. Pero sí pudieron en el Parlamento argentino en aquella época en unas .... (no se entiende) que defendían el ingreso de esos refugiados que en la memoria de Migraciones se llamaban....(no se entiende). Bueno, en esta serie de matices, fueron épocas difíciles, y estas contradicciones, problemas no se suscitaron solamente en la Argentina. En el año 1998, viajé a Estocolmo, cepillando la historia a contrapelo, como diría Walter Benjamín, encontré en papel cebolla, como pasaba en aquellas épocas, como no había computadoras la burocracia hacía cantidades de copias, unas se perdían., otras permanecían, y esto permitió encontrar el documento. Yo tengo que decir: “Gracias, gracias a la gestión de aquellos”, porque yo en un principio no creí en la necesidad de cambiar, me parecía que el documento histórico tenía que estar como había sido en aquellos tiempos. Creo que no dimensioné el significar igual que seguramente había visto Diana de lo que significa recuperar un aspecto de la identidad que fue la causa por la cual debieron exiliarse, por la cual masacraron millones de personas, por la cual tuvieron que mentir al ingresar. Y creo que esta reparación a mi me retrae a una palabra hebrea que es teshuvá. Teshuvá que tiene que ver con el concepto de la biblia que dice que el perdón se otorga a partir del acto de arrepentimiento acompañado de la reparación. Creo que aquí en estos momentos y con este acto realmente abre un escenario que para la historia y el mejoramiento de nuestro país es fundamental, es ejemplar. Muchas Gracias.

Pepe Eliaschev -Muchas gracias Beatriz por tus palabras, también para Uki el agradecimiento. Vamos a proceder entonces a la entrega del testimonio, el Sr Director de Migraciones, el Dr Ricardo Rodríguez, y la Presidenta de Generaciones de la Shoa en Argentina Diana Wang.

Ricardo Rodriguez -Yo pensé en esto mucho hoy y realmente creo que voy a pedir disculpas por no tener la facilidad de los que me antecedieron, pero a medida que pensaba en este tema, quería escribir más y más y quería tener muchas horas de hablar. Yo creo que hace no sólo a todos ustedes, sino hizo a toda una política migratoria argentina. Nosotros consideramos que contra todo argentino...por eso les pido disculpas que lo lea porque fue la forma que más sucintamente pude expresar lo que yo sentía. A esto tendría que aclarar que tuve una charla de muchas horas con Diana, horas que nos emocionaron, horas que a veces nos permitió a uno averiguar qué había pasado con su familia. Y esto medio se repetía por distintas circunstancias y en otras situaciones, no?; pero también me encontré con lo que mencionaban recién, ese pacto de silencio entre aquellos que supieron no hablar, fue mi caso particular. Entonces consideramos que contra todo argentino desde su nacimiento se obligó a extenderle una mano a los necesitados del mundo y un maravilloso ejemplo de amor. Bajo ningún concepto nadie puede arrogarse la autoridad de violar el precepto constitucional fundacional. La introducción de cualquier exigencia que vulnere la libertad de una persona fundada en la necesidad de la misma de sobrevivir obligándolo a mentir o a mantener una reserva mental es totalmente inadmisible. Más cuando se ataca la identidad y sus propias creencias. Los actos de los Estados a los hombres deben hacerse conforme a un contexto de estricta justicia y de respeto a los otros; no se trata ya de un problema migratorio sino de un tema social. Cuando esto sucede nace la obligación del Estado de restituir los derechos y la competencia administrativa de revocar las exigencias civiles. Cuando el Presidente de la Nación y el Sr Ministro del Interior nos puso a cargo de la Dirección Nacional de Migraciones nos solicitaron expresamente dos cosas: que pusiéramos el énfasis en generar acciones basadas en el respeto a los Derechos Humanos de los inmigrantes futuros, y a fortalecer los lazos que nos unen con quienes los precedieron. En eso quisimos alentar el reconocimiento de lo que ellos han hecho, de lo que ustedes hicieron. Intentamos transmitir a los recién llegados al mundo la sensación de que se incorporan a una corriente que proviene del pasado y que continuará. Tenemos que afianzar la sensación de que el mundo continua con nosotros y que no terminará con nosotros. Hay que hacer cesar el desprecio por la historia y el desinterés quienes nos seguirán. Mucho de lo que nos sucede se explica por ese desarraigo histórico, por la falta de percepción de la inserción de nuestra vida en una corriente que la trasciende y que viene desde muy lejos y que se proyecta hacia delante. No es admisible que nuestro pasado muestre máculas de intolerancia sin resolver. Para seguir cumpliendo con esta premisa debemos escapar de la prisión soberbia del yo, reconocer las equivocaciones del pasado, y ejecutar las acciones que correspondan para repararlas. Creemos que hoy cumplimos con nuestra intención incorporándose a una historia que nos antecede y que a ella es a la que le debemos portar la contribución de la obra que es nuestra vida. Muchas gracias. Pero más que muchas gracias perdón, pero acompañado con el requisito bíblico del sincero arrepentimiento. Ahora una copia autenticada de la resolución, la leerías?, me gustaría que la leas.

