Ocho estadios de Genocidio

Por Gregory H. Stanton (Escrito originalmente en 1996 en el Departmento de Estado; presentado en el Yale University Center for International and Area Studies in 1998). Traducción: Diana Wang Genocidio es un proceso que se desarrolla en ocho estadios predecibles pero inexorables. En cada estadio, hay medidas preventivas capaces de detenerlo. Los estadios posteriores deben estar precedidos por los anteriores, aunque los más tempranos continúan operando durante todo el proceso.

Los ocho estadios del genocidio son:ClasificaciónSimbolización

Deshumanización

Organización

Polarización

Preparación

Exterminio

Negación

1. CLASIFICACIÓN:

Todas las culturas tienen categorías para distinguir a la gente entre "nosotros y ellos" en términos de etnicidad, raza, religión o nacionalidad: alemán y judío, hutu y tutsi. Las sociedades bipolares que carecen de categorías mezcladas, tales como Ruanda y Burundi, son las más propensas a tener un genocidio.

La medida preventiva principal en este estadio temprano es el desarrollo de instituciones universalistas que trasciendan las divisiones étnicas o raciales, que promuevan activamente la tolerancia y la comprensión y estimulen clasificaciones que trasciendan las divisiones. La Iglesia Católica pudo haber jugado este papel en Ruanda si no hubiera estado tan dividida como la sociedad ruandesa. La promoción de un lenguaje común en países como Tanzania o Costa de Marfil ha generado también una identidad nacional trascendente. Esta búsqueda de un terreno común es vital para la prevención temprana del genocidio.

2. SIMBOLIZACIÓN:

Le adjudicamos nombres u otros símbolos a las clasificaciones. Llamamos a la gente "judíos" o "gitanos" o los distinguimos por colores o vestidos; y los consideramos como miembros de grupos. La clasificación y la simbolización son universalmente humanas y no resultan necesariamente en genocidios a menos que lleven al estadio siguiente, la deshumanización. Cuando se combinan con el odio, los símbolos pueden ser instituidos forzadamente sobre miembros involuntarios de grupos parias: las estrellas amarillas para los judíos bajo el régimen nazi, las bufandas azules para la gente de la zona este de los Khmer rojos de Camboya.

Para combatir a la simbolización, los símbolos de odio pueden ser prohibidos legalmente (svástikas) como sucede con los discursos de odio. Las marcas grupales como ropas de sectas o bandas o tatuajes tribales pueden ser prohibidos también. El problema es que las limitaciones legales fracasarán si no están sostenidas por una tarea cultural popular. Aunque las palabras Hutu y Tutsi estaban prohibidas en Burundi hasta los ochentas, había palabras-código que las reemplazaban. Si está ampliamente apoyado, sin embargo, la negación y la simbolización pueden ser poderosas, como fue en Bulgaria cuando muchos no-judíos eligieron usar la estrella amarilla, privándola de su significado como símbolo nazi para los judíos. Según la leyenda, en Dinamarca, los nazis no introdujeron la estrella amarilla porque sabían que sería usada por el rey mismo.

3. DESHUMANIZACIÓN:

Un grupo le niega humanidad a otro. Sus miembros son asimilados a animales, gusanos, insectos o enfermedades. La deshumanización permite superar la natural repulsión humana contra el asesinato.

En esta etapa, se usa la propaganda de odio -impresa, auditiva o audiovisual- para difamar al grupo víctima. Al combatir esta deshumanización, la incitación al genocidio no debiera ser confundida con la libertad de expresión. Las sociedades genocidas carecen de protección institucional ante los discursos manipuladores de odio y deberían ser tratadas de modo diferente que las democracias. Las emisoras propagantes de odio debieran ser cerradas, toda propaganda de odio excluida. Los delitos de odio y atrocidades deberían ser rápidamente castigados.

4. ORGANIZACIÓN:

El genocidio está siempre organizado, usualmente por el estado, aunque también a veces informalmente o por grupos terroristas. Es frecuente el entrenamiento de unidades armadas especiales o milicias. Los asesinatos genocidas están planificados.

