Está circulando este video clip http://www.youtube.com/watch?v=xzTgIdNW6lg que se llama "La cara oculta de facebook". Está simpático este video para nada amarillista ni alarmista ni tremendista tan ajustado a la verdad, tan pertinente en su lectura e interpretación así como en sus alcances. Tiene un modo de decir las cosas que hace que a uno se le frunza el upite y empiece a mirar a los costados a ver quién lo está mirando a uno y con qué intenciones.
Me ha llevado a las siguientes determinaciones que pondré en acción inmediatamente y que pongo a vuestra consideración para que estén atentos:
Ya mismo me borro de facebook (ésta sería mi última comunicación). No abro nunca más el Internet Explorer ni el Mozilla ni el Safari. Quito de un plumazo Skype, yahoo, hotmail y aol. Good bye Twitter y las otras herramientas satánicas por venir. Quemo mi cámara fotográfica después de desgarrar todas las fotos que tengo, tanto las impresas como las subidas a algún servidor misterioso de la red. También cierro mis cuentas en los bancos. Anulo mis tarjetas de crédito. No lleno ningún formulario de ningún tipo bajo ninguna circunstancia. Pido en la escuela, la primaria y la secundaria, en la universidad, en cuanto lugar hubiera hecho algún curso, los comprobantes del mismo y miraré con atención que se borre mi nombre de todos los registros que pudieran tener archivados. Exijo que en el Registro Civil y en la Policía me entreguen mis legajos y les hago juicio para que no guarden ninguna información mía por la cuestión del habeas data. Recorro cada una de las embajadas donde pedí una visa alguna vez y cada uno de los aeropuertos por donde pasé mostrando en mi pasaporte mis datos personales y exijo que se borre toda evidencia (¿en los peajes de las autopistas quedarán fotos o algún dato mío?). Contrato a un detective privado para que recoja todas las historias clínicas mías que pueda haber en clínicas, hospitales y consultorios médicos y por las dudas dejo de consultar a los médicos no vaya a ser que vendan mis datos a algún laboratorio que se enriquecerá con la información. Borro mi nombre en el timbre de entrada de mi casa. No hago más tarjetas con mis datos y recupero todas las que entregué en toda mi vida. Anulo mis teléfonos -tanto de línea como celular- y exigo que se borren mis datos en las empresas telefónicas. Pido que se borren todos los mensajes que alguna vez dejé grabados en los contestadores de mis amigos y conocidos. Cuando esté con amigos, pediré que pongan sus celulares sobre la mesa y les quiten las baterías (con las baterías puestas, aún apagados, funcionan como micrófonos). Vendo mis propiedades y coches y quito todos mis datos en los respectivos registros de propiedad. Exijo a la cámara electoral que me quite de los padrones públicos y no voto nunca más. Exijo que nadie pueda tener acceso a mí sea informático o por internet o por cualquier vía. Creo que lo mejor es quemar la computadora y por las dudas el cableado también. Que se borren en todos los sites de toda la gente del mundo todos los artículos que escribí y cualquier referencia a mi que pudiera haber. Que no quede huella de los cursos que dicté, de mis conferencias y presentaciones. Que los diarios, nacionales y extranjeros, borren las veces que mi nombre fue publicado allí. Que desaparezcan mis libros y nunca más se publique nada mío. Dejo de pagar impuestos y renuncio con pesadumbre al beneficio de la jubilación y cualquier otro beneficio que pudiera otorgarme algún Estado, cualquiera que sea. No aceptaré descuentos, premios, concursos, ninguna ventaja que comporte la necesidad de dejar mis datos. No piso más un cine y rompo a hachazos los televisores y las videocastteras y los pasa DVD. Antes de hablar con cada persona la pongo bajo un escaneo profundo para asegurarme que no quiera sacarme información o manipularme de ninguna manera. Dejo de leer los diarios y de escuchar radio. No dejo mi firma en ningún lado ni mi letra manuscrita ni mis huellas digitales ni miro fijamente para que no fotografíen mi iris. Cuando me presento no doy mi nombre verdadero ni ningún dato que pudiera identificarme. Me disfrazaré de varón por las dudas. Me llamaré Ramón. Me cubriré con un velo que impida que alguien reconozca mi cara. También cubriré mi cuerpo con un manto opaco -estilo burka- que no revele nada de mi anatomía, nada que pudiera ponerme en peligro. Enmudeceré para asegurarme que nada en mi voz denote algo que pudiera ponerme en evidencia. Me pondré máscara antigas para no respirar los efluvios peligrosos que llenan nuestro aire. Mejor me quedaré en la cama, ni siquiera abriré los ojos ni haré ningún movimiento, no vaya a ser que cualquier conducta mía, la más mínima, muestre algo que no quiero que se sepa de mi y que la CIA -cuya principal ocupación es pensar en mí- me use para algún fin inconfesable. Lo más seguro es morirme. Este video me ha ilustrado respecto a qué significa vivir en un mundo globalizado en donde los límites de la privacidad se van haciendo cada vez más borrosos, para bien y para mal. Luchar en contra de todo ello es como luchar en contra de la imprenta que levantó tanto alboroto en su momento por el peligro que entrañaría que el conocimiento pudiera ser alcanzado por casi cualquiera. Y por ahí tenían razón. ¡Hay cada uno opinando por ahí! ¡Que muera Gutenberg!
epílogo autorreferencial (escrito unos minutos más tarde): ...seguí pensando porque había algo que me hacía ruido y ¡eureka! ¡lo encontré! ¡¡¡¡La sinarquía judeo-marxista-masónico-capitalista!!!! estaba ahí y no la veía. Los españolitos que hicieron el video tuvieron el tino y la corrección política de no hablar de los judíos, pero hete aquí que, casualmente, los apellidos mencionados son claramente judíos (desde el inventor de la máquina siniestra de facebook, ese pibito tan rico con su "estudiado" aspecto de inocente) o suenan sospechosamente judíos. Y eso funciona subliminalmente y de pronto a uno se le hace la luz: ¡uau! ¡claro! ¡eran los judíos! ¡los Protocolos de los Sabios de Sion eran verdad! ¡quieren dominar el mundo, sojuzgarnos a todos, manipularnos y explotarnos a su antojo!
Y no mencionan el poder chino (claro, siguen con la cantinela apolillada de lo antiyanki, no se enteraron que el dinero no tiene color ni nacionalidad ni ideología ni nada, el dinero solo buscar más dinero y no le hace asco a nada ni a nadie). Y, decía, se olvidaron de los chinos que se vienen con todo y prometen arrasar con unas cuantas cosas. (el peligro amarillo como decía Mafalda). ¡¡¡y ni te cuento cuando descubran el poder judío dentro del gobierno chino!!!! mi apellido es una prueba incontrastable de ello: ¡los judíos ya están en China!, ¡tiemblen los mercados y el mundo libre y democrático!