No es suficiente llamarse Esmeralda para ser una piedra preciosa.
Se puede ser brutalmente bruta, necesitar no solo pulido sino estudio, conocimiento y seriedad.
Tal vez sea demasiado para una piedra. Aunque parezca preciosa.
Justificando los dichos de su marido Dario Lopérfido respecto al número de desaparecidos en Argentina dijo “es como pasó con el Holocausto, dijeron que eran 6 millones pero no eran tantos”.
Y en algo esta piedra en bruto tiene razón. Las últimas investigaciones estiman que el número de víctimas judías en la Shoá se acerca más y más a los 7 millones. Los nuevos archivos documentales y, en especial, los hallazgos en las fosas comunes que están siendo desenterradas y evaluadas, ponen en cuestión el sagrado número seis.
Tal vez en unos años estemos hablando de 7 millones de víctimas judías. Como los 7 días de la semana según el cambio de fases de la Luna, como las 7 notas musicales, los 7 pecados capitales, los 7 planetas visibles, los 7 mares, las botas de 7 leguas, las 7 columnas sobre las que se edificó Roma, los 7 colores del arco iris, las 7 cuerdas de la lira, el instrumento sagrado de Apolo, los 7 años de vacas flacas y los 7 años de vacas gordas bíblico, la picazón del 7º año, no en vano para Pitágoras era el número perfecto.
Entonces, parafraseando la respuesta de Jesús cuando Pedro le preguntó si había que perdonar 7 veces a quien ofende, le digo a Esmeralda que no será perdonada 7 veces, sino setenta veces 7.