Estamos viviendo la traición de las consignas feministas que tanto han hecho por la dignidad de las mujeres. Las históricas luchas en pos de igualdad y justicia, las denuncias de ataques y perpetraciones, los ideales enunciados se estrellaron contra el atronador silencio posterior a la orgía femicida del terrorismo de Hamás el 7 de octubre. Las mismas que señalaron la opresión de la sociedad patriarcal callaron ante la barbarie. Las mismas que se regodeaban con sus militancias progresistas, su moral igualitaria y sus anhelos de dignidad, se embanderaron con dictaduras patriarcales y terrorismos femicidas y silenciaron sus voces ante las víctimas israelíes.
No hubo empatía con ellas. Su oposición ideológica a Israel primó sobre sus ideales feministas. Las judías son más israelíes que mujeres, no son iguales a otras, no merecen ser defendidas. Lo increíble, contradictorio y hasta bizarro, es que las mismas mujeres que no se condolieron con las israelíes apoyan alegremente a países en los que las mujeres carecen de los mismos derechos por los que dicen abogar.
Traicionaron al feminismo y a cada una de las mujeres que dicen representar. Traicionaron sus principios y sus luchas. Traicionaron a las valientes sufragistas, a Simone de Beauvoir, a Betty Friedan, y a cada una de las mujeres golpeadas o asesinadas. Se traicionaron a sí mismas. Quebraron el colectivo y perdieron la autoridad para hablar en nombre de “las mujeres”. Las violadas judías, las mutiladas, las torturadas, las asesinadas y exhibidas como trofeos, no pertenecen al universo del feminismo. Copiando a la mirada del nazismo hacia los judíos, las israelíes son menos mujeres, o sub-mujeres, no tienen los mismos derechos ni son merecedoras de las mismas luchas y reclamos. Desde el río hasta el mar reedita el camino a Auschwitz.
No se salvó ninguno. Ni #metoo ni #niunamenos ni los defensores de los derechos LGTBIQ+ ni los pañuelos celestes, ni los pañuelos verdes, ni las izquierdas dizque progresistas, ni #blacklivesmatter. Estos ideólogos, policías del pensamiento y dueños de la moral no ven ni oyen cuando se trata de judías, descolectivizaron al colectivo feminista. Complotados y fingiendo demencia, hacen como que no pasó lo que pasó. Algunos enuncian un tímido y cobarde “sí, pero…”, y los que compraron el relato maniqueo, simplista y falso de Israel-opresor/palestinos-oprimidos defienden a los terroristas y levantan las banderas palestinas clamando por la desaparición del Estado de Israel como si los principios de libertad y justicia que dicen sostener no se contradijeran con los que sostienen los terroristas.
Los movimientos feministas dejaron bien claro que ninguna conducta de una mujer merece y justifica la violencia o el ataque, aunque el perpetrador se escude en ello para alegar inocencia. Ni la pollera corta, ni una mirada torva, la culpa no es de la víctima. Salvo si son israelíes. Por todo eso ya no les creo. #Yanolescreo cuando declaman cambiar la sociedad patriarcal para que las mujeres tengamos los mismos derechos. Las judías no entramos allí. Somos más judías que mujeres. Nuestros dolores no son iguales a los de todas. Deberemos defendernos solas como aprendimos a lo largo de siglos de patriarcado y antisemitismo. ¡Feministas, a callar a partir de ahora! ¡A buscar otras luchas que les den sentido a sus vidas! Ya no defienden derechos universales. Su silencio es cómplice de lo peor que denuncian. Acaban de asesinar al feminismo. #Yanolescreo.
Publicado en Clarin