“¡Das vergüenza, sucio judío!”

Demostración en Italia contra el negacionismo polaco

Demostración en Italia contra el negacionismo polaco

El jueves 21 y el viernes 22 de febrero de 2019 tuvo lugar un congreso en la École des Hautes Études en Sciences Sociales -Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales- EHESS. Se llamó “La nueva escuela polaca de historia del Holocausto” convocada por el Centro de Investigación Histórica y el Grupo de Investigación Interdisciplinario sobre Historia Literaria. El objetivo fue la presentación en Francia de una nueva escuela histórica que revisa y resignifica el pasado judío en Polonia.  

Ya se había hecho, en 2005, un encuentro similar convocado por la Biblioteca Nacional de Francia, Judíos y Polonia, 1939-2004: aspectos multifacéticos del pasado" inaugurada . por dos testigos clave, Wladyslaw Bartoszewski y Simone Veil y que culminó con una conferencia de Marek Edelman, el último sobreviviente del levantamiento del gueto de Varsovia.

Los testimonios de testigos de tal envergadura ya no están disponibles y es ahora que el gobierno polaco ha emprendido esta campaña de recuperación del “orgullo” nacional no admitiendo la complicidad de tantos polacos en la ejecución del exterminio. En el contexto del antisemitimo -disfrazado de antisionismo- brotado con tanta virulencia en Francia y en otros países de Europa, este congreso tiene un valor y una potencia particular. Focalizado en la política negacionista polaca sus alcances llegan al resto de las declaraciones y posiciones que colocan a los judíos, otra vez, en el lugar diabólico del mal que debe ser erradicado.

Comparto el Testimonio de Jan Zbigniew Grabowski, uno de los participantes del encuentro.

“¡Fueron días extraordinarios! Estuve en París para participar en el congreso acerca de la Nueva Escuela Polaca sobre Historia del Holocausto. Docenas de investigadores de Francia y Polonia participaron del encuentro. El gran anfiteatro del prestigioso EHESS y el College de France rebosaban de gente que quería aprender. Pero hubo también otra gente, gente que no quería aprender sino que venía mostrar su orgullo nacionalista, su odio y su incomodidad con los hallazgos históricos. Interrumpieron las sesiones, abucheando, silbando y gritando. En toda mi carrera académica nunca viví algo parecido. Annette Wieviorka, la afamada historiadora francesa especializada en la Shoa, en sus comentarios finales, coincidió en que nunca había visto algo así.  

Lo que todos hemos visto fue la cara de la nueva Polonia, la triunfante, nacionalista, patriotera, irreflexiva y brutal violación del aprendizaje académico. Dos o tres años atrás estas personas no se habrían atrevido a perturbar e interrumpir conferencias en una universidad. Hoy, sin embargo, envalentonados por el apoyo del estado polaco, están dispuestos a mostrar sus caras y a confrontar a los académicos en su propio territorio. Cuando salía del EHESS en el boulevard Raspail, fui confrontado por un nutrido grupo de “patriotas” polacos que, al verme, gritaron “das vergüenza, Grabowski”, “das vergüenza, sucio judío!”. (“wstydź się parchu” - en el original polaco).”

J.Z. Grabowski junto con Jan T. Gross, ambos historiadores, investigan y escriben sobre la complicidad de tantos ciudadanos polacos en el exterminio del pueblo judío. Ambos son vilipendiados en Polonia y acusados de traidores. El actual gobierno propuso quitarle la Orden al Mérito que le fuera conferida en 1996. La ley aprobada en 2018 por el Parlamento polaco ultra nacionalista, acerca de penar a quienes mencionen públicamente la “supuesta” complicidad polaca también se conoce como “lex Gross” porque parecía dirigida específicamente a él y a otros similares como Grabowski.


https://www.ehess.fr/fr/colloque/nouvelle-%C3%A9cole-polonaise-dhistoire-shoah?fbclid=IwAR1yzrLSbVrz976cFLtjJOdhuz-_NS8tPSLGhRgtmU4cSVfkVE9dhlxEkGo La publicación que acompaña la información pertenece al Instituto Histórico Nacional de Polonia, se llama Zagłada Żydów, -El exterminio judío-.

Machismo en la dirigencia comunitaria

Hay un grupo de mujeres jóvenes que trabajan como staff o voluntarias en diferentes organizaciones judías, que están queriendo conmover la sólida estructura machista de nuestra dirigencia y entrar a jugar con pleno derecho. Es interesante y muy alentador. Nosotras -junto con Aida y Susy entre otras- lo intentamos hace un tiempo, ahora les toca a las más jóvenes, con entusiasmos renovados. Están intercambiando correos y comparto ahora uno que envió Patricia Kahane y el comentario que me estimuló. 

De Patricia: ... me entusiasma que tomen la posta de un tema de absoluta relevancia y completamente relegado al interior de la vida comunitaria institucional. Es un camino arduo el que esta por delante. Nuestra comunidad es profundamente machista en sus practicas, y ni que hablar en sus modos de liderazgo, y esta es una modalidad diria q bastante aceptada x todos sus miembros. Se cruzan todo tipo de cuestiones, que incluyen desde temas religiosos hasta cuestiones de clase. Tema largo.

Mi comentario: Tus palabras me hicieron acordar de una experiencia -entre tantas, todas iguales- que viví en septiembre de 2016 en un brindis de Rosh Hashaná en el que la municipalidad de Vicente López invitó a toda la dirigencia judía y la crème de la crème paisana. 

Éramos un puñadito de mujeres desperdigadas por ahí, poquitas. El número de señores ganaba por afano.

Me acerqué a un grupo de hombres, los conocidos de siempre, que veía conversando animadamente, riendo, satisfechos y rebosantes. Cuando estuve dentro del círculo invisible que habían conformado, dejaron de hablar, me saludaron cordial y hasta cariñosamente, pero hicieron una especie de vacío energético claramente expulsivo hacia mí. Como si mi presencia impidiera que siguieran en lo que estaban -¿minas? ¿negocios? ¿fútbol? ¿chimentos comunitarios? ¿chistes subidos de tono?-. 

