IOM HASHOÁ DELIVERY

Y un día llega Iom Hashoá. De pronto la Shoá, que había estado dormida, vuelve a la vida. Nuestros teléfonos no paran de sonar. Todos, escuelas, instituciones, grupos de jóvenes y adultos, todos quieren un sobreviviente a quien honrar. Un sobreviviente que ha estado el año entero sin un solo llamado, de pronto se ve convocado a ir, a hablar, lo llevan y lo traen, lo suben, lo sientan, lo presentan con palabras enjundiosas que el sobreviviente siente como desproporcionadas (yo no hice nada, piensa, tan solo sobreviví, no merezco tanta bambolla). Las instituciones que nuclean sobrevivientes, como la nuestra, no dan tregua a los pedidos, la organización de los organigramas, la logística de quien va, como va,  quien acompaña, cómo será la actividad, qué hay que preparar…. Y todo se solicita en la misma semana, a veces dos días antes, como si hubiera un batallón infinito de sobrevivientes sentados en el banco esperando su turno para ir adonde los llamen. Nadie piensa o imagina que no son muchos, que están viejos, cansados, a menudo con alguna enfermedad o condición inhabilitante. Todos quieren un sobreviviente. Lo precisan para llenar la actividad con un contenido importante, transcendente pero, casi siempre, sin un trabajo previo ni una preparación adecuada, para cubrir los requerimientos de la efemérides (además de Iom Hashoá también en el 19 de abril, el Día de la Convivencia en la Diversidad Cultural -a veces las fechas coinciden-, las escuelas deben encarar el tema incluido en la curricula del año). Los que trabajamos todo el año con el tema de la Shoá nos sentimos abrumados por esta repentina, exigente y efímera demanda. Más de una vez se dirigen a nosotros como si  fuéramos una agencia de colocaciones o un delivery de sobrevivientes, como si nuestro trabajo constante de investigación, reflexión, difusión, enseñanza y dignificación de la memoria, se redujera a la provisión de sobrevivientes para la actividad de Iom Hashoá. Como una pizzería. Sería algo así: - “Pizzería Su Sobreviviente Delivery”, buenas tardes, ¿en qué lo podemos ayudar? - Sí, mirá, necesitamos un sobreviviente para mañana a las 8 de la mañana para ir a la zona de Mataderos cerca del Camino Negro … ¿de cuáles gustos tenés? - de casi todos, ¿alguna preferencia? - mmm…, sí, pero decime, ¿cuáles hay? Porque me pidieron que consiga uno pero no se bien de cuáles te quedan …. -  tenemos un par de katzetnikz, que son más bien picantes, algunos guéticos a la piedra con poca masa, salsa light y sin TACC, también tenemos de los escondidos, que vienen con sorpresa de dulce de leche y los de Rusia, que vienen en una promo especial con una botella de vodka. - Ahh, ¿y de “ashuits” no te quedan? - Sí, pero los de Auschwitz (no corregimos la pronunciación a los potenciales clientes pero cuando repetimos lo decimos como corresponde) los de Auschwitz son especiales, tienen muuuuucha demanda, hay que reservarlos con bastante tiempo y estamos muy sobre la hora. - ¿y cuánto salen? - son los más caros porque son muy exclusivos y vienen con certificado kasher - pero, ¿son ricos? - y, sí, son los más pedidos, pero el sabor depende de cómo venga la Widergutmachung… - ah (¿la qué me dijo?) … mmm … ¿y tenés partisanos? - teníamos, pero no los hacemos más porque son muy rebeldes,  jodidos de preparar, no les gusta que los lleven o los traigan. - Uh, que lástima. A mi me encantaban los partisanos. Hasta me acuerdo de un jingle muy conocido de cuando era chico “zogt nish kein mol”… - Ah si, lo tenemos de música de fondo todo el tiempo….  La promoción especial para Iom Hashoá es que el delivery lo hace un coro de hijos y nietos de sobrevivientes vestidos con el típico traje a rayas cantando el “zog nisht kein mol” acompañados por un autóctono bombo piquetero. - Bueno, no, eso debe ser muy caro, te pido entonces: mándame dos de gueto con tuco y queso, dos que sean viejitos lindos y se compren al público y si puede ser, uno de esos que hayan escrito un libro, con merengue italiano. - Dale, querés por cincuenta centavos más te mando uno con el video del testimonio de Spielberg que después te queda de recuerdo. - No, dejá, está bien así… La promo de la vodka está buena pero no me sirve porque son todos chicos, ¿no me podés mandar en su lugar una coca grande y un kilito de helado? - Dale, sale tu pedido. ¿Para donde? - Comunidad Aguante Israel y la Shoá, brigada “Recordar para no repetir”, grupo “Nunca más”. - Ya sale para allá. Es un gusto estar a tu servicio. Mir Zainen Do. Nuestros sobrevivientes judíos nos han enseñado el valor de denuncia que tiene el humor, humor que se ha hecho en todas las condiciones extremas en el transcurso de la Shoá. ¿Cómo decir lo que hemos dicho sin pontificar ni retar a nadie? Como decía el viejo Selecciones: la risa, remedio infalible. Aunque en este caso, sea un poco oscuro, casi negro el humor. Esperamos que redunde en una mirada diferente sobre las actividades de la Shoá, más específicamente en cuanto a la participación de sobrevivientes, que, infortunadamente, cada vez son menos y los que quedan, cada vez tienen menos fuerzas para testimoniar. La Shoá puede trabajarse todo el año. Debe trabajarse todo el año, en múltiples áreas de la formación personal y el aprendizaje escolar. Si solo se encara en Iom Hashoá se transforma en un símbolo fugaz, algo que podría ser de enorme potencia y se vuelve un contenido momificado, se pierde la oportunidad de que se inscriba en un contexto de significación que cale hondo en la construcción de una subjetividad responsable y comprometida. Es lo que, suponemos, desea cualquier abordaje educativo.
(texto colectivo de quienes recepcionamos los pedidos que se hacen alrededor de Iom Hashoá)