Presentación Cuadernos de la Shoá 7

El nuevo Cuadernos de la Shoá. Tapa y contratapa: Guillermo Kuitca

El orgulloso equipo de realización de Cuadernos de la Shoá compartiendo su nueva creación:

Parte del Salón Dorado de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, colmada:

Bienvenida Institucional. Diana Wang:

Cada año que pasa, cada presentación que hacemos, me refuerza esta sensación de milagro.

Son muchos los milagros que nos acompañan.

El milagro de haber sobrevivido para los sobrevivientes que nos acompañan.

El milagro de haber nacido para los que nacimos de padres que sobrevivieron milagrosamente.

El milagro de haber encontrado un lugar que nos recibiera aunque debimos entrar muchas veces ocultando nuestra condición de judíos, pero, como decía mi mamá, “este país es maravilloso, el antisemitismo parece un chiste, decís que sos católico y te creen!”.

También es un milagro que aquel grupo de sobrevivientes que comenzó a reunirse en 1997 gracias al entusiasmo de Frida Levy y de Kati Kertesz no solo haya continuado sino que haya sumado a las generaciones de sus hijos y sus nietos y a docentes y estudiosos y se creara Generaciones de la Shoá. Todos los que trabajamos en organizaciones de voluntarios sabemos a qué desafíos debemos enfrentarnos cotidianamente. Desde hace veinte años, año tras año hacemos honor al milagro de sobrevivir, de inventar y de crear en gran medida gracias al apoyo de muchos de los nos están acompañando hoy acá.

La Shoá es algo que nos pasó, a nosotros y a la Humanidad toda. No lo decidimos, no lo elegimos. Nos pasó. Pero lo que hagamos con ello, eso sí está en nuestras manos, lo podemos decidir. Y hemos decidido usarlo como trampolín, pararnos sobre este desdichado suceso y conocerlo, aprender y tomar de él las lecciones que pueden hacer del mundo un espacio más amable y más humano para todos. Así hemos pensado nuestra misión.

Los que nos conocen saben que no nos juntamos para llorar por lo que nos pasó ni para regodearnos con el lugar de víctimas. Hay risas en nuestros encuentros, emoción, cariño y unas ganas potentes de compartir lo que aprendimos y transformarlo en una herramienta para el cambio.

Además de los testimonios, las clases y las capacitaciones, gestamos proyectos que nos permiten cumplir con nuestra misión.

La colección de Cuadernos de la Shoá es uno de ellos y este 7º ejemplar es otro de nuestros milagros. Nos preguntan cómo los hacemos puesto que no venimos del mundo de la edición, y nuestra respuesta es que desarrollamos y escribimos aquello que nosotros mismos querríamos leer y lo hacemos en la convicción de que nuestra sed de conocimientos es la misma de todos. Y no es ningún milagro, es trabajo, es entusiasmo, es curiosidad, es el placer de hacer algo que tiene un sentido de futuro. El equipo de diseño transforma nuestro trabajo en esta belleza que es cada uno de los números, belleza de imagen, de diagramación y de color que hacen que sea un placer hojear página por página.

Otro de nuestros proyectos amados y que nos enorgullece es el Proyecto Aprendiz, que permite que cada una de las historias de nuestros sobrevivientes siga siendo contada y compartida en la voz y la persona de adultos-jóvenes, sensibles y comprometidos con el objetivo de contar y transmitir. Nos hicieron hace poco un piropo impensado, nos dijeron que, además de esta misión, con el Proyecto Aprendiz creábamos nietos y es cierto. El Aprendiz y el sobreviviente se enlazan en una relación inédita que perdura muchas veces luego de terminado el proceso y se arman sorprendentes e insólitos vínculos familiares.

Lo dicho.

Milagros.

La Shoá no nos pertenece. Hemos sido sus víctimas pero eso no nos hace sus dueños. La Shoá es un producto y un derivado del mundo todo y que nos afecta a todos, un hecho que no tuvo precedentes pero, como dice el profesor Yehuda Bauer, es un precedente que debemos conocer y tener muy presente.

