… Y ahora es Aguinis comparando al grupo de Milagros Sala con las Juventudes Hitleristas y Nelson Castro que inventa el neologismo “gestafip”, los feligreses de una iglesia en La Pampa van a misa con bigotes a lo hitler en protesta por la adhesión del cura al dictador Videla. Estamos en el reino del “segual”. Se toman estos conceptos-atajo como golpes de efecto en una esgrima mediática que excluye contextos, implicancias, objetivos y por sobre todo la verdad. Y parece ser imparable. Ya habían empezado los palestinos en la primer intifada llamando nazis a los israelíes lo que se toma hoy como “natural”. Nada de esto resiste a la menor reflexión. ¿Qué se puede parecer a la Shoá, al nazismo, a la Gestapo, a los SS, a la industria de la muerte, a los experimentos médicos, al asesinato de niños, al gaseamiento de millones de personas? ¿Qué? Nuestra desgarradora experiencia está siendo usada a mansalva. Y por nuestra me refiero a la Humanidad. Por más que resulte revulsivo e indignante, tendremos que acostumbrarnos a este estado de cosas y a tener que salir una y otra vez a explicar, esclarecer, enseñar porque el uso bastardeado de conceptos de la Shoá como herramientas de ataque y descalificación se extiende de manera virósica y epidémica. Hasta ahora solo algunos judíos advertimos el peligro de la banalización, la implicancia de que finalmente, si el nazismo se puede comparar con cualquier cosa, entonces “no fue para tanto”. Esperemos que el resto de la sociedad nos acompañe en esta empresa de esclarecimiento. Pueden y deben levantarse alertas ante algunos procesos al estilo de “el huevo de la serpiente”, para impedir su evolución y crecimiento. Pero en los textos y discursos que vemos en vez de enunciar una alerta se instala la idea de que es lo mismo la tergiversación, la mentira, el uso político, el acoso que el asesinato planificado. Y no puedo más que gritar con congoja y desolación que ¡NO ES LO MISMO! ¡NO ES LO MISMO! Publicado en cartas de lectores de La Nación, agosto 29, 2012