Pepe Eliaschev -Bueno, entonces vamos a leer de manera pública, no es tan extensa así que es accesible, y como acaba de explicarse vale la pena hacerlo. Se trata de un texto que tiene el escudo de la República Argentina, Ministerio del Interior, Dirección Nacional de Migraciones,

“Buenos Aires 11 de Julio de 2005. Visto el expediente Dirección Nacional de Migraciones SO2 número barra 2005 del registro de la Dirección Nacional de Migraciones organismo descentralizado en la órbita del Ministerio del Interior, las leyes 25.871 y número 26.326, y considerando que según surge del expediente citado en el visto la extranjera Diana Wang, Presidenta de Generaciones de la Shoá en Argentina ha solicitado la rectificación del asiento de su religión inserta en los registros existentes en esta Dirección Nacional; que la misma manifiesta que debida a su corta edad no pudo en ese momento expresarse por sí misma, siendo su voluntad reemplazada por la de sus padres, en carácter de representantes legales, que la manifestación de sus padres se ha hallado influenciada por la vigencia de la Circular Número 11 de fecha 12 de Julio de 1938; que fundan lo expuesto teniendo en consideración que durante la vigencia de la citada Circular, hoy derogada por el Gobierno Nacional, se impedía el ingreso al país de inmigrantes de religión judía, razón ella que obligaba a los mismos a no manifestar su real profesión de fe para poder ser admitidos al territorio nacional; que en referencia a dicho pedido se entiende de toda justicia proceder a la rectificación del asiento atento a la obligación del Estado Nacional de tener en debida forma los registros públicos, y en razón al asentamiento de los mismos de una religión distinta a la que efectivamente confesaban, que en consideración a las especiales particularidades de estos casos que han motivado a inmigrantes judíos a proceder en forma similar a la descripta por la causante, corresponde establecer un mismo curso de acción para casos análogos, eximiendo del pago de las tasas vigentes a las rectificaciones que se soliciten; que la Dirección de Asuntos Jurídicos de la Dirección Nacional de Migraciones ha tomado la intervención que le compete; que la presente medida se dicta en virtud de las atribuciones conferidas por el decreto número 1410 de fecha 3 de Diciembre de 1996, y el artículo 29 de la ley 25.565; por ello el Director Nacional de Migraciones dispone artículo primero: téngase por fundada la petición y en consecuencia rectifíquese respecto de la extranjera Diana Wang la religión “católica”, insertada los registros de General de Migraciones, por la de “judía”. Artículo segundo: exímase a la extranjera mencionada en el artículo anterior del pago de la tasa correspondiente al trámite solicitado. Artículo tercero: establézcase que para futuros casos análogos al presente la solicitud de la rectificación de los datos religiosos de las personas en orden a los mismos hechos y circunstancias mencionadas en el presente deberán ser incorporados al expediente citado en el visto y ser resueltos si correspondiere de conformidad con las previsiones contenidas en la presente. Artículo cuarto: pasen las actuaciones; comuníquese; publíquese; archívese. Firmado Dr Ricardo Eusebio Rodríguez, Director Nacional de Migraciones, Ministerio del Interior, Dr Marcelo Mamberti, Director de Asuntos Jurídicos, Dirección Nacional de Migraciones”. Esto es entonces, hay un añadido donde...puedo leerlo?. Dice: “Positivo de radicación, fecha 12 de Julio de 2005. Apellido Wang, nombres Diana. Nacionalidad: polaca. Fecha de llegada: 4 de julio de 1947, radicado desde el 4 de julio de 1900 también 47, rectificado religión judía. Tomo cuatro, folio cien, orden 779, rectificado en la lista de pasajeros”.

Ricardo Rodríguez -Algo más Diana con todo cariño y hablando de esa historia que decíamos y que hablaba Uki, también lo decía, debemos dejar copia de la totalidad del expediente, porque creo que hace al reconocimiento de (alguien tose y no se entiende), y sobre el cual volvemos a pedir perdón.

Diana Wang -Yo no lo puedo creer, yo no puedo creer lo que escuché, yo no puedo creer que está el escudo nacional en esto que leyó Pepe, estoy haciendo fuerzas para no llorar porque es un papelón, mientras se leía la resolución, vinieron en tropel imágenes, no tiene nada que ver con lo que pensaba decir, pero vinieron en tropel imágenes. Mi mamá me contaba que al principio cuando todavía podían caminar en su pueblo, en Stryj, en Polonia en la invasión nazi, ella sacaba a pasear a su hijito en un cochecito, a Zenus, y cuando la reconocían como judía le tiraban piedras y le decían: “los judíos tienen que ir por la calle como los caballos”, y tenía que bajar con el cochecito. Me contaba que ella no sabía lo que le iba a pasar después, pero que fue su humillación máxima que con su hijo tenía que bajar de la vereda a la calle donde iban los caballos. Me acordé de esto. Decía: “mamá mirá lo que está pasando...”, hablando con ella, no?, “mirá lo que está pasando”. Cuando entramos a la Argentina, el hecho de tener que declararnos católicos no era un problema para nosotros, es muy loco todo esto. Era un precio baratísimo para pagar después de lo que había sucedido para que nos dejen entrar en un país estudiar, trabajar, desarrollarnos, armar nuestras familias, vivir bien; vivimos muy bien acá. No hay quejas. No hay quejas grandes. En aquel momento el declararse como católico era tan lógico, recuerdo que mis padres decían: “nada más que eso hay que decir?”. Entonces mi mamá en Europa se compró una mantilla, se compró un catecismo de nácar, y compró un rosario también de nácar que hacía juego porque era muy elegante, y entonces ella bajó del barco con la mantilla, con el rosario envuelto en la mano, y el catecismo pensando que era...”este país es de chiste”, decía mi mamá, “uno dice que es católico y le creen”, es decir, no puede ser. Era...no era grave, no era importante, venían de una realidad en donde ser judío había sido penado con la muerte. Entonces una mentirita blanca no costaba nada. Otra imagen que se me cruzó fue cuando estando en sexto grado, la bandera de ceremonias de la escuela, una escuela en Floresta, una escuela pública por supuesto, como se usaba en esa época que todavía la 1420.... Cuando la bandera de ceremonias estaba hecha jirones y hubo que cambiarla. Entonces la ceremonia se llamaba “Entronización de la bandera”, y yo fui la abanderada. Yo sostuve la bandera en toda la ceremonia con mi mamá y mi papá sentados en el público, yo me imagino que el pecho les reventaba de orgullo y de alegría de que en este país yo, extranjera y judía era abanderada cuando se entronizaba la bandera de la escuela. Para ellos no era un problema ser inscriptos como católicos. Empezó a ser un problema para mi y para los de nuestra generación. Cuando nosotros lo comentamos entre muchos de los sobrevivientes mayores, me miran medio raro: “y qué importancia tiene que diga católica, que no diga?”. Para nosotros, para nosotros sí empezó a tener importancia. Nosotros no nacimos en Polonia, nosotros nacimos en la Argentina, nosotros aprendimos al menos la retórica de la libertad, el preámbulo de la Constitución, y lo creímos y lo tomamos por cierto. Y de pronto no sé que pasó, toda esto despertó...el libro de Uki, la derogación de la Circular 11, en donde prendió en nosotros el deseo de...Mi primer deseo era anular el tema de religión, pero no se puede anular en la columna..., en el registro había una columna que decía religión, para qué poner religión?; pero dado que no se podía por lo menos que me pongan lo que soy; que no tengo por qué estar inscripta de otra manera. Entonces bueno, en este momento si mis padres estuvieran vivos no me creerían, no, no me creerían, mi mamá me diría que estoy psicótica, que estoy soñando, que esto no puede pasar en ningún lugar del mundo. Y la otra cosa que quiero decir es que esto no lo pedí para mi, esto lo pedí para todos nosotros; y por una cuestión legal que no entiendo bien pero no importa, no se podía hacer una cosa para todos, y entonces se transformó esto en un leading case, y bueno, y todos pueden adscribirse a esto. Lo único que puedo decir...no lo puedo creer, y no sé a quién agradecer, supongo que el esfuerzo ha sido conjunto. El esfuerzo en nuestro grupo, el apoyo, el apoyo inmediato del ministro del exterior, cuando le dije a Aníbal Fernández fue inmediato, inmediata su respuesta, y este proceso se puso en marcha. Bueno, entonces aplaudo...critico cuando las cosas se hacen mal y aplaudo cuando algo se hace bien. Así que bueno, este es un momento muy importante para todos nosotros y me alegro de que lo estemos compartiendo. Gracias.