¿En qué estaban que mi presencia les incomodaba o interfería tanto? 

Tal vez en nada en particular. Tal vez el solo hecho de ser mujer descuajeringaba la conversa y les era incómodo. 

Como si ante mi habría que hablar de recetas o nietos. 

Como si la testosterona que derramaban a raudales de pronto cortaba el chorro potente cuando una mujer estaba cerca, al revés de lo que uno podría suponer. 

O peor aún, como si la presencia de una mujer pusiera en peligro el statu quo -otra vez: ¿cuál?- y los llevaba a perder espontaneidad.

Por supuesto que no me detuve más que unos instantes y me di vuelta oronda como si no me importara. 

Pero me importaba. 

Y me enojaba. 

Brindando con el intendente Jorge Macri

Brindando con el intendente Jorge Macri

Porque cada uno de los que estaba en esa ronda había tenido conversaciones personales e institucionales conmigo y me habían tratado con deferencia, amistad y consideración. Algo pasaba cuando se juntaban, como si el escenario fuera el vestuario del club con los tipos charlando en bolas, sacándose los mocos o tirándose pedos haciendo reír a los demás. 

Como si fueran un grupo de púberes asustados de su rendimiento sexual que, para sentirse mejor, se burlan de las mujeres, les bajan el precio y se potencian entre ellos con golpes en el pecho y alaridos guturales. 

Uf, me pianté para el lado de las cavernas. Por ahí es ese resto neurobiológico que sigue sin evolucionar y los hombres, cuando se vuelven dirigentes o figurones o figuretis, recuperan aquella condición ancestral y blanden sus herramientas -dinero, panza, pito, posición social, poder- con aire de vencedores. Y las mujeres no tendríamos nada que hacer ahí.

Multiples sentidos de la memoria





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Hay palabras tan pregnantes que de sus múltiples sentidos posibles parecen haber quedado entrampadas en uno solo. Un buen ejemplo sería la palabra “discriminación” cuyos sinónimos podrían ser elección, distinción, diferenciación pero que se ha visto colonizada por el sentido de nominar a la mirada descalificatoria y denigrante de un colectivo social. Lo mismo está pasando con la palabra “memoria”. De todas las cosas a las que podría aludir, salvo que se lo señale específicamente, se entiende solo una, como si se hubiera transformado en una cosa en sí. La palabra “memoria” tiene un tinte de cosa buena, de moral positiva, y sus cultores, entre los que me cuento, nos vestimos con ella con un manto de legitimidad y ética, una especie de garantía de probidad. En la Argentina son varias las organizaciones que mencionan a la memoria en su nombre, como memoria viva, memoria abierta, memoria activa, memoria histórica, memoria por la verdad y la justicia, memoria del Holocausto, políticas de memoria. Se trata de la memoria del horror, de los hechos genocidas y las masacres masivas, de la necesidad de darles visibilidad y  evitar su tergiversación y olvido. Es una memoria focalizada, que solo se ocupa del sector que le interesa desde un punto de vista particular de quién ha sido la víctima y quién el victimario, reivindicando a las víctimas silenciadas. Son memorias políticas parciales, focalizadas y selectivas.



Los neurólogos, psiquiatras y psicólogos, trabajamos con la memoria. Los neurólogos y psiquiatras se centran en sus alteraciones y deficiencias. Los psicólogos, especialmente los psicoanalistas, indagan en el pasado, en la memoria y en sus laberintos y narrativas. Los físicos estudian la memoria de los materiales, como los colchones “memory foam”. La memoria de los contadores viene junto con balance una vez al año. Los dispositivos digitales aportan una memoria ram y otra rom. En cada uno de estos campos la memoria alude a otra cosa y se expresa de otra manera y es atendida consecuentemente, son memorias que se ocupan de sectores particulares de la realidad. 



También la memoria designa a un proceso individual y familiar, la memoria de amor y del dolor, de los instantes gema que nos reaniman cuando nos vemos cubiertos por la frustración y el desaliento, la memoria guardada en fotos que documentan momentos de nuestra vida, el crecimiento de nuestros hijos y nietos, los logros, las celebraciones, la sonrisa de los que ya no están.  Son memorias personales, huellas, marcas, sentidos que transitan en una misteriosa tensión entre recuerdo y olvido. Esta memoria es selectiva, parcial y cambiante. El olvido es como el silencio entre dos notas musicales, es parte de la música. El olvido, como aprendimos del torturado Funes de Borges, nos permite seguir viviendo.



Pero hay una memoria que da miedo porque no olvida nada, es la memoria digital. En esta memoria sí que está guardado todo como dice la canción de Leon Giecco que cantó Victor Heredia. La velocidad del procesamiento de datos se incrementa de manera exponencial y supera nuestra capacidad humana de hacerlo, lo que está buenísimo. Pero al mismo tiempo, nada se pierde, todo se conserva y cada uno de nosotros vive acompañado de esa especie de exo memoria en la que está todo. Las redes sociales que van siendo el modo de comunicación que se está estableciendo como universal, hace cada vez más transparente el muro que separa nuestra vida privada de la pública. Oigo todavía a algunos optimistas ilusos que creen que porque no tiene facebook, twitter o instagram están salvados y mantienen su privacidad. Tengo muy malas noticias para ellos. Si hicieron alguna vez un trámite bancario o administrativo (documentos por ejemplo, DNI, pasaporte, registro), si tienen tarjetas de crédito o débito, si están afiliados a alguna prepaga médica u obra social, un club, una organización cualquiera, alpiste, perdiste. Todos nuestros movimientos están registrados y guardados. Toda vez que se abre un sitio en internet queda guardado ese dato que alimenta los datos anteriores creando un perfil identitario, de intereses, ideología y recursos. Hay miles de satélites sobrevolando con la capacidad de oír cada una de nuestras conversaciones si ése fuera su interés. Ésta es la memoria aterradora con la que tenemos que convivir, sin modo de evadirla. 

