Comentarios bibliográficos. Seis Millones de Veces Uno. El Holocausto. , de Eliahu Toker y Ana Weinstein. Las celebraciones. Todo libro que se publica es una celebración. Todo libro que se publica acerca de la shoá, es una doble celebración, porque revela que, al menos para su autor y editor, el tema tiene vigencia. Pero este libro, agrega a ambas celebraciones, dos más: una, la forma y el contenido en que se ha presentado este texto pensado para la enseñanza y la otra, que haya sido un proyecto nacional.
Mi querido Eliahu. Además de la admiración que siento por él como poeta, me liga a Eliahu Toker, uno de los dos autores, un cariño profundo. Uno toma el texto de alguien querido también como algo querido. Así me acerqué a este libro, como quien va a conversar con alguien con quien sabe que puede conversar. He conocido a Eliahu en el contexto de la Shoah Foundation creada por Steven Spielberg en la que ambos participamos, o sea que nuestras primeras conversaciones fueron acerca de la shoá. Lo dicho: me acerqué a este libro con la mejor de las disposiciones. Los azares de la vida han determinado que aún no conozca personalmente a Anita Weinstein a quien felicito por la co-autoría de este libro tan valioso.
Mi inevitable subjetividad. No seré objetiva en mi comentario. No puedo serlo, no quiero serlo, no debo serlo. Este libro me toca directa y personalmente y es en la confluencia de este impacto genuino con mis propias reflexiones y experiencias que nacen estas palabras. Además de amiga de Eliahu, soy hija de sobrevivientes de la shoá y mi vida pivotea en gran medida y sin remedio alrededor de esta circunstancia. Desde que la shoá forma parte conciente de mi vida y de mi actividad como tema de investigación, lectura, escritura, conferencias, grupos, he sentido un cierto malestar por la forma en que se han tratado estas cuestiones. La shoá es para muchos algo que pasó hace más de cincuenta años, que les pasó a los judíos, perpetrado por los nazis con una malignidad atribuida a la maldad misma que les era innata, como si no se hubiera tratado de seres humanos, en su gran mayoría, comunes y corrientes. La shoá se conmemora habitualmente con actos que se repiten a sí mismos año tras año, los mismos discursos, las mismas velas, los mismos lamentos, las mismas inútiles advocaciones declarativas de nunca más, las mismas caras, la misma desinformación, la misma ausencia de las lecciones que se podrían aprender. De la shoá se habla como de un fenómeno repentino, sucedido vaya uno a saber cómo, y que así como empezó, terminó; dejémoslo allá, en Europa, parecemos decir, para qué revolver entre los escombros, mejor mirar hacia adelante. La poderosa lección para la humanidad que representa el estudio de la shoá queda en las sombras ante este tipo de enfoques. En estas tentaciones habituales de hacer como que se dice porque hay que recordar pero hablar sin decir nada que conmueva de verdad no ha caído Seis millones de veces uno.
El título. Ya el título marca una diferencia con el tratamiento que se ha hecho del tema hasta ahora porque nos invita de entrada al encuentro de lo humano involucrado en cada una de las víctimas, porque la shoá debería contarse varios millones de veces, una vez por cada persona que la ha padecido.
La diagramación. Tanto el formato, los colores elegidos (blanco, negro y rojo), la inclusión de fotografías, de títulos resaltados, de recuadros, de citas, resultan atractivas, activas, invitan a la interacción, a la movilidad. Es una diagramación hecha en códigos de hoy, con una estética que se reconoce y propone un acercamiento posible, con algo del hipertexto y un uso de lo icónico que los jóvenes pueden ver como propio.
El estilo. El estilo es didáctico y dialogal, son lecciones conversadas. Hay preguntas, hay respuestas, hay reflexiones, hay comentarios, hay testimonios, hay una evidente preocupación por el lector, por un lector de amplio espectro a quien se toma de la mano y se lo va guiando por este laberinto del horror. Se han elegido textos cortos, contundentes, que hacen innecesarias demasiadas bajadas de línea habitualmente entorpecedoras de la elaboración interna que debe surgir del trabajo personal del lector. Uno ve el trabajo en cada palabra, en cada oración, en cada párrafo, en cada mapa y en cada fotografía, el delicado equilibrio requerido para hacer el material y el contenido interesante, comprensible y conmovedor para cualquiera.