En eso estamos.

Presentes.

Gracias por creer en nosotros y en nuestro trabajo, por acompañarnos y darnos fuerza para seguir manteniendo vivo el milagro.

¿Por qué este Cuadernos de la Shoá? Aída Ender:

La Historia de la Humanidad es también la historia de sus migraciones.

Los primeros hombres de la prehistoria, originarios del África, se diseminaron hacia los cuatro puntos cardinales del planeta y se fueron amalgamando y fusionando entre sí. Los desplazamientos humanos cambiaron la demografía del mundo.

A diferencia de otros pueblos, el pueblo judío en sus recorridos por el mundo y en sus encuentros con otros pueblos y otras culturas, no se disolvió en su esencia, y mantuvo siempre un núcleo de identidad.

Los recorridos del pueblo judío, igual que todos los que debieron moverse de sus lugares, fue consecuencia de amenazas, guerras y persecuciones. La Shoá, es decir el intento de exterminio total del pueblo judío, así como las diversas persecuciones sufridas a lo largo de su historia, no consiguieron alterar costumbres y características culturales, y, a pesar de todo, siempre mantuvieron intactas sus leyes. Gestaron y desarrollaron fortalezas, capacidades y habilidades de interacción que determinaron un mutuo enriquecimiento inédito en la historia de la Humanidad.

El 7º Cuaderno de la Shoá habla de eso: de los recorridos del pueblo judío. De forma cronológica, va desde las primeras dispersiones hasta sus variados destinos después de la Shoá.

Está dividido en cuatro capítulos.

El primero desde la Antigüedad hasta 1933, muestra cómo el pueblo judío, desde su génesis, llegó a los cinco continentes desarrollando una gran diversidad lingüística, cultural y alimentaria.

El segundo toma el período que va de 1933 a 1939, y encara la emigración forzosa de los judíos alemanes y austríacos durante el período de ascenso y consolidación del nazismo.

El tercer capítulo toma los años de la Segunda Guerra, cuando estaban atrapados sin salida. Los caminos de escape, las deportaciones usando la red ferroviaria y las rebeliones desde campos y guetos.

El último capítulo abarca el fin de la guerra hasta 1950 y trata sobre los destinos de refugio y salvación; la mayoría hacia Palestina, incluso antes de que fuera el Estado de Israel, y el resto llegando a los cinco continentes.

En todas estas trayectorias están presentes, como lo hacemos en cada número, los sobrevivientes y sus descendientes, los que finalmente encontraron su destino, los que apostaron a la vida y sembraron las semillas para un futuro de paz.

En este Cuaderno ponemos especial énfasis en lo visual.

Hemos advertido que al hablar de la Shoá suelen perderse de vista los recorridos y las trayectorias. Mostrarlos, así como las distancias involucradas, permite comprender la magnitud de lo sucedido.

Con ese objetivo, la publicación se acompaña con 6 mapas desplegables en los cuales  los aspectos de tiempo y espacio son claramente visibles como excelente ilustración en la clase. Este Cuaderno está diseñado igual que todos los anteriores, primordialmente como material educativo, un apoyo al docente que le permitirá tener e impartir una clara imagen de la dimensión geográfica de la Shoá.

(filmina con foto de presentación del año pasado)

El equipo está constituido, de izquierda a derecha, por: Vivi Rosenthal, Fernando Ender, Melisa Berlin, Rosa Rotenberg, Angela Waksman, Susana Luterstein, Diana Wang, Aida Ender, Edit Salomón, Karen Rofchuc, Natalia Rus, Jose Blumenfeld, Ruty Fleischer, Jonatan Epsztejn.

Veamos los seis mapas desplegables que acompañan este séptimo Cuaderno de la Shoá que cada uno de ustedes se llevará hoy.

Mapas

 

En el primero se sigue la historia de Abraham el escriba y sus descendientes. Una familia judía a través de los siglos narrada en el libro La memoria de Abraham de Marek Halter, que muestra la dispersión del pueblo judío a lo largo de la historia.