Pepe Eliaschev - Nos dirigirá la palabra el distinguidísimo abogado, docente y constitucionalista, el Dr Daniel Sabsay que quizás nos permita también ver el encuadre que toda esta historia que estamos hoy recuperando tiene; sobre todo tan importante esto último que contaba Diana que para que una situación global pueda quedar conforme al reclamo, tiene que arrancar en un reclamo individual.

Dr Sabsay. Daniel Sabsay -Muchísimas gracias Pepe. Yo que estoy acostumbrado a hablar muy seguido en público me cuesta saber en este momento cómo engranar la conversación, porque estoy muy conmovido, y lo que uno racionalmente quiere explicar en función del conocimiento adquirido parece frío frente a la importancia del momento. No obstante eso, voy a tratar de hilvanar algunos conceptos vinculados con la que apareció en varios momentos; tanto el Dr Rodríguez como Diana citaron a la Constitución. Hablaron del Preámbulo, de ese Preámbulo vinculado a su vez a la escuela pública, a un país que sin ninguna duda exhibió un talante de gran generosidad y de crisol de razas; pero en donde pese a ello anidaban esta suerte de abscesos a través de determinadas máscaras. Porque lo grave es, a mi modo de ver, lo no dicho, lo escondido, la media verdad. La necesidad inclusive en esa Circular de utilizar el término “indeseable”. No se dice abiertamente: “no pueden ingresar judíos y refugiados políticos” de algún signo del que se consideraba que era malo para la argentinidad, se habla de ese término “indeseable”. Y curiosamente el término “indeseable” aparece en muchos otros documentos en esa época. Yo le comentaba a Diana que justamente en el marco de la CEANA me tocó con un equipo investigar la influencia del pensamiento nazi sobre la jurisprudencia argentina de 1933 a 1958. Y les voy a contar un poco la experiencia porque habla también de esta suerte de hipocresía, por qué no decirlo. Cuando nosotros comenzamos la búsqueda tratamos de hacerlo a través de determinadas voces. Las voces son los términos a través de los cuales se va acuñando, seleccionando y agrupando los antecedentes de jurisprudencia. Pensamos que si buscábamos señales de antisemitismo podría aparecer a través de los términos judío o antisemitismo, o persecución racial. Bajo esa primera faceta no aparecía absolutamente nada que pudiera ser sospechado de algún modo de discriminación. Debimos transformar sucesivas veces porque no nos convencía que no hubiese habido en esos años algún tipo de filtración de pensamiento y así fue. Cuando trabajamos sobre voces como ciudadanía, inmigración, inclusive marcas...Y voy a contar un caso muy interesante en el tema marcas, ahí si fluyó claramente la influencia de la ideología nazi. Y por ejemplo para la expulsión de extranjeros, cuando se judicializa el tema, el modo, le diría prácticamente el tamiz a través del cual en la jurisprudencia es la voz que resume el rechazo a que esa persona permanezca en el país es precisamente que se trata de un elemento indeseable y que no contribuye al desarrollo de nuestra nacionalidad. Por el contrario, es un elemento disgregador que debe ser rechazado dentro de la Argentina. Y claramente cuando uno estudia los casos, porque primero uno lo ve en los resúmenes, y además nosotros buscamos a través de apellidos que fueran claramente de resonancia judía, vemos que esto se reproduce con aquellos que provenían de republicanos españoles, de personas que huían durante el franquismo, se utiliza exactamente la misma terminología y el mismo modo de rechazo. Son como filtraciones que aparecen dentro de, digamos, de los fallos de jurisprudencia. Y lo interesante para que trabaje el derecho constitucional que eso bajo cubierta está en la Constitución, donde el principio de igualdad es una especie de credo supremo. La no discriminación es el correlato del principio de la igualdad es obviamente lo que implica el corolario a lo que conduce la igualdad. Sin embargo magistrados introducen esta terminología para producir serias desigualdades, que inclusive significan el rechazo a ciertas personas que se sabía que canina bajo distintos regímenes en la muerte segura. Es realmente un acto perverso de parte de la frialdad de aquel que imparte justicia y que puede tener increíble cinismo y poder de distorsión de lo que una norma como gran producto de civilización tiene por misión y por objetivos. Aparecen también determinados conceptos que tienen que ver con la eugenesia, es decir, la idea de los elementos necesarios para el mejoramiento de una raza. En una cantidad de sentencias aparece también la invocación de que estos elementos no son útiles para la formación de lo que sería una suerte de raza, o de identidad nacional; y eso se reproduce en muchas causales distintas. Hace muy poquito se publicó como me pidieron en el capítulo eso Jurisprudencia Argentina, que como ustedes saben es una de las más célebres e importantes revistas de jurisprudencia en el suplemento de investigaciones. Yo acá le daba a Diana, le voy a dejar tres ejemplares, porque me parece que es muy interesante que esto se difunda. Pero un caso que es particularmente interesante es el caso de una persona que pide en la Secretaría