El contenido. No es fácil contar la shoá, contarla toda y no traicionarse al pretender hacer el lenguaje accesible. Los autores lo han logrado. Han encarado toda la complejidad de manera simple. Plantean, con justicia, que, si bien el genocidio estaba destinado al pueblo judío, la shoá es un problema de la humanidad toda. Incluyen todos los ingredientes necesarios para hacer de esta experiencia de la humanidad una escuela para el futuro (el racismo, la discriminación, la manipulación de las masas, la propaganda política, el falseamiento del lenguaje, los totalitarismos). Plantean las distintas formas de resistencia que los judíos encararon, sus dificultades, sus posibilidades y echan por la borda la vergonzosa acusación de cobardía, pasividad y sometimiento que tanto han sufrido los sobrevivientes. Recurre a estos últimos, especialmente a los que han venido a la Argentina, y se apoya en sus testimonios con fotografías en que se los ve jóvenes, así como eran durante la shoá. No olvidan a los salvadores no judíos que arriesgaron sus vidas y las de sus familias, a los espectadores que no quisieron o no pudieron o no supieron hacer nada y, termina con el poderoso capítulo dedicado al reverdecimiento del monstruo que, citando el efectivo corto del Centro Simon Wiesenthal, está mutando. No se queda en el planteo reduccionista y simplificador de que la shoá es algo que pasó allá y entonces y tiene la valentía de incluir el aquí y el ahora; en este espíritu se menciona a lo largo del texto varias veces la forma en que el antisemitismo se ha expresado en nuestro país y se incluyen testimonios y referencias que llegan hasta los atentados aún no esclarecidos de la embajada de Israel y la sede de la AMIA. El afán pedagógico de este libro se evidencia en la sección Apara pensar@ que hay al final de cada capítulo que propone preguntas que comprometen al lector de hoy y dan claves a los docentes del trabajo posible. Van algunos ejemplos de estas preguntas: )qué valores y convicciones se deben sustentar para delatar a vecinos o a perseguidos? )Cuál es el sentido de despojar a una persona de su nombre y adjudicarle un número? )La libertad de expresión debe ser ilimitada, incluyendo la libertad para defender o promover discriminaciones, persecuciones, torturas, asesinatos y masacres?
La shoá ya no es sólo un tema judío. El otro aspecto que señalé como digno de celebración es que la publicación de este libro sea un emprendimiento del Estado Nacional, que haya respondido a un decreto que instituye la enseñanza de la shoá en las escuelas públicas y que se lo distribuya en todo el territorio de nuestro país. El Estado Nacional asume como propio el tema, igual que el Washington Holocaust Memorial Museum que es parte del Estado Nacional Norteamericano y sus empleados son empleados estatales y su financiación proviene del presupuesto nacional. La shoá puede ser un poderoso instrumento de aprendizaje de conciencia cívica y comunitaria, de revisión y consolidación de valores tan descuidados en este momento como la responsabilidad, el respeto a la democracia y a la honestidad, la no aceptación de conductas autoritarias, la mirada atenta ante intentos de manipulación de la conducta, la defensa de los perseguidos, el reconocimiento del otro como un semejante, un humano, se trate de quién se trate. Celebro al Estado Nacional por haber encarado esta tarea. El Ministerio del Interior de esta administración saliente fracasó en el esclarecimiento de los atentados (¿no quiso-no supo-no pudo?: como sea, fracasó). Queda para la historia el dolor de que haya sido un judío quien haya estado al frente de un tal desaguisado de incapacidades o complicidades. La publicación de este libro (que no está a la venta sino que es distribuido gratuitamente a escuelas y según solicitud) no compensa ni enmienda nada de los dislates cometidos, pero los gobiernos cambian y el libro -junto al decreto y la voluntad de enseñar estos contenidos en las escuelas- permanecerá. Es lo que celebro.