 

 

 

 

En el segundo se grafica cómo escaparon los judíos de las restricciones y cercos crecientes del nazismo. Se ve la huida desde Alemania y Austria hacia diferentes destinos en todo el globo.  Los puertos de salida de Europa, puertos y ciudades de tránsito, puertos de llegada. Los trayectos por tierra y los trayectos en barco.

 

El mapa 3 muestra donde tuvieron lugar los principales levantamientos y rebeliones judíos, los partisanos, la brigada judía que vino desde Palestina, las huidas desde los campos y, por último, ante el avance del ejército rojo, las marchas de la muerte forzosas hacia el interior de Alemania.

 

En el mapa 4 puede verse el camino hacia la solución final, la red ferroviaria que hizo posible la deportación, la ubicación de los 6 campos de exterminio y los principales campos de concentración y trabajo, las ciudades con mayor densidad de población judía, las principales ciudades desde donde partían las deportaciones, el avance de los escuadrones de la muerte y el límite al que llegó la invasión nazi a la URSS.

Los dos últimos mapas muestran algunas trayectorias personales después del final de la Shoá para corporizar en personas concretas esta gesta colectiva en pos de la reconstrucción de la vida.

Se ve en este 5º mapa, el tortuoso y complejo regreso al hogar de Primo Levi; un destino exótico como Shanghai para Pedro Lievendag luego de atravesar la URSS en el transiberiano; el cruce de los Pirineos de Martin Nussbaum en su viaje a Buenos Aires; el variado recorrido, tanto geográfico como lingüístico-religioso con sus increíbles cambios de nombre de Roman Danon y el de mi propia familia de Varsovia a Siberia, de Uzbekistán a Polonia, de Bélgica a la Argentina.  

En este último mapa, se muestra la trayectoria de Susy Kessler desde Austria hasta La Paz cruzando el Canal de Panamá y entrando por Chile; el camino de Jack Fuchs desde Dachau a EEUU y Puerto Rico y finalmente a Buenos Aires; el de Rona Rosenthal desde la Europa ocupada hasta Melbourne, Australia pasando por el Canal de Suez y el novelesco viaje hacia Buenos Aires en un navío con bandera japonesa de Dina Ovsejevich luego de un largo trayecto desde Polonia, Lituania, atravesando la URSS en el transiberiano hasta Kobe.

La guerra dejó en Europa unos 8 millones de personas desplazadas.  Debieron abandonar sus hogares los que pudieron huir ante el avance invasor, los que fueron llevados como mano de obra esclava, los que se escondieron, los que cambiaron su identidad, los deportados a campos de trabajo, concentración y exterminio, Finalizada la guerra los movimientos migratorios incluían a quienes regresaban a sus países, a los refugiados alojados en los campos de desplazados, los que huían del régimen soviético que se había instalado en sus países y a los judíos, muchos de ellos apátridas, que buscaban un destino posible después de haberlo perdido todo.

La historia de los refugiados también nos interpela en la actualidad.

El fenómeno, lejos de haber quedado en el pasado, continúa hoy con los refugiados y desplazados de diversos conflictos bélicos, económicos, religiosos y políticos.

Son los nuevos migrantes, las consecuencias actuales de la ignominia. Desde todos los continentes son millones los que buscan salvarse y salvar a sus familias. La gente no quiere morir. Huye para seguir viviendo.

Los refugiados y desplazados de hoy comprometen a la comunidad internacional que está empezando a asumir que la responsabilidad es de todos. Vivimos en estos días frente a la amenaza de Estado Islámico que, como el Reich de los Mil Años, pretende someter al mundo entero y apropiarse de sus habitantes.

Nuestra responsabilidad es hacer lo posible para que se achique y alguna vez se cierre el temible agujero de la indiferencia.

Como dijo el Mahatma Gandhi: No hay caminos para la paz; la paz es el camino.