Para combatir este estadio, la pertenencia a estas milicias debiera ser prohibida. Sus líderes no podrían conseguir pasaportes para salir al exterior. La UN debería imponer embargos de armas a gobiernos y ciudadanos de países comprometidos en masacres genocidas y crear comisiones que investiguen las violaciones como fue hecho con la Ruanda post-genocida.

5. POLARIZACIÓN:

Los extremismos fracturan a los grupos. Los grupos de odio difunden propaganda polarizadora. Podría haber leyes que prohíban el casamiento mixto o la interacción social. Los objetivos extremistas intimidan y silencian al centro.

La prevención puede significar la protección segura de dirigentes moderados y el apoyo a grupos de derechos humanos. Se podría requisar elementos de los extremistas y negárseles visas para viajes internacionales. Los golpes de estado de extremistas debieran ser castigados con sanciones internacionales.

6. PREPARACIÓN:

Las víctimas son identificadas o separadas por su identidad étnica o religiosa. Se construyen listas de muerte. Los miembros de los grupos víctimas están obligados a usar símbolos identificatorios. Están a menudo segregados en guetos, aprisionados en campos de concentración o confinados en una zona pobre en alimentación condenados al hambre.

En esta etapa, debe producirse un alerta genocida. Si la voluntad política de los organismos internacionales como la OTAN o el Consejo de Seguridad de la U.N pueden ser movilizados, debe prepararse una intervención militar internacional o una asistencia firme a las víctimas del grupo en su autodefensa. Si así no fuera, debería organizar al menos una asistencia humanitaria tanto oficial como privada para recibir la ola de refugiados.

7. EXTERMINIO:

El exterminio comienza y se vuelve rápidamente la matanza masiva llamada "genocidio". Es "exterminio" para los asesinos, porque no consideran a sus víctimas completamente humanas. Cuando está apoyado por el estado, las fuerzas armadas usan milicias que se ocupan de los asesinatos. A veces el genocidio resulta en matanzas vengativas de unos grupos contra otros creando el ciclo tipo remolino de genocidios bilaterales (como en Burundi).

En este estadio, sólo una rápida y potente intervención armada puede detener el genocidio. Deberían establecerse áreas seguras para los refugiados, o corredores de escape, con protección internacional fuertemente armada. La UN precisa una brigada lista para intervenir o una fuerza permanente de reacción veloz para intervenir con presteza cuando la UN o el Consejo de Seguridad lo solicite. Para intervenciones mayores, le correspondería la acción a una fuerza multilateral autorizada por la UN y dirigida por la OTAN o un poder militar regional. Si la UN no interviene directamente, las naciones poderosas militarmente deberían proveer el transporte aéreo, el equipo y los medios financieros necesarios para que los estados regionales intervengan con la autorización de la UN. Es tiempo de reconocer que la ley de intervención humanitaria trasciende los intereses de los estados-nación.

8. NEGACIÓN:

La negación es el octavo estadio que siempre sigue al genocidio. Está entre los indicadores más seguros que anuncian masacres genocidas ulteriores. Los perpetradores de genocidios, cavan tumbas colectivas, queman cuerpos, tratan de encubrir toda evidencia e intimidar a los testigos. Niegan haber cometido algún delito y culpan con frecuencia a las víctimas por lo sucedido. Bloquean las investigaciones y continúan gobernando hasta ser sacados del poder por la fuerza, momento en que tratan de huir al exilio. Allí permanecen impunes como el Pol Pot o Idi Amin, hasta que son capturados y se consigue llevarlos a juicio.

La mejor respuesta a la negación es el castigo por un tribunal internacional o nacional. Allí puede ser escuchada la evidencia y los perpetradores encontrar el debido castigo. Hay que crear tribunales como los de Yugoslavia, Ruanda o Sierra Leona, jurados internacionales como los del Khmer Rojo en Camboya y especialmente, un Tribunal Penal Internacional. No detendrán a los peores asesinos genocidas pero con la voluntad política de arrestarlos y enjuiciarlos y con algunos se puede hacer justicia.

© 1998 Gregory H. Stanton
Genocide Watch P.O. Box 809 Washington, D.C. 20044 USA
Ph. 703-448-0222 Fax 703-448-6665info@genocidewatch.org