Vuelvo a la canción, porque estas informaciones nuestras que están guardadas en la memoria, ya no son  “sueño de la vida y de la historia”, ni tampoco son “libres como el viento”. 




Fake news, creación del nazismo

Volksempfänger -Receptor del Pueblo-

Volksempfänger -Receptor del Pueblo-

El Volksempfänger, receptor del pueblo, fue producido a partir de 1933 por el Ministerio de Propaganda e Ilustración Pública del Reich. Todos querían tener una radio en su casa, esta nueva invención proveía noticias, música, novelas y entretenimiento directamente a cada hogar. El ministro Joseph Goebbels advirtió inmediatamente su enorme potencial de difusión para hacer llegar los mensajes e instalarlos en la vida cotidiana de todos los alemanes. El Volksempfänger se vendía a precio muy inferior a cualquier otro aparato de radio de modo que cualquiera lo podía comprar. No solo cada una y toda familia alemana tenía una radio sino que el Ministerio enviaba una fuerza de control que iba casa por casa para confirmar que la radio estaba encendida y que el discurso de Hitler o de Goebbels por cadena nacional era oído por la familia entera. Se exigía que todo restaurante y café tuviera una y que los discursos fueran emitidos. También había parlantes en las calles ubicados en postes y columnas de alumbrado público que tronaban a todo volumen las encendidas diatribas nazis.

La radio fue un medio privilegiado de penetración que, en medio del terror de ser visto como opositor, fue homogeneizando la “opinión pública” y encarrilándola en el sentido que el Ministerio pretendía.

Cuando el mismo mensaje, es repetido y replicado por variados dispositivos, primero puede sonar extemporáneo pero a medida que la reiteración se hace música de fondo, se va “naturalizado” e imponiendo y genera en muchos un cambio de visión. ¿Quién se animaría a decir lo contrario? La aceptación paulatina, al principio instrumental, corre el peligro de internalizarse y volverse parte de uno mismo.

Goebbels fue un maestro en la generación de lo que hoy llamamos fake news y un brillante estratega en los mecanismos implementados para su difusión e instalación.

Discursos por cadena nacional obligados y audibles en todas partes, casi imposibles de ser evadidos, con mentiras y consignas que fueron penetrando lentamente como tóxicos “naturales”. La conspiración judeo-bolchevique. La puñalada por la espalda. La “teoría racial”¿La gente los incorporó por ingenuidad, por tontería? No fue así. Fue debido al  terror. El terror de sugerir siquiera una reflexión o comentario crítico. Fue porque había que tener un trabajo para mantenerse y el régimen especulaba con eso; había que estar afiliado al partido y al sindicado adecuado y, además de no ser judío, no tener ninguna mancha, por pequeña que fuera que levantara sospecha alguna de comunismo o activismo político opositor.

Goebbels tuvo tan claro que la remodelación de la opinión pública era esencial para el mantenimiento e incremento del poder del III Reich -que iba a ser de mil años-  que fue la primera vez en la historia que la propaganda tuvo un ministerio. Desde allí el control era total. Afiches, obras de teatro, películas, periódicos y otras publicaciones, chistes, murmuraciones y sospechas, todo el rango posible era cubierto por el Ministerio de Propaganda e Ilustración Pública.

Pero la radio fue el eje central de la estrategia comunicativa porque entraba de buen grado en cada casa y vestía a las mentiras y consignas con el disfraz de la verosimilitud.

El éxito de Goebbels fue tan fantástico que sus sucesores, los gobiernos dictatoriales, totalitarios y fascisto-populistas que siguieron al tristemente pretencioso y desafinado “nunca más”, lo tomaron como modelo. Hoy día las fake news no llegan por la radio, sino mediante las usinas de engaños goebbelianas y son distribuidas por algunos referentes periodísticos y principalmente por las redes sociales que consumimos todos con la misma “ingenuidad” que aquellos alemanes, con la misma voracidad suicida.  

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Publicado en Infobae: https://www.infobae.com/opinion/2019/02/18/goebbels-y-la-invencion-de-las-fake-news/

Antisemitism in Argentina. A personal and summarized view.

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Argentina belongs to the Christian community all around the world. Conquered and colonized by the Spanish, the cultural context has been, and still is, Christian, mainly Catholic.

The National Constitution stated in the XIXth. century that the country was Catholic, Apostolic and Roman, therefore its President had to be likewise. Only since 1994 that requisite was abolished.

Until 1955 elementary public schools taught Catholic Religion. I attended that classes because when my parents inscribed me they did not inform that we were not Christian. When the religion time came I remained in the classroom with most of the girls while some other, I did not know why by then, left the class and took "Morals". It still shocks me that the basic idea might have been that non Christians, mainly Jews, needed to be taught morals.

I was never discriminated nor attacked in any way because of my being Jewish. My last name does not show it and it seems that nothing of my behavior or physical appearance arouse any "suspicion". Without being aware of it, I followed my parents fears of not "inviting" the anti Semites to target me. And I succeeded.

Argentina is a friendly country but there have been several anti Jewish attacks during the past century and events that involved the Jewish population.

The Tragic Week, January 1919. This pogrom began when the Police took action against the workers in a heavy strike and it was soon followed with the hunt of the Jews. After the Russian Revolution the fear of communism spread all over the world. Also in Argentina. The flood of immigrants of Russian origin -they were Jews but came from Russia- brought socialist ideas that set the ground of the first wave of judeophobia, based on the previous anti Jewish biases installed and spread by the Church for centuries (the blood libel, the deicide, their greedy money and profit interests).

