Crónica del Pre-encuentro de "De Cara al Futuro". Marzo 2004
¿Cómo puede estar viva la Shoá? Parece una contradicción en sí misma pues ¿cómo podría estar viva la muerte? Lo está en los sobrevivientes. Lo está en sus hijos y tal vez en sus nietos. Está viva y está activa. No son juegos retóricos. La memoria y nuestra existencia están plagadas de rincones misteriosos en los que a veces entramos de la mano de alguien, o cantando bajito para hacernos la ilusión de que estamos acompañados, o entrecerrando los ojos con el miedo de que nos asalte alguna araña pollito o una sombra amenazante se cruce y nos haga caer. Y cuando entramos y nos vamos acostumbrando a la oscuridad a veces logramos ver que había una llave y que se podía encender la luz. Cuando todo se ilumina, el escenario es otro. A veces lo que asustaba se confirma, otras, se desvanece y se vuelve algo diferente.
El domingo pasado, 28 de marzo de 2004, 160 personas estuvimos juntas explorando esos rincones a los que uno se resiste a veces a entrar pero que forman parte de quienes somos y nos habitan. En la FMH-Museo de la Shoá, comenzamos el camino que nos llevará al Encuentro de noviembre, ese desafío que hemos emprendido un grupo de intrépidos exploradores. Cuatro generaciones coexistieron, cuatro generaciones con el pasado común de la shoá nos vimos unos en los otros. Hubo momentos compartidos, homenajes, canciones, algunas palabras, rica comida, cafés. Hubo un mapa expuesto en el que cada uno marcaba su lugar de origen, que se volvió una representación gráfica y potente de quiénes estábamos allí. Hubo momentos segmentados en los talleres con temáticas acotadas, diez talleres (cinco por la mañana y cinco por la tarde, simultáneos) en los que todos podían intervenir, aportar su recorte de la experiencia como sobreviviente, como hijo, como nieto, como interesado, como testigo. Hubo revelaciones, hubo reconocimientos, hubo lágrimas, hubo risas, hubo, principalmente, la posibilidad de exponer y compartir la historia particular, subjetiva, la savia y la esencia que nutre el trabajo que merece hacerse con la memoria. Lo particular nos salva de la formalidad, del acartonamiento, de los conceptos congelados y vacíos de significación con los que estamos habituados a conmemorar a la Shoá, como si tuviéramos que mantenerla lejos, como si nos diera miedo. Lo particular está vivo y desde ahí tiene potencia para ser transmitido.
La shoá está viva en nosotros, en nuestras vidas, en la forma en la que nos reconocemos a nosotros mismos, en la comodidad que sentimos cuando estamos entre iguales. Fue reiterado el comentario de diferentes personas el domingo de “por fin no siento la necesidad de explicar nada”.
La shoá está viva y vibrante si la sacamos del freezer, si la bajamos de los monumentos, si la teñimos de contenidos vivos, de experiencias personales. La shoá está viva y sólo así tendrá algún sentido y efecto en los demás. La shoá está viva en nosotros y compartirla y exponerla de esta manera abre la posibilidad de una verdadera reflexión. La shoá está viva en sus consecuencias, en los aprendizajes que comporta y en nuestro testimonio como testigos y protagonistas. La shoá está viva en un mundo que sigue al borde de cornisas suicidas y nosotros tenemos algo que decir al respecto.
Es lo que hemos empezado a hacer el pasado domingo 28 de marzo. “De Cara al Futuro” será el primer Encuentro Internacional en habla hispana para sobrevivientes de la shoá, sus familiares y toda persona interesada y comprometida con el tema. Convocado por la Fundación Memoria del Holocausto y Generaciones de la Shoá en Argentina, tendrá lugar en Buenos Aires entre el 21 y 24 de noviembre de 2004.
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