de Industria, la sub Secretaría de Industria, la posibilidad de registrar la marca “Antinazi”, y en la secretaría, la Dirección de Marcas y Señales se rechaza el pedido, porque se considera que es un modo de disolver una determinada ideología, que no se puede , que no se identifica con lo que es la esencia de una marca el permitir la posibilidad de denostar una determinada ideología. Con lo cual la marca “Nazi” hubiera sido aceptada. La voy a leer textualmente porque es muy interesante, realmente cuando nos encontramos con el equipo, que trabajaba con dos excelentes abogadas jóvenes, la Dra Andrea Kochac y la Dra Julieta Rossi, decían: “pero mirá”, venían felices, “encontramos por Marcas y Señales y encontramos esta maravilla”. Fíjense los considerandos finalmente del fallo de Cámara, que es el que va confirmando pero le agrega muchísimo más salsa a la cuestión. Dice: “no es posible admitir que los conflictos ideológico-políticos sean llevados al terreno de las marcas de fábricas desvirtuándose la finalidad de la ley. Y así sucedería con el registro de cualquier marca que refleje claramente un propósito de oposición a un régimen político a una tendencia política. Por ello es que del mismo modo que no resulta registrar “Antinazi” tampoco lo serían “Antirradical”, “Antilaborista”, “Antiperonista”. Y en cambio pudiendo serlo “Radical”, “Democracia”, etc”. No se anima a decir nazi, pero en el etcétera es como lo de indeseable, no es cierto?, está lo no dicho pero que es toda una definición, porque aún cuando tengan vinculación con principios o partidos políticos, no expresan por sí mismos un propósito antagónico. Bueno, yo creo que es una verdadera perla. Hay también un caso muy interesante de una denuncia que se hace contra quien era el jefe del partido nazi, el nacionalsocialista, que había creado una sede acá, y donde finalmente quienes lo denuncian terminan siendo juzgados por falso testimonio. Después los sobreseen, pero es en pleno nazismo, y habla evidentemente de lo subrepticio, es decir lo que no se comparece con la foto de nuestra Constitución, de nuestro Preámbulo, de nuestra voluntad de que todos aquellos que quieran habitar suelo argentino tengan las puertas abiertas es una contradicción muy muy curiosa. Yo creo que lo que nos da la posibilidad de este trabajo, fundamentalmente yo estoy acá como una especie de gozador, pero el trabajo se lo debemos a Gurevich y a Goñi, que son los que realmente llevaron la médula, y el trabajo se lo debemos a Diana y al Director de Migraciones que produce este acto tan preparatorio, es poder observar en nosotros argentinos qué nos pasa en esto que tiene que ver con nosotros y que nos atraviesa, y que yo lo veo también fuertemente en relación a los pueblos originarios, es decir a los aborígenes del pueblo argentino, que se da también un doble discurso notable; es decir, hay un reverdecer que yo celebro, pero si nosotros recordamos aún en la escuela pública lo que básicamente se nos daba como mensaje es la negación del aborigen. No hay indios en la Argentina ni negros, por supuesto, y parecía como que todavía había que celebrarlo. No sólo era horrible el hecho de que fuera bueno porque no existiesen, sino que además era mentira. En ese sentido creo que hay un acto reparatorio muy importante que es una cláusula constitucional que desde el 94 reconoce como modo reparatorio una cantidad de derechos de estas comunidades, claro que todavía la reglamentación, y a nivel particular entre las provincias, se hace desear mucho y no se logran los beneficios que se quisiesen. Pero de todos modos ha permitido el levantar también una capa de lo no dicho y que implica discriminación, y que implica además la dificultad del término que usa el Canciller en su carta es “la alteridad”, es decir lo que en la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires es sacado de la ideología de un gran constitucionalista que falleció hace poco que es nuestro gran maestro, Germán Bidart Campos. Él hablaba de la otredad, del derecho de ser uno mismo, de lo que uno es como persona digna y como un matiz distinto que embellece una sociedad por, precisamente, esos matices y esas posibilidades de progreso a partir de las diferencias. La diferencia reconocida como una gran riqueza de una sociedad civilizada, plural y democrática. De ninguna manera como un problema porque las diferencias generan distintos ruidos y eso no permite una socialización común. Las sociedades más desarrolladas en todos los aspectos son aquellas que logran el afianzamiento a través del reconocimiento de todos sus componentes y del aprendizaje de todos esos componentes. Hoy seguramente en la Argentina estamos dando un gran paso adelante, porque nos estamos mirando para adentro, estamos corrigiendo a partir de este acto simbólico algo muy profundo, y que no por casualidad nos emocionó tanto a todos, y de ese modo permitimos que lo que la Constitución dice sea una realidad entre la conducta y la norma, el ser y el deber ser. Así que muchas gracias por dejarme participar de este acto, muchas gracias por permitirme...(no se oye por los aplausos)...un vehículo para la reparación de aquello que hace daño.