The perpetrators came from Catholic nationalistic right wing movements that lead after to the Patriotic League. Institutions put to fire, more than a thousand Jews were killed, their houses invaded and their belongings destroyed, and 4.000 were injured. Buenos Aires had a million and a half immigrants by then, 100.000 were Jewish, accused by the ultra Catholic nationalists of being “maximalists, acrats, anarchists, traitors, blood suckers, invading our country with their foreign and dangerous thought to end the power of the capitalists and to break Christian way of life” and so on.

The Tzwi Migal organization. Some Jewish "pimps" organized in the beginning of the XXth Century, a criminal organization called the Warsaw Organization aka as Tzwi Migdal. They "imported" poor Jewish girls from Polish shtetls -rural villages- with the promise of marriage, and forced them to work in their brothels. Argentine men adored the white and European French women, so these pimps passed the Jewish girls, also white and European, as French and the customers, no knowing the French language, were happy. The Tzwi Migdal was a powerful organization that bribed politicians, judges, policemen and flourished for nearly thirty years with a lot of brothels and drug traffic. It came to my knowledge recently that there has been the same procedure in Istanbul, Turkey. The Argentine Jewish community, ashamed and angry, put a "cherem" -a ban- on the Tzwi Migal partners and excluded them from their institutions. As money was not an issue, they had their own cemetery in a special place and built a big and luxurious synagogue. Surprisingly they were religious, in their own way of course given their dirty and criminal endevours. The organization was dismantled in 1930 when the courageous Raquel Liberman escaped and denounced them. When it became public it set a “confirmatory” heavy shadow on the Jewish common residents, as the worshipers of evil.

The Secret Directive 11. Before WWII Argentina, as most of the countries in the world, was thrilled by the German economic miracle performed by Hitler and the nazis. In 1938 during the Evian Conference, Argentina, as all the other attending representatives but the Dominican, did not have place for the Jewish refugees from Austria and Germany. Even more, in the same week that the Conference was held, the Foreign Affairs Ministry issued the Secret Directive 11 that forbid Embassies to give visas to the Jews. It was the summum of hypocrisy and mockery attending the Conference and at the same time issuing the directive. During the war Argentina remained neutral as many countries did and only declared war to the axis in march 1945 when the war was already lost for the Nazis. Just an accommodating gesture for pragmatic needs.

The Secret Directive 11 was valid after the war ended, so most of the Jews that immigrated after had to declare to be Catholic. So did we, my parents and myself. Only in 2005 the Secret Directive 11 was abolished after having been denied  for decades.

Perón and the Jews. It is a common statement that Perón and his administration were anti Jew. It is based on the fact that the doors were shut for the Jewish immigrants coming from Europe while some Nazi perpetrators were welcomed almost freely. Perón was a pragmatic politician, ideologies were the means to get power, as Groucho Marx said “these are my principles, if you don’t like them I have others”. He did not care where the money came from, so Nazi perpetrators were admitted as they brought a lot of money, business and connections that were interesting for the government. But I need to say that the Nazis that came to Argentina were the leftovers of the “better” ones grabbed by the US and the USSR, but the ones that came here were resourceful and proved to be useful. Both, Jews and Nazis entered at the same time, and sometimes in the same ships. A good amount of Jewish survivors could immigrate, most of them lying of course about their ethnic origin, and remained illegally. Until 1949 when the peronist government issued and amnesty so immigrants could regularize their situation. This legal issues did not affect our life that went on well and smoothly, we could go to school, study and work and thrive as any other Argentine resident.

Antisemitic outbursts. There was an outbreak of antisemitism during the sixties with Catholic Nationalist movement such as "Tacuara". In 1959 the Cuban revolution set an alarm on the fascists nationalistic groups and after Eichmann's kidnapping and then the military coup, there were some attacks on Jewish people and institutions with the usual anti Jewish arguments. Nothing new.

The bombings and the effect of the torn down walls. In 1992 the Israeli Embassy was bombed and in 1994 the Jewish Mutual Building, AMIA, too. More than 100 persons were killed, both Jewish and non Jewish. Both still impune, both still hurting us. But it had a non desired effect because it was a turning point in our presence and behavior. The walls that fell not only destroyed both buildings and took a lot of lives, it also opened the Jewish community to the streets. Rallies, demonstrations, interviews in TV, radio, the news, suddenly we were visible and the nuance about us like being different -morally less- began slowly to dissipate. No more hidden behind the supposedly defensive walls that proved not having defended us, we became open, transparent and outspoken. Schools, and synagogues, cultural and sport centers had to install a barrier in the street so no bomb-car could attack its premises which gave a further visibility. The need to protect us lead to this signals in the streets, kind of yellow stars, but in this opportunity our own decision. Everyone knows now where Jewish places are, we are not afraid anymore.

The reason we stayed. All in all things are better than it looks by the past paragraphs. The Jewish-Argentine community was one of the largest in the world. Argentina was a harbor for 500.000 of us in the best years. If everything would have been bad, it could not have happened. Let’s see some positive facts.

The Jewish Colonization. By the end of the XIXth century by means of the  Baron Hirsch’s Jewish Colonization Association, bought fertile land in Argentina so that the poor harassed Jews coming from the Russian pogroms, had a place to build a new life established as farmers. In this new Promised Land the new settlers learned the language, the habits and struggled over frustrations for not being skilled in how to grow plants and livestock (see here https://en.wikipedia.org/wiki/Jewish_gauchos). From farmers to doctors. But Jews are Jews and the will of succeeding and leading a good life made the farmers to plant seeds and harvest doctors. Teachers, professionals, entrepreneurs, writers and intellectuals of all kinds grew among them and enriched the local culture, academia and arts.

