La frontera del humor

El Señorr Carlos Reusser, abogado, Doctorr en derecho y Profesorr en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, tuiteó el pasado 18 de mayo: “Encontré a mi hija con una expresión entre cómica y afligida. Me dijo que había inventado un chiste, pero que no se atrevía a decirlo. Tras mucho tira y afloja, accedió a contármelo: -Un chico judío me pidió mi número. –Le dije que en esta época usábamos nombres.”

La hija del Profesorr Reusser tiene las cosas más claras que su padrre. Una vez que se le ocurrió el dudoso chiste, se lo comunicó “entre cómica y afligida” y agregó, con bastante sensatez, que no se atrevía a decirlo. No se atrevía porque sabía que había algo allí que no estaba bien. Lo hizo luego de la insistencia de su padre que, sin dudas ni miramiento alguno, lo publicó en un tuit.

Son dos los protagonistas de este hecho. La hija y el padrre.

La hija, cuya edad desconocemos, obviamente sabe qué fue el Holocausto, "judío" y "nombre" en lugar de número son menciones harto elocuentes. Me llama la atención sin embargo que la respuesta del chiste sea en primera persona, como si quien respondiera fuera también judío, con lo cual no sería ella misma, pero tal vez el padrre no lo transcribió fielmente. Lo cierto es que la hija no debe haber sido como quien me contó hace mucho que un compañero en la primaria le había preguntado “¿Sabés por qué los alemanes entierran a los judíos con el culo para afuera?” y que la respuesta “para estacionar sus bicicletas” no la había entendido, no veía cuál era el chiste porque no sabía nada sobre el Holocausto ni sobre judíos, que recién advirtió años más tarde su mal gusto y la enormidad que implicaba. La hija sabía que la comicidad de su invención era más que dudosa.

Pero el padrre, el padrre es otra cosa. Doctorr en Derecho el hombrre. Profesorr el hombrre. Padrre de familia el hombrre. ¡Mamita querida! Y tuiteó el mal chiste de su hija así, suelto de cuerpo, sin contexto ni consideración ni reflexión que indicara su posición al respecto. ¿Qué enseñará este hombrre en sus clases? ¿Qué rama o aspecto del derecho lo tendrá como doctorr? ¿Será como tantos Profesorres enseñoreados en la década del treinta en Alemania que disfrutaron de los puestos dejados vacantes por los judíos echados de sus cátedras?

Además de su dudosa ideología se muestra ignorante del mundo cibernético. Tuitear algo es hacerlo público y hacerlo de este modo, sin prólogo ni comentario es decir “estoy de acuerdo” y “qué ingeniosa es mi hija”. con lo cual establece de algún modo su posición respecto del tema, posición que no parece temer haber hecho pública ni anticipar que pueda traerle algún problema en su ejercicio profesional o catedrático. Además, ¿habrá sabido su hija que su padrre lo haría público? ¿Le habrá dado permiso? ¿El Profesorr se lo habrá pedido?

Hacer chistes sobre jabones y cremaciones, sobre duchas que emanan veneno, sobre narices que denuncian pecados, son de mal gusto, ofensivos y no tienen gracia alguna. Al menos para quien entienda lo que subyace, la denigración, el antisemitismo y la demonización de los judíos. El chiste le da un tinte de trivialización, hasta viste de aceptación el horror de lo sucedido, le confiere una pátina de legitimidad. Y ése es su verdadero horror.

Podría argumentarse que los chistes se valen en gran medida del prejuicio y de la incorrección política y que sus límites no siempre son nítidos. Es cierto. Pero hay espacios que siguen estando vedados para el humor porque tocan tanto dolor, tanta iniquidad, tanta vergüenza que resultan indigeribles e intolerables. El maltrato y abuso infantil, las violaciones, el abandono de los viejos, el hambre, la trata de personas, los asesinatos tanto individuales como en contextos genocidas no son solubles ni pueden ser aligerados en modo alguno. Duelen demasiado. Imposible reírse de esas cosas. Imposible para mí. Pareciera que no lo es para otros.