Pepe Eliaschev -Bueno, con su habitual generosidad Diana me pide, como si fuese posible tal cosa, que yo cierre con unas palabras de ciudadano. Es una hermosa palabra, y de eso podríamos hablar mucho. Y de eso quiero aferrarme para muy brevemente decir apenas un par de conceptos, que no creo que lleguen a ser ideas; porque efectivamente esto que aconteció aquí de modo protocolar esta noche es un acto de afirmación ciudadana en la perspectiva de un acto de afirmación humana. Apareció esta noche aquí la palabra “recuperación”, y la palabra “reparación”. Las mencionaba Beatriz Gurevich y me parece que es un concepto central que le da el tono y el denominador común a lo que hoy ha sucedido. Quisiera preguntarme en voz alta, como si estuviese reflexionando solo pero con muchas personas que me están escuchando, de dónde venimos y a dónde vamos. Qué nos dice esto de nosotros?. A todos nos ha pasado que en cierto punto de nuestras vidas, cuando ya la adolescencia queda muy lejos, ciertas nociones exageradamente optimistas que inundan nuestra juventud comienzan a ser dejadas de lado. Aprendemos que la condición humana es muchísimo más indeseable de lo que imaginábamos, que los seres humanos somos capaces de torturar, de exterminar, de suprimir, dividir, de discriminar, verbos todos que no conjuga el reino animal. Y cuando se habla de una conducta animal para caracterizar lo malo que hacemos los seres humanos, yo me permito siempre recordad en mi función de periodista, los animales no torturan, las cámaras de gases de las que los judíos fuimos víctimas en nuestros ancestros y los parientes muy cercanos fueron invento de los seres humanos. Ni el más salvaje de los animales mata por el sólo hecho de suprimir y de gozar sádicamente del sufrimiento de los otros. Si la película se detuviera esta noche tendríamos derecho a decir: “venimos bien”, porque si bien es cierto que muchos judíos entraron a la Argentina aunque sea al precio de mentir, como nos explicaba Diana, era para ellos que se salvaban del horror algo bastante barato y poco trágico, también es cierto que efectivamente hoy se produce a través de esta reparación un sinceramiento, como para usar una palabra muy de la época, un blanqueo con la propia condición, un salir afuera del ropero de la vergüenza que nos habla de un proceso positivo. Y yo en esto me quiero detener. Somos y somos sombras. Si a la Argentina la miramos en el curso de los últimos 22 años desde que hemos recuperado las instituciones de la democracia yo no tengo dudas en decir, a veces no son muchos los que así piensan, que pese a todo y a las desgracias que han acontecido el saldo es claramente positivo, porque el silencio se fue levantando, no lo levantó un gobierno en particular, es un producto de la sociedad civil argentina. Se empezó con los juicios a las juntas, se siguió con los castigos, se dio marcha atrás, se volvió a avanzar, se sigue avanzando. Todo esto forma parte de una verdad que es inevitablemente transición y dinámica. Lo que el actual gobierno ha hecho a través de este episodio es enormemente valioso. Se ha puesto a tono con lo que la época reclama. Es un acto de reparación. Viendo así las cosas uno siente el corazón lleno de optimismo, porque el derecho a que ese papel diga que la señora es judía parece francamente una niñedad ante los horrores de la vida cotidiana: la indigencia, la marginalidad, la pobreza. Todos los jinetes del Apocalipsis que han atravesado los argentinos. Y sin embargo me opongo a pensar así. Es muy importante. No es contradictorio con otros reclamos que debemos hacer. Es muy importante lo que decía Sabsay respecto de los pueblos originarios. Es importante que lo digamos en una sede judía pensando desde nuestra trayectoria y nuestra identidad judía; que en definitiva esta es una de las características centrales de nuestro pueblo, la sensibilidad siempre permanente para los excluidos, para los suprimidos y para los ignorados. Yo me siento un privilegiado por haber estado esta noche acá, felicitarlos y ojalá que podamos seguir viendo en esta clave tan afirmativa y tan fornida de optimismo en el futuro los pasos por dar como sociedad. Muchas gracias.

Ricardo Rodríguez -Yo me permitiría recordarles que esto no termina acá. Lamentablemente esto que Diana pasó en algunos otros momentos de la historia rebrotó en nuestro país. Y estos efectos los tenemos con nuestros hermanos latinoamericanos. Nosotros tuvimos una terrible ley de Inmigraciones totalmente expulsiva. Lo único que fue Migraciones fue una fábrica de ilegales. Empujamos a nuestros hermanos latinoamericanos al costado, a la desaparición, al delito tal cual hicieron con ustedes les quitamos lo peor, le quitamos su identidad. No les permitimos documentarlos. Fueron balances de comisarías portados por portación de cara, y hoy en este país lamentablemente según nuestros cálculos tenemos alrededor de 350.000 a 500.000 seres humanos que tiene que trabajar en negro, que no pueden acceder a la educación. Hoy si pueden porque a partir de enero de 2004 cualquiera sea el estado migratorio de un inmigrante tiene acceso a la educación y a la salud. Es la ley que mencionábamos en este caso que también nos permitió ver esto. Pero creo que son muchas las cosas que todavía debemos trabajar para terminar esas ignominias de las diferencias de lo que bien decía la inmigración: respetar al otro que ahí vamos a empezar la paz. Perdón mi interrupción pero creo que correspondía decirlo.