Less discriminated. It took some time but in the last years, more and more Jews belong to the government in outstanding positions and the official Church looks for interaction, conversations and is increasingly friendly in opposition to the past condition. Nothing changes in a fortnight but, even though antisemitism is not eradicated and a hidden layer still remains as part of the Christian culture, we can see that things are changing for the best. Some may not agree with me and call me naive, but this is my personal view taken from my own experience.

The prejudice is still here. We know that there is still this bias, this prejudice, this feeling about us, in some very strong in others mild but it is always there. I felt a lot of times that when I say that I am Jewish, something happens in the air, some energy sizzling arouses, a slight muscle shrinks in a defensive attitude that says “I must be careful about what I say now not to offend this woman”. That is why whenever I receive a new client in my therapeutic practice I make them know in some way that I am Jewish so if they have anti Jewish prejudices they can leave. It never happened but I know it could and I am always ready.

It is a complex world. I was born in Poland and came to Argentina in 1947. I could develop my life and career without being harassed, signaled or attacked. My children and grandchildren could and can too.

We live in a complex world, nothing is black and white. So is Argentina.


El texto me fue pedido por la International Federation of Jewish Child Survivors of the Holocaust para una presentación sobre el estado del antisemitismo en los diferentes países.

Nota en Pagina 12

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Diana Wang y la reconstrucción del horror del nazismo

“Se necesitan décadas para recomponer la confianza”

Las veintidós mujeres y ocho hombres que componen los “Niños de la Shoá en la Argentina” dan cuenta de la oscuridad de la época, pero también del modo en que reconstruyeron sus vidas al huir de Europa. “El horror ni se niega ni se olvida, se encapsula”, señala.

Por Cristian Vitale

Wang puso en la portada de su libro una angelical imagen de su propio hermano, Zenus. Imagen: Guadalupe Lombardo

“El resto ni lo toqué. Quedó igual”. Diana Wang, psicóloga y escritora, va por la parte de contar qué hay de nuevo en la segunda edición de Los niños escondidos (Del Holocausto a Buenos Aires) su trascendental libro sobre uno de los tantos efectos horribles de la Shoá: el naufragio de sus niños. La primera edición, también publicado por Marea, data de octubre de 2004 y abriga en sus casi trescientas páginas un derrotero judeo-infantil que habla de infancias escondidas en desvanes, pozos, sótanos, bosques o granjas; de nombres falsos, guetos, escondites, campos de concentración, familias sustitutas y fugas para esquivar la aberración nazi de aniquilar niños judíos (lograron hacerlo con un millón y medio). Y lo hace por boca, pasión y vida de treinta de ellos, todos integrantes del grupo “Niños de la Shoá en la Argentina”, y todos (ocho hombres) y todas (veintidós mujeres) dispuestos a narrar sus vivencias antes, durante y después. “Lo único que agregué”, vuelve Wang, “fue la foto de mi hermano Zenus y lo que les pasó a los protagonistas del libro durante los quince años que pasaron entre edición y edición”.

–¿Qué les pasó?

–Bueno, algunos se murieron. Otros aparecieron y no están en el libro, porque no los conocía. En el epílogo cuento un poco eso, y también incluyo cuestiones que le pasaron a cuatro o cinco de los que habían testimoniado en la primera edición, además de cosas ocurridas en Generaciones de la Shoá, la organización que presido y que ahora integra el Museo del Holocausto. 

Dos de ellas, en efecto, son las que conmueven a Wang y legitiman sobremanera la reedición: el reconocimiento de Cris Marie D‘Argent, de la versión original (Mariette Diamant) y la historia de Rosi Rotenberg, que a los 74 años encontró el orfanato católico Kszendza Boduena en Varsovia, donde había estado entre los dos meses y los cinco años, cuando la encontró su papá. “El orfanato existía tal cual, y es muy fuerte eso. Figúrese esto: usted es grande, tiene nietos, no conoció a su madre ni siquiera en fotos, y de repente encuentra el lugar donde pasó parte de su infancia. Incluso, las monjas le trajeron el libro del orfanato y Rosi se encontró con el nombre falso (Teresa) que le habían puesto para esquivar las recurrentes inspecciones de las SS”, cuenta Wang, que también refiere sobre el caso de Mariette: “Cuando hice la primera edición ella no quería que se publicara su nombre verdadero, y entonces le tuve que inventar otro. Por eso le puse Cris, porque alude a cristiano, y ella pasó como casi cristiana toda la vida. Y D‘Argent se lo puso porque era una familia de banqueros, de mucha guita. Pasó que en estos quince años, luego de muchas charlas y encuentros suyos con otros sobrevivientes, decidió contarle la verdad sobre su identidad a sus hijos, a sus nietos y a sus amigos, y vivió lo que vive todo judío. Vio cómo era la reacción del otro cuando decía que era judía... algo parecida a cuando alguien dice que es gay. Bueno, es muy fuerte que me haya dado el permiso para revelar su nombre, porque fue una niña escondida hasta los 75 años. Ahora tiene 80.”

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El tercer hallazgo de reedición es el niño rubio que grafica la tapa del libro: su hermano Zenus. “Es un desaparecido, no se sabe qué pasó con él. Dijeron que murió, pero el cuerpo nunca apareció. Esto ya estaba, pero lo que agregué es una manifestación escrita de lo que te pasa cuando no tenés el cuerpo, cuando no sabés dónde está. Es ridículo, pero a veces fantaseás con que suene el teléfono y alguien te diga ‘apareció’... El cuerpo es fundamental, si no está no podés hacer el duelo”, sostiene Wang, que volcó tales fantasías sobre el papel. ¿Lo ahogaron? ¿Lo ahorcaron? ¿Lo golpearon en la cabeza?, y elucubraciones varias sobre los efectos en la conciencia de los posibles asesinos. “Escribí esto porque cuando hay algo en mi cabeza que me atormenta, me angustia o me molesta, no lo puedo asir. Es algo brumoso, enredado, y necesito sacarlo para afuera y ponerlo en palabras. Y esto me permite operar, dialogar con lo que saqué que es la muerte de un chico a manos de alguien que lo conoce. Después que escribí esto sobre mi hermano sentí un alivio enorme. No lo puedo volver a leer, pero forma parte de una pregunta clave: ¿cómo hacés para matar a un chico? ¿Cómo hacían los militares guatemaltecos para clavar bayonetas en las panzas de las embarazadas? ¿Cómo se hace eso? ¿Qué pasa con el ser humano, cuya cría es biológicamente sagrada, para cruzar el umbral?”

