Con un viejo texto mío relativo a la culpa y al perdón (está abajo), ahora abreviado, Carina Toker, Claudia Wolowski y Eliana @enmodolupa con sus dibujos maravillosos, gente querida del Sholem, hicieron este conmovedor video:
Cuando era chica no había biromes. Para escribir con tinta había que llevar un tintero a la escuela y mojar allí la pluma para escribir. Y un día aparecieron las lapiceras fuente, ¡venían con la tinta adentro! y me regalaron una, “cuidala mucho” me dijo papá. En la escuela fue genial, los “¡uuuus!” y “¡aaaas!” de las chicas al ver esa maravilla.
Cuando volví a casa quise hacer los deberes, saqué la cartuchera y la lapicera fuente no estaba. Vacié la mochila, revisé todos sus bolsillos y no, no estaba. La lapicera había desaparecido.
Lloré toda la tarde y cuando vino papá y le dije me miró fijamente “¿Seguro que la pusiste en la cartuchera?” me preguntó.”Sí”, le dije “ y todavía me acuerdo que la enrollé en un papel glacé de color celeste para que no se rayara y que Nilda, mi compañera de banco, me cargó por eso”. “Te dije que la cuidaras” me retó y me morí de la vergüenza por haber sido tan descuidada.
Un día fui con mi nieta al shopping y caminando por el pasillo escuché que me decían “¿Wang?”, era una mujer que no reconocía. “Soy Espósito, de la primaria, me sentaba atrás tuyo” y ahí sí, me acordé. Nos saludamos, nos contamos si habíamos estudiado, si nos casamos, si teníamos hijos, nietos. Y listo, nos despedimos y cada una siguió su camino. Di cuatro pasos y oí otra vez “Wang…”, me dí vuelta. Espósito con los ojos húmedos me dijo “Fui yo. La lapicera fuente me la llevé yo” y se fue.
Mi nieta tenía nueve años como nosotras entonces. Y pensé que tantos años después, ya no me acordaba de la lapicera desaparecida, pero Espósito sí porque había cargado 60 años con la culpa. Le llevó 60 años contármelo y pedirme perdón.
Shabat Shalom, gmar jatimá tová