Ministerio de Relaciones Exteriores Comercio Internacional y Culto
Canciller Dr. Rafael Bielsa.
Ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto.
Buenos Aires, 19 de septiembre de 2005.
Señor Director Nacional de Migraciones, Dr. Ricardo Rodríguez,
Sra. Diana Wang, Presidente de Generaciones de la Shoá en la Argentina,
Señores Uki Goñi, Beatriz Gurevich, José Eliaschev y Daniel Sabsay,
Estimados amigos:
La entidad que nuclea las Generaciones de la Shoá en Argentina ha organizado este acto reivindicatorio de la inmigración judía en nuestro país. En adición a la derogación de la Circular 11 el pasado 8 de junio por parte de la Administración del Presidente Néstor Kirchner, se realiza ahora el Acto de Entrega de la documentación que permite que los inmigrantes judíos que arribaron a la Argentina y tuvieron que declararse católicos, rectifiquen esos datos y sean inscriptos como judíos. Este evento —al que compromisos asumidos previamente me impiden asistir- dista de ser un mero acto administrativo y simboliza claramente la decisión del Estado Nacional de reparar una grave injusticia y un error histórico. La Argentina es consecuencia de la inmigración aluvional que llegó a este país buscando un sitio para vivir en paz, desarrollar sus oficios y celebrar sus costumbres. Una visión absurda de la argentinidad pretendió que esas corrientes inmigratorias obedecieran a un cerrado canon étnico, religioso y cultural, para fundar un cuerpo social falsamente homogeneizado. Esta visión de nacionalismo blindado, n la búsqueda de un Espíritu Nacional protofascista, no sólo violentó las particularidades de muchos grupos humanos sino que obvió el detalle que la cultura y la religión en un aspecto fundante y cotidiano de la vida humana que no puede manejarse por Decisiones de Príncipe desde las alturas burocráticas de la superestructura estatal. Los judíos argentinos siguieron practicando sus costumbres y adorando a su Dios puertas adentro, hasta que su milenaria tozudez identitaria hizo estallar la belleza de la diferencia, el color de la alteridad, la humanidad que encierra la diferencia. La Argentina es ahora una sociedad que acepta y celebra lo distinto, que festeja la heterodoxia, que crece con el aporte humano de cada comunidad. La Argentina es ahora un país que supo reinventarse de la crisis. Una comunidad que salió del infierno, que sobrevivió a la Dictadura Militar, a la debacle económica, a la falta de liderazgo político. Este país sepulta ahora otro fantasma del pasado: el patrioterismo prepotente. Para superar todas esas batallas históricas, para terminar de encontramos, para regocijarnos en nuestra diversidad, necesitamos de todos, cualquiera sea el color de la piel y el nombre de sus dioses. El único requisito será, quizás, de ahora en adelante, decencia para trabajar, tolerancia con lo distinto y hambre, eso sí, hambre voraz de futuro. Muchas gracias.