Verdad y opinión

“Vivir en pareja. Encuentros y desencuentros”. Columna semanal en Le doy mi palabra, conducido por Alfredo Leuco en radio Mitre.

¿Viste cuando queremos hablar y terminamos peleando? No importa el tema, terminamos peleando y nos preguntamos qué pasó. De entre las varias cosas que pueden haber pasado, una es que solemos hablar con el idioma de LA VERDAD en lugar de hablar con el idioma de una OPINIÓN. 

Como nuestro punto de vista nos resulta indudable y evidente creemos que es LA VERDAD. Y lo decimos con firmeza, porque es LA VERDAD. 

Pero a nuestro otro probablemente le pase igual y esté tan convencido como nosotros de que lo que cree es LA VERDAD. Los dos decimos LA VERDAD, nuestra verdad con tono de es obvio y si no te das cuenta es que no entendés cómo son las cosas, vivís en un taper o tenés un soldadito de menos. Y cuando nos ponemos a contar los soldaditos que tiene cada uno la cosa se desbarranca y se vuelve una lucha de quién sabe más que quién convencido cada uno de tener la data justa y de que el otro no tiene idea. 

¿Y cómo te cae cuando alguien te tira LA VERDAD con cara de ¡escuchame bien porque te voy a decir cómo es la cosa! y te pone en el lugar del que no sabe? No sé a los que están oyendo pero a mi me cae peor que mal. Me enoja, me siento maltratada, me dan ganas de decir ¿quién te creés que sos, a quién le ganaste?

Cuando hablamos enarbolando LA VERDAD generamos un campo de energía negativa con ese ninguneo, producimos el rechazo del otro que corre a enarbolar su propia verdad y ahí ya nos trenzamos en la batalla de quién tiene razón y se desencadenó la pelea, esa pelea que no entendíamos por qué había sucedido.

Podemos decir lo mismo pero como una OPINIÓN y entonces la conversación se vuelve posible. Mirá cómo suena si en lugar de ¡esto es así! digo me da la impresión de que esto podría ser así hasta sale con otro tono y seguro que con otra cara. ¡Esto es así! se dice firme, con la mirada fija y el dedo autoritario en alto, mientras que me da la impresión de que esto podría ser así se dice más blandito, con la mirada y el gesto más amable, con las manos tendidas. 

Una OPINIÓN dice de tu mirada personal e invita al otro a expresar la suya, en iguales condiciones. Al  hablar en el idioma de la OPINIÓN no pretendemos avasallar ni imponernos, ni ganar. Decir una OPINIÓN en lugar de imponerse con LA VERDAD propone otro juego, abre un diálogo amistoso en lugar de cerrarlo en una pelea sin cuartel. Y te cuento un secreto, no se lo digas a nadie y menos a ya sabés quién: la persona que habla desde LA VERDAD suele sentirse tan insegura que necesita hacerlo para darse firmeza mientras que quien habla desde la OPINIÓN siente tal seguridad interna que no necesita derrotar a nadie para sentirse bien. 

Es que finalmente, la cosa pasa por elegir de qué lado de la vida te querés poner, si te morís por ganar la discusión o si preferís vivir en paz.