Setenta años y ninguna lección

Nota para publicación Tercer Sector. Aquel esperanzado “Nunca Más” al fin de la 2ª guerra no abre aún los oídos adecuados: la Humanidad sigue presa de sus peores demonios. Continuaron las matanzas. Caín sigue sin considerarse guardador de su hermano Abel.

El Genocidio Armenio, el Holodomor en Ucrania, fueron trágicos antecedentes del Holocausto. Pero el exterminio del pueblo judío cambió el umbral de lo posible, estableció que no hay nada que un ser humano no pueda hacerle a otro. El asesinato de grupos designados como enemigos continuó y floreció en “creatividad”, crueldad y horror. En Europa, Asia, África y América millones de personas han sido masacradas esgrimiendo “razones” de estado. Las Naciones Unidas han fracasado en la prevención de los genocidios, su magnífico propósito fundacional de 1948.

Pero no todo es tan decepcionante. La Shoá gestó una nueva conciencia universal acerca de los genocidios. La Corte Penal Internacional tiene la potestad de juzgar a los perpetradores sea del país que fuere. El MAL está empezando a ser considerado.

Hace setenta años que terminó la guerra y con ella el Holocausto del pueblo judío. Confiemos en que esta nueva conciencia universal conduzca más temprano que tarde a una sociedad humana basada en el respeto, en la dignidad y en la responsabilidad de todos por todos.

Lic. Diana Wang
Presidenta de Generaciones de la Shoá en Argentina