 

(*) Nota: la desgrabación es textual y sujeta a lo audible en la cinta; los apellidos de algunas personas mencionadas pueden estar mal escritos, por lo que esperamos ser disculpados.

Carta de Rafael Bielsa

Ministerio de Relaciones Exteriores Comercio Internacional y Culto

Canciller Dr. Rafael Bielsa.

Ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto.

Buenos Aires, 19 de septiembre de 2005.

 

Señor Director Nacional de Migraciones, Dr. Ricardo Rodríguez,

Sra. Diana Wang, Presidente de Generaciones de la Shoá en la Argentina,

Señores Uki Goñi, Beatriz Gurevich, José Eliaschev y Daniel Sabsay,

Estimados amigos:

La entidad que nuclea las Generaciones de la Shoá en Argentina ha organizado este acto reivindicatorio de la inmigración judía en nuestro país. En adición a la derogación de la Circular 11 el pasado 8 de junio por parte de la Administración del Presidente Néstor Kirchner, se realiza ahora el Acto de Entrega de la documentación que permite que los inmigrantes judíos que arribaron a la Argentina y tuvieron que declararse católicos, rectifiquen esos datos y sean inscriptos como judíos. Este evento —al que compromisos asumidos previamente me impiden asistir- dista de ser un mero acto administrativo y simboliza claramente la decisión del Estado Nacional de reparar una grave injusticia y un error histórico. La Argentina es consecuencia de la inmigración aluvional que llegó a este país buscando un sitio para vivir en paz, desarrollar sus oficios y celebrar sus costumbres. Una visión absurda de la argentinidad pretendió que esas corrientes inmigratorias obedecieran a un cerrado canon étnico, religioso y cultural, para fundar un cuerpo social falsamente homogeneizado. Esta visión de nacionalismo blindado, n la búsqueda de un Espíritu Nacional protofascista, no sólo violentó las particularidades de muchos grupos humanos sino que obvió el detalle que la cultura y la religión en un aspecto fundante y cotidiano de la vida humana que no puede manejarse por Decisiones de Príncipe desde las alturas burocráticas de la superestructura estatal. Los judíos argentinos siguieron practicando sus costumbres y adorando a su Dios puertas adentro, hasta que su milenaria tozudez identitaria hizo estallar la belleza de la diferencia, el color de la alteridad, la humanidad que encierra la diferencia. La Argentina es ahora una sociedad que acepta y celebra lo distinto, que festeja la heterodoxia, que crece con el aporte humano de cada comunidad. La Argentina es ahora un país que supo reinventarse de la crisis. Una comunidad que salió del infierno, que sobrevivió a la Dictadura Militar, a la debacle económica, a la falta de liderazgo político. Este país sepulta ahora otro fantasma del pasado: el patrioterismo prepotente. Para superar todas esas batallas históricas, para terminar de encontramos, para regocijarnos en nuestra diversidad, necesitamos de todos, cualquiera sea el color de la piel y el nombre de sus dioses. El único requisito será, quizás, de ahora en adelante, decencia para trabajar, tolerancia con lo distinto y hambre, eso sí, hambre voraz de futuro. Muchas gracias.

Reflexiones posteriores a la derogación

 Primeras reacciones

El pasado 8 de junio el Gobierno argentino derogó, después de 67 años de vigencia, la Circular 11 que prohibía el otorgamiento de visas argentinas a judíos. Los que conseguimos entrar, lo hicimos declarando no ser judíos y así fuimos inscriptos en los registros migratorios. He solicitado y se me ha aprobado, la rectificación de esta declaración, expediente 3729/05 “Wang, Diana s/solicitud”.

La complejidad de ser judío. La pregunta sobre quién es uno, cuál es su sentido, origen y destino, es la gran pregunta existencial, funda todas las filosofías. Los judíos nos la preguntamos, igual que cualquiera, aunque con el ingrediente particular de nuestra múltiple pertenencia. Salvo los que viven en Israel a partir de 1948 –que tienen otros y nuevos problemas- los demás judíos coexistimos con ello y con nuestra nacionalidad, en una interacción y un diálogo de enorme riqueza. Así, en Argentina los argentinos somos judeo-argentinos/argentino-judíos. (Queda para otra disquisición cuál término va primero y qué cosa implica la sustantivación y la adjetivación en cada caso y por qué ambos podrían corresponder a la verdad), en una doble identidad. Lo judío y su cosmovisión humanística mamado en la vida familiar, se entreteje con las características culturales de nuestro país.

Ciudadanos de segunda. El contexto argentino, benévolo hacia lo judío en general, mantiene sin embargo sentimientos y sospechas antijudías larvadas, aunque frecuentemente negadas. Nadie dice, pero se sabe, que por judíos tenemos el acceso obstaculizado, prohibido, al servicio exterior, al ejército, a algunos clubes, countries, sociedades. Nadie lo dice, pero se sabe, que por judíos en la Argentina somos ciudadanos de segunda clase, que la Constitución no se nos aplica del todo a nosotros.

Repito y señalo las dos cosas: junto al sentimiento antijudío que deviene en prácticas antijudías, coexiste su negación en un ocultamiento hipócrita pues no es explicitado ni declarado ni, por supuesto, asumido.