–Una explicación posible es religiosa. Los incas lo hacían porque creían que le estaban entregando su bien más preciado, menos “contaminado”, a Dios.

–Con los incas era así, sí, ¿pero con los genocidas cómo es? ¿Qué pasó con los nazis, o en Camboya o en Ruanda, con esa cosa sanguinaria de construir al otro, a un niño, como un enemigo que hay que destruir? Es una construcción tan fuerte que hace que algunos crucen la barrera. Y casi todo un pueblo, como el alemán, acepte esta locura.

–¿Cómo llegó a esa foto de Zenus?

–En mi casa había una foto suya que no es ésta. Creo que mi mamá la destruyó y no me quedé con foto de él, hasta que una sobrina hizo un viaje a Europa. Fue a Viena a visitar a una prima mía, cuyos padres sobrevivieron al exterminio igual que los míos, y mi prima le dijo a mi sobrina que tenía una foto de Zenus. Se la habían mandado a sus padres, y la pudieron conservar. 

–Es un muñeco su hermano...

–Mejorado por un tratamiento que le hicieron a la foto, cuya original era en blanco y negro, sí. Esta foto te transmite toda la ternura. Tiene como el estereotipo de lo angelical, blanco, rubio, de ojos claros... es una construcción cultural. Lo que es interesante es que Zenus tiene el color de lo que los nazis denominaban como ario. No tiene el color del estereotipo antisemita del judío, que es más morocho. Incluso, cuando yo nací, rubia, la partera le dijo a mamá “qué suerte tiene con esta nena, señora, porque cuando los nazis vengan otra vez, ella se va a salvar”.

Pero los nazis, para suerte de ella y sus padres, nunca llegaron. Diana nació en Polonia en 1945 y vino a la Argentina con sus padres, dos años después. “Cuando terminó la guerra no había dónde ir. Mis padres querían ir a Palestina, cuando aún no era Israel. Podríamos haber ido ilegalmente como fueron tantos otros, en esos barcos atestados de gente que eran detenidos por los británicos y mandados a los campos de concentración en Chipre. Entonces mis padres, que ya habían perdido un hijo y estaban conmigo de bebé, dijeron no. Querían preservar mi vida. Bueno, en ese contexto no había dónde ir, ningún país tenía lugar. La Argentina, igual que tantos países, tenía una circular que prohibía dar visas a los judíos... pero todos sabían qué hacer para burlar la ley: tenías que decir que eras católico, te tomaban un examen o podías sobornar al oficial de turno en la embajada.

–¿Qué pasó con su familia?

–Mis viejos consiguieron una visa para ir a Paraguay, sobornando a la gente del consulado. Mi papá había hecho bastante plata cuando terminó la guerra, porque se dedicó al contrabando, dado que las estructuras laborales y económicas estaban destruidas, y había que rebuscársela como se podía. Mi padre sacaba soda cáustica de Polonia en camiones para llevar a Hungría, y traía cigarrillos de Hungría a Polonia, sobornando a los guardias. El era carpintero, pero no había trabajo para eso. 

–¿Pasaron por Paraguay?

–No. Vinimos directo a Buenos Aires, porque era el mismo barco. Mi viejo, con la plata que había hecho, compró máquinas para armarse una carpintería acá. Empezó a trabajar muy bien, y compró una casita sencilla en Flores en 1947. Estuvimos ilegales hasta 1949, cuando el gobierno de Perón dictó una amnistía y pudimos legalizar nuestra situación.

–¿Su condición de psicóloga se conjuga o no con su tarea como presidenta de Generaciones de la Shoá, y como escritora?

–No. Intento que no se toquen. Una cosa es mi profesión como psicóloga, y otra todo esto que hago. No quiero que se toquen, porque habitualmente escucho lecturas sobre el trauma de los sobrevivientes con las que no coincido, por dos razones: una, porque me crié entre sobrevivientes, en un contexto donde todos lo eran. Y nadie tenía una patología... era gente común, corriente y totalmente alejada de la idea que a muchos les gusta tener de un sobreviviente con un trauma psicológico. Yo no vi en ellos problemas psicológicos esenciales en la construcción de la subjetividad, y esto es algo que se confirma con sobrevivientes que fui conociendo después. Es cierto que algunos están rayadísimos, pero hay gente que no es sobreviviente del Holocausto y está rayadísima igual. En este caso “A” no conduce a “B”, porque las cosas al nivel del psiquismo y la personalidad no son lineales. Es mucho más complejo que eso. Es algo tridimensional y corpóreo. Que vos seas como sos no puede ser atribuible a una cosa específica, es una construcción compleja de situaciones muy difícil de desentrañar. 

–Mencionaba otra razón por la que no quiere que se crucen los dos caminos.

–Si, porque si leo lo que pasó desde el punto de vista intrapsíquico lo estoy banalizando y abaratando, dado que el Holocausto tuvo que ver con la sociedad y no con lo individual. Dicho de otro modo, está el Mal con mayúscula y el mal con minúscula. En el primero interviene una estructura social, que puede ser un gobierno, un ejército, o lo que fuere, que señala un enemigo interno que hay que destruir, llámese judío, comunista, peronista, cristiano, musulmán, o como se llame. Ese colectivo tiene un ejecutor, una persona concreta que ataca a otra persona concreta que no conoce, y por la cual no siente nada. 

