Introducción para el acto del Día Internacional del Holocausto, 27 de enero, en el Colegio Hebreo Sefaradí de México para ser leído antes del poema.
Somos hijas de sobrevivientes nacidas en aquella Europa desgarrada apenas terminada la guerra. Las historias de nuestros padres construyeron gran parte de nuestra identidad. Elegimos ser un puente entre el pasado y el futuro.
Desde nuestras infancias sin familias, los otros sobrevivientes lo fueron y nuestros cuentos de hadas fueron las pérdidas sufridas y las sagas de supervivencia. Cada sobreviviente con su historia particular se volvió nuestra propia historia. Curiosamente compartimos la triste experiencia de la pérdida de un hermano mayor que no llegamos a conocer. Uno en la fría Siberia entre el hambre y las arbitrariedades del gulag y el otro entregado a una familia cristiana y nunca recuperado.
Nacimos en 1945. La escritora israelí Dina Wardi nos llamó la “generación del iurtsait”, la de las velas conmemorativas, cuya llama mantiene viva la memoria de los que no están y al mismo tiempo ilumina la esperanza del camino por venir.
Este poema surge de nuestra vivencia como hijas de padres que, después de lo padecido, han apostado a la vida. Desde hace muchos años somos las continuadoras de esa misión en diferentes grupos y organizaciones. Desde “Niños de la Shoá” en un principio, luego creamos Generaciones de la Shoá en Argentina y hoy nos hemos integrado al Museo del Holocausto de Buenos Aires donde seguimos desarrollando nuestras actividades habituales. Damos testimonio, dictamos clases, y desarrollamos varios proyectos destinados a docentes y a jóvenes como el “Proyecto Aprendiz” y los “Cuadernos de la Shoá”.
El Himno Partisano canta a la resistencia y fue y sigue siendo una bandera de lucha. Nuestros padres lo cantaban con los ojos bien abiertos y los puños en alto mientras nosotras los mirábamos admiradas por su fuerza y determinación. Fue nuestra mejor canción de cuna. Esa marcha de los que no se dejan vencer sostiene que ninguna senda es la final. A partir de allí, y a la luz de lo vivido durante los últimos 80 años, agregamos que no solo no es la senda final sino que toda senda es un inicio. Nuestras vidas y las de nuestros hijos y nietos, son el documento que testifica y confirma esa apuesta al futuro.
Aida Ender y Diana Wang
Buenos Aires, enero 2021
Nosotros, los que sobrevivimos
Los expoliados, aislados y marcados
Los encerrados, violados y denigrados
Sabemos, lo sabemos bien, que ninguna senda es la final
Estuvimos en el lodazal del infierno
En la oscuridad, el terror y la tormenta
Aprendimos que aquella senda no era la final
Emergimos del hambre, del frío y el horror
Del tifus, la humillación y la vergüenza
Soñando un árbol lleno de pan
Y que esa senda no fuera la final
Somos los escapados, los escondidos
Los afortunados, los rescatados, los salvados
Y gritamos a voz en cuello ¡no hay una senda final!
Somos los que cambiaron sus nombres
Los que lucharon en los bosques
Los que, emergidos de entre escombros y desconcierto
Confirmaron que esa senda no había sido la final
Con recuerdos, marcas y lágrimas aún vivas
Caminamos vías, calles y caminos
Entre muros derrumbados bajo cielos de plomo
Los ojos bien abiertos en cada senda. ¡Ninguna fue final!
De la tierra, húmeda tras el vendaval, nacieron nuevos brotes
Hojas y frutos cubrieron los árboles heridos
Germinaron semillas, bravas e incontenibles
Puestos de pie, reconstruidos, desafiantes
Seguimos caminando, no paramos de andar
Lloramos nuestros muertos, está prohibido olvidar
Los que nos siguen abrazan nuestro legado
Ahondan nuestras huellas, llevan la memoria detrás
En la mira el horizonte abierto, todo promesa, todo concierto
Porque cada senda es nueva y ninguna es la final
Somos los que sobrevivimos y los que nacimos después
Nos bebemos la vida medida por medida
¡Ni aquella senda, ni ésta, ni ninguna, será la final!
Cada senda es un inicio y habrá otras, muchas más
¡El pueblo judío vive! ¡Estamos acá!
¡Mir Zainen Do! ¡Am Israel Jai!
Aida Ender - Diana Wang
Hijas de sobrevivientes de la Shoá
Recitado por Jessica Schultz en el Museo del Holocausto de Buenos Aires en el acto de Iom Hashoá, abril 2021