Sucedió lo impensado. El pasado 8 de junio, con la derogación de la Circular 11, sucedió lo insólito: el gobierno reconoció en parte este estado de cosas, pidió perdón y se comenzó a caminar el camino de un diálogo que hasta entonces parecía utópico. Presente en la Casa Rosada, frente al Presidente de la Nación y a los Ministros del Interior y de Relaciones Exteriores (y Culto: ¿hasta cuándo el culto será un ministerio?), entreví, por primera vez, la posibilidad de convertirme en una ciudadana como cualquiera. Fue un comienzo que ahora se continúa con la rectificación de mi registro migratorio y mi inscripción como judía luego de casi 60 años de figurar como católica.

Se trata de un cambio simbólico pero de fuerte peso identitario. La Argentina está empezando a ser un país en el que ya va dejando de ser preciso mantener asentada la mentira sobre quien soy. Con esta medida, comienzo a ser admitida, aceptada, reconocida y respetada en lo que soy en realidad. Me confiere derechos renovados, afirma el piso bajo mis pies.

Me quedaba en “religión”. “Religión o Moral” era la frontera entre las chicas “normales” y las otras. Las judías, claro. Las judías eran instruidas condescendientemente con principios morales. Me quedaba en “religión”. Recién llegados a la Argentina, mis padres no dijeron en la escuela que éramos judíos. No querían que sufriera lo que habían sufrido ellos, que no me dejaran estudiar ni trabajar en lo que quisiera, que me persiguieran, que me quisieran matar y que en el futuro persiguieran y mataran a mis hijos. Me quedaba en “religión” para ser igual que todos en un país en el que todos sabían que los judíos no éramos iguales que todos. Me quedaba en “religión” pero el simulacro se hizo trizas por sí mismo ni bien empecé a hacer preguntas, ni bien puse a mis padres en algunas situaciones incómodas (como querer hacer la comunión), ni bien otros me señalaron con sutiles burlas mi densa y peyorativa diferencia. El recuerdo de Europa era demasiado próximo, algunas conductas del gobierno de entonces eran evocatorias de peligros conocidos y las heridas eran demasiado recientes para exponerse otra vez. Mejor no decir que éramos judíos. Por las dudas. Siempre por las dudas. Siempre ese destello en la mirada del otro cuando se hacía evidente que lo éramos. Siempre ese sutil, ligero cambio de clima en la conversación cuando mi identidad judía se explicitaba.

Parece que según el estereotipo antisemita argentino no parezco judía, tampoco lo parecen ni mi nombre ni mi apellido. Menuda suerte la mía. “No parecés judía” dejó de ser un elogio cuando comprendí la ofensa que implicaba que se dijera como elogio.

El lento “darse cuenta”. Cuando el Dr Rodríguez, el Director de Migraciones, me anunció el pasado 7 de julio que mi expediente estaba aprobado, que en breve me entregaría el acta de rectificación de mi identidad, se me vinieron encima todas estas cosas. El revuelo a mi alrededor, el azoro, la estupefacción que observaba a medida que gente querida que compartía conmigo esta situación se “daba cuenta” de que también podrían rectificarlo, de que también habían vivido todos estos años creyendo que no les importaba figurar como católicos, sacudiéndose como un polvillo transitorio la molestia del antijudaísmo silencioso y larvado, el olvido humillante de saber que se está anotado en algún lugar como católico porque ser judío no está bien, no se debe, no es bien visto, tal vez sea vergonzoso, tal vez comporte –todavía, siempre- algún peligro. “¿Yo también puedo pedirlo?” me han preguntado decenas de veces en estos últimos días. “Sí!” respondí, “pedirlo y recibirlo y mostrarlo y saberlo”. Quedará en el registro la marca de la ignominia. Quedará el “católico” subrayado en rojo, y en otra parte de la página un “donde dice católica deberá leerse judía”.

¿Por qué no me importaba? Son curiosos los caminos que nos llevan a preguntarnos preguntas, a respondernos preguntas, a preguntar nuevas preguntas. Un proceso que se potencia a sí mismo, se abre en múltiples sentidos, a menudo sorprendentes. Cada día que pasa advierto con más fuerza cuánto de esto que está sucediendo me importa esencialmente y me pregunto con estupefacción ¿por qué antes no me molestaba? ¿Por qué el figurar como católica no parecía tener trascendencia ni era materia de cuestionamientos, ni de conductas ni de molestias? Tal vez la necesidad de hallar un refugio donde continuar nuestras vidas luego del horror de lo sucedido durante la Shoá, hacía que la “mentira blanca” imprescindible para que nos dejaran entrar, no tuviera importancia. Comparado con la cultura antisemita europea, potenciado con la política nazi, el requerimiento de declarar no ser judíos, era un juego de niños en aquel momento. “Eso es todo lo que piden para dejarnos entrar?” nos sorprendíamos, como si fuera un regalo, una suerte “¿y creen lo que decimos? ¡Qué país!”. Tener que mentir era definitivamente un mal menor, una llave, una forma de seguir viviendo. Nos resultaba natural.

La naturalización e internalización de la sospecha. Sabíamos desgarradoramente que no se nos veía con ojos amigables por ser judíos. Lo tomábamos como algo natural otra vez. ¿Por qué habría de ser diferente en la Argentina, un país tan católico como Polonia, como Francia? Los judíos, parados siempre en dos culturas -la del país en el que vivimos y la que llevamos en nuestras errancias históricas-, hemos aprendido a vivir, a desarrollarnos, a pensar, a construir, a sobrevivir, en el clima antijudío (más o menos intenso, más o menos evidente, más o menos peligroso). Y viviéndolo, algo de ello también se nos hizo carne. En nuestro mismo interior podemos albergar un acusador antijudío, y hacemos arreglos con él que nos llevan a tratar de no hacernos notar como judíos, no darnos a conocer, y nos ocultamos el ligero tinte de vergüenza que sentimos vergüenza en asumir, suponiendo que tal vez de esta manera, por un instante al menos, nos sentiremos iguales que cualquiera. Este acusador interno colaboró tal vez en que nos pareciera tan natural la mentira para sobrevivir.