–La famosa obediencia debida.

–En efecto, muchos de los nazis no odiaban a los judíos, hacían lo que tenían que hacer, y punto. Lo que digo es que la relación entre agresor y agredido no es emocional, es racional. Es una razón de Estado. Hay que destruir a alguien no por la persona en sí, sino por el colectivo que integra. En cambio, el mal con minúscula es el que nos hacemos los mamíferos cuando nos sentimos atacados, y es emocional, interactivo, puesto que se hace entre dos personas, y además, a diferencia del otro mal, genera culpa. Entonces, cuando yo pienso todo esto, ¿cómo lo puedo reducir a una lectura psicológica? Me parece que es de una banalización peligrosa, porque los genocidios tienen que ver con algo social, algo de colectivos, de lavados de cerebro, de homogeneizadores de la opinión pública... Es muy atractivo atribuir a una cosa psicológica esto, pero no sé, porque lo que observé es que los sobrevivientes emergen del bache (un abismo al que te caés sin previo aviso hasta que volvés, también sin previo aviso, a un mundo que siguió su curso) y quieren recuperar lo que perdieron. Entonces trabaja, arma una familia, hace lo que no pudo hacer. Es tan enorme la distancia entre el bache y la superficie, que la vida en el pozo hay que encapsularla. 

–Al revés de la catarsis, se guarda.

–Porque si la contás, la gente no te la cree. Nadie le cree a los emergentes de los genocidios. A mí me pasó con un sobreviviente de la dictadura argentina. Cuando uno que fue liberado en los comienzos me contó que lo habían torturado, y no le creí. 

–En efecto, los testimonios de su libro aparecen cincuenta años después del Holocausto.

–Es que ni se niega ni se olvida, se encapsula. Queda guardado y sale cuando lo más grave que le paso al que cayó en el bache no es el dolor, la tortura o la muerte de sus seres queridos, sino que el piso en el que estaba parado se rompió. Desaparecieron las leyes, la protección... Cuando caés en el bache, lo que se rompe es la confianza en la estructura social que te contenía, porque ahora es la que te quiere matar. Se necesitan muchas décadas para recomponer esa confianza. Y recién se recompone cuando volviste a trabajar, a formar una familia, a dormir tranquilo. Cuando lo recomponés, recién ahí podés hablar. 

–Lo que les pasó a Elsa Rozin, a Enrique Pechner, a Pedro Boschán, a Liza Zajac y a todos los que entrevistó.

–Cuando volvieron a pisar tierra firme, sí. Es gente que sufrió el Holocausto pero que canta, baila, se ríe, come, recuerda como horrible lo que le pasó, obvio, pero vive como cualquiera y sabe que no pudo evitar ser víctima de algo que la superaba completamente. Entonces, cuando pasa un tiempo y esa persona abre lo que estuvo encapsulado, lo hace desde otro lugar, porque ya no está en el bache. En cambio, los que contaron los padecimientos tempranamente, o enloquecieron, o se suicidaron como Primo Levi y Paul Celan, o enloquecieron a sus familias. Por todo esto, trato de que no se cruce lo psi con la Shoá. No quiero ni que se toquen, porque no se puede leer fenómenos diferentes con leyes similares.

Sobre la indiferencia.

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Los indiferentes están en el centro de los hechos genocidas. Los testigos que ven y hacen como que no ven. Los que no ven y no ven que no ven. Los que ven y creen que alguien resolverá lo que está mal. Los que ven y temen denunciarlo o intervenir. Los que ven y no les importa.

Cada tanto alguien recuerda el texto del pastor luterano Martin Niemöller. Hay distintas versiones de la fecha en que lo escribió, cierto consenso indica que fue luego de su internación en Dachau entre 1941 y 1954.

"Primero vinieron por los socialistas,

y yo no dije nada, porque yo no era socialista.

Luego vinieron por los sindicalistas,

y yo no dije nada, porque yo no era sindicalista.

Luego vinieron por los judíos,

y yo no dije nada, porque yo no era judío.

Luego vinieron por mí,

y no quedó nadie para hablar por mí"

Posteriormente agregó a la lista a otros colectivos designados como blanco: los comunistas, a los pacientes incurables, a los Testigos de Jehová, y a los civiles de los países ocupados por el nazismo que nada hicieron por impedirlo. Hay variantes anónimas del conocido poema que incluyen a los católicos, a las escuelas, a la prensa, los homosexuales, los masones, los gitanos…, e incluso, en 1968, un congresista de los Estados Unidos le agregó: "los industriales que no fueron perseguidos por los nazis y aceptaron vivir bajo esa tiranía".

Niemöller no era comunista. Si lo fue Bertolt Brecht a quien se le sigue atribuyendo el texto.

Pareciera que el malentendido empezó en los 70 y fue apropiado por la izquierda dizque progre. Todos recordamos a Cipe Lincovsky y su vibrante recitado junto a su declaración de que se trataba de Brecht. Interesante ver el cambio que introducía en el texto original. Helo aquí:

"Primero se llevaron a los judíos,

pero a mí no me importó porque yo no lo era.

Luego arrestaron a los comunistas,

pero como yo no era comunista, tampoco me importó.

Más adelante detuvieron a los obreros,

pero como no era obrero, tampoco me importó.

Luego detuvieron a los estudiantes,

pero como yo no era estudiante, tampoco me importó.

Finalmente detuvieron a los curas,

pero como yo no era religioso, tampoco me importó.

Ahora me llevan a mí, pero ya es tarde"

Respecto de los indiferentes, la situación se replica en los casos de bullying porque el corro que es testigo de la agresión, en el mejor de los casos observa y no hace nada y en el peor ríe y aprueba. El trabajo debe estar dirigido a la rueda de indiferentes, a la masa concesiva y aprobatoria.