Aceptados y visibles. Son éstas reflexiones muy preliminares dictadas al calor de la conmoción de lo que está sucediendo. Se abren preguntas apasionantes, merecedoras de investigación y respuesta. El escarnio sobre los judíos coexistió, paradójicamente, con su invisibilización. El mundo occidental tiene esa otra deuda con nosotros, la del reconocimiento de cuánto de lo judío es constitutivo de la civilización occidental, cuánto de nuestro mundo está indisolublemente ligado a lo judío. La Argentina –en el lejano sur del sur del mundo- participó, claro está, tanto del escarnio como de la invisibilización.

Del crisol a los hechos. Las medidas que nos tienen como testigos y protagonistas, proponen espacios nuevos. Espacios y definiciones. Y no sólo para los judíos. Todos somos beneficiarios puesto que el blanqueo de los hechos, el reconocimiento, la aceptación, el pedido de perdón, son pasos que dignifican a todos y que informan a todos sobre este estado de cosas. Que la Constitución Nacional esté en camino de ser aplicable a todos los ciudadanos argentinos será en beneficio de todos los ciudadanos argentinos. Que lo que se dice se conjugue con lo que se hace tal vez pueda llevar, algún día, al profundo trabajo aún pendiente en nuestra sociedad, de reconocimiento y aceptación del otro en su otridad, honrando la retórica del crisol de etnias que tanto nos ha llenado la boca como frase hecha y que tan poco hemos aplicado en la realidad.

 

 

Circular 11 - Derogación

DEROGACIÓN EN CASA ROSADA

Finalmente la ‘Circular 11’ fue derogada en una ceremonia encabezada por el Presidente Néstor Kirchner

8 junio 2005

Derogación

Firma del canciller Bielsa

circular-casa-rosadaGoñi habla en la Casa Rosada con la presencia del Canciller Bielsa, el Presidente Kirchner y el Ministro Fernández.

La existencia de esta orden que aquí hoy se deroga, ha representado para mí un secreto de estado que con el paso del tiempo se convirtió en un secreto de familia. Esto es así porque entre los muchos diplomáticos argentinos que debieron aplicarla, estaba mi abuelo Santos Goñi, lo cual nos convirtió a sus descendientes en custodios totalmente involuntarios de un hecho abominable que hasta el día de hoy no figuraba en los libros de nuestra historia.

...'un secreto de estado que se convirtió en un secreto de familia'...

En los archivos de nuestra Cancillería sobreviven todavía notas de nuestros cónsules de aquella época, incluyendo notas de mi abuelo, comunicando como, en aplicación de la Circular 11, han denegado visas a judíos. En aquella época, en Europa, el denegado de visados constituía una condena de muerte para muchos judíos a manos de los nazis.

La historia de nuestro país ha estado plagada de convenientes silencios que permitieron la construcción de una "historia oficial" que excluía datos molestos tales como la existencia de esta circular. Así, la historia para los argentinos se convirtió en un territorio en el cual la verdad y la mentira se hicieron intercambiables. Un acto como el de hoy espero logre hacer la diferencia entre ambas más notable.

Tempranamente, algo aprendí sobre "historias oficiales" y silencios convenientes cuando, durante la última dictadura, trabajé como periodista en el "Buenos Aires Herald", el único diario del país que publicó las despariciones que estaban siendo llevadas a cabo por los militares en el momento mismo en que esto ocurría. Gracias a lo que publicamos, pudimos rescatar algunas pocas vidas de ese infierno, incluyendo las vidas de algunos niños desaparecidos cuyas fotos publicamos en la tapa del diario, presionando a los militares a devolver a estos niños a sus familias. Desde entonces, no pasa noche en la que en algún momento no piense cuantas más vidas se pudieran haber salvado si el resto del periodismo hubiera roto el silencio de similar manera.

Por eso, hoy fue para mí especialmente conmovedor recibir la adhesión y las expresiones de alegría que me han acercado los sobrevivientes de los campos de la muerte de nuestra dictadura por esta derogación, particularmente de parte de sobrevivientes de la fe judía, porque no es demasiado difícil intuir una muy cruel y anti-humana línea entre la mano que redactó esta "Circular 11" y las manos que redactaron las ordenes secretas de nuestra dictadura que tanto nos han costado. Muchas gracias.

Entrevista a Uki Goñi

El Hallazgo

Cómo fue descubierta la Circular 11

Beatriz Gurevich hablando en la Casa Rosada. (Foto: Diana Wang)

Probablemente la única copia que ha sobrevivido de la Circular 11 fue descubierta en los archivos de la embajada argentina en Estocolmo en 1998 por la investigadora Beatriz Gurevich mientras formaba parte de la CEANA, la comisión oficial argentina encargada de estudiar el papel de Argentina como refugio de fugitivos nazis.

La CEANA había encomendado a Gurevich revisar los archvos de las embajadas argentinas en Europa, y Goñ le sugirió que allí podría aparecer una copia de la orden secreta que él conocía por historias de familia.

Gurevich efectivamente encontró así una copia de la circular en Estocolmo. Pero este y otros descubrimientos de Gurevich no agradaron a la CEANA, y tras un período de gran acritud, la historiadora debió abandonar la comisión sin que la circular se diera a conocer.

Gurevich facilitó una copia de la circular a Goñi quien la sacó a la luz con la publicación de su libro "The Real Odessa" en Londres en el 2002, a pesar que en ese momento seguía siendo un secreto de estado.