Como dijo Edmund Burke: "Lo único necesario para que triunfe el mal es que los hombres buenos no hagan nada".

Una última cosa: Dante Alighieri en su camino al infierno, oye gemidos y gritos. Le pregunta a su guía, Virgilio, quiénes son. Son los Ignavos, los que por cobardía permanecieron quietos y no hicieron ni el bien ni el mal, están en el anti infierno donde van los que no tienen lugar ni en el cielo ni en el infierno porque no eligieron de qué lado estar.

Pagar matrícula para vivir en pareja

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Nos arrojamos a la vida en pareja confiados, esperanzados, ilusionados y convencidos de que con el amor es suficiente. Amor entendido como pasión, erotismo, atracción, deseo, mariposas en la panza, sensación constante de elevación y placer al estar juntos y al pensar en el otro, emociones que también vemos en el otro y que nos realimentan y reaseguran que es la persona justa. Ese amor, que algunos llaman infatuación, no es eterno. En realidad dura muy poco. Hay investigaciones que dicen que entre 2 meses y 2 años. Como sea, es una evidencia incontrastable que no es para siempre. Con suerte, cuando el fuego pasional se va apagando, queda el rescoldo tibio y amable de una buena relación, confianza e historia común, expectativas compartidas, lazos familiares y amistosos sólidos, hijos, compromisos, formas de ver la vida, perspectivas de futuro. Pero nos hemos formado en una cultura que lee todo lo anterior como un pobre consuelo ante la falta del fuego sublime de la pasión desatada.

Es tan enceguecedor el calor pasional que no nos preguntamos cómo será cuando se vaya atemperando, qué de la relación establecida mantendrá viva a la pareja. Y pasados unos años más de una pareja descubre que tienen poco en común, que se lo pasan peleando el uno con el otro para hacer las cosas del modo que les resulta mejor y que no coinciden en casi nada. Lo que los había unido, la infatuación o, dicho de modo más informal la calentura, ya no está más y lo que queda no les viene bien.

No solemos hablar de nuestras necesidades, estilos, ritmos y apetencias antes de decidirnos a convivir en pareja. Lo dejamos librado al suceder mágico en el contexto de la pasión que nos da la ilusión de que todo lo puede y que todo lo podrá.

Es infinito el universo de cosas que se deberían hablar antes para saber si podremos convivir más o menos amablemente el uno con el otro.

El manejo del dinero. ¿Habrá una caja grande -de quien ejerce la función masculina- y una caja chica -de quien ejerce la función femenina- según el estereotipo? ¿Caja común o cada uno lo suyo? ¿Cuenta de banco compartida y recíproca? ¿Cómo serán las decisiones acerca de los gastos, las compras, el ocio?

Los ritmos biológicos. ¿Alondras o búhos? ¿en qué momento del día se sienten mejor? Si ambos fueran iguales, problema allanado, pero si difieren es preciso hacer acuerdos previos acerca de actividades, horarios y vida cotidiana.

Orden, hábitos y aseo. Cada uno sabe qué y cómo le gusta vivir, qué y cuánto puede tolerar si el otro no lo hace como a uno le gustaría. Suponer que el amor del comienzo hará todo más fácil es un engaño que se paga caro porque cuando la piel deja de temblar en la cercanía del ser amado, cuando las mariposas se cansaron de hacernos cosquillas en la panza, empezamos a irritarnos porque las toallas quedan tiradas en el baño, porque no usa desodorante, porque habla con la boca llena, porque se revuelve tanto en la cama que se hace un lío con las sábanas, porque usa calzado sin medias, porque se baña demasiado, porque se baña poco, y podríamos seguir ad infinitum con las mil y una conductas que construyen la vida cotidiana y que nos pueden sacar de quicio.

La distancia óptima. Cada uno de nosotros se siente cómodo interactuando a una determinada distancia, tanto geográfica como temporal. ¿Pegados todo el tiempo o a 10 metros de distancia? ¿En contacto permanente durante el día o solo buscarse en caso de necesitar decir algo? La comodidad sentida determinará el ritmo y la distancia que, en caso de no ser hablado, puede ser tomado por el otro que necesita un ritmo y una distancia diferente, como desamor.

La sexualidad. Una vez que la convivencia se ha establecido y que los encuentros sexuales dejan de ser esos momentos mágicos que nos regala la vida para estar ahí a disposición en cualquier momento, el misterio subyugante se vuelve rutina. Lo que era espontáneo empieza a dejar de serlo y probablemente sea necesario empezar a hablar acerca de horarios, lugares, posiciones, situaciones y contextos, modos de acercamiento y recreación de erotismo. Cuando todo era nuevo no hacía falta pero luego sí lo es. Se requiere una gran valentía y sinceridad si lo que se quiere es vivir una vida sexual más o menos satisfactoria, y la promesa de aceptación de los pre-requisitos y requisitos del otro en el caso de que sea posible.

Las relaciones con la familia extensa, con los amigos, con los compañeros de trabajo, con las parejas anteriores, con los hijos de las parejas anteriores. Tener hijos o no, respetar algún ritual religioso. Éstas áreas y varias más deben ser habladas antes de tirarse del trampolín. Nada en la vida es gratis. Tampoco la pareja. Exige un pago de matrícula: el compromiso de cada uno de aceptar al otro y no pretender cambiarlo. En el contexto de la pasión se paga esto y mucho más, pero se lo hace sin saber a qué se está comprometiendo. Cuando la pasión mengua la matrícula quedó olvidada y si la convivencia se complica cada uno querrá cambiar al otro.

Si estás por tomar la decisión de convivir, mirate con total honestidad y hacete algunas de estas preguntas y si podés y si te animás, invitá a tu otro a hacerlo y entonces sí, firmen la matrícula con total conciencia y aceptación.


Publicada en La Nación online., 21 de enero 2019