La plantita no crece sola

Vivir en pareja, Columna del 1 de abril de 2022 en Le doy mi palabra, de Alfredo Leuco

Listo, nos casamos y nuestro amor regará la plantita que crecerá lozana y solita. Además como nos dijo Diana Wang acá el otro día, pagamos la matrícula, es decir prometimos aceptar al otro como es, no tratar de cambiarlo y no esperar que nos adivine sino pedir lo que necesitamos. ¿De qué nos vas a hablar hoy? ¿es que hay algo más?  Y sí, la pareja es una plantita muy pedigüeña, no crece sola, crece de a dos, con lo que cada uno trae y es. Si vivís en pareja, ya sabés de qué te hablo pero también sabés que no contabas con formas de ser de cada uno que, según como se combinen, hará que crezca feliz o se ponga mustia rápidamente. Paso a enumerar.

Los ritmos biológicos, el que es búho se despierta a la noche y necesita dormir hasta el mediodía, la alondra cuando baja el sol se cae de sueño y se despierta de madrugada. ¿en qué momento del día cada uno se siente mejor? Si ambos fueran iguales, problema allanado, pero si difieren es preciso hacer acuerdos previos acerca de actividades, horarios y vida cotidiana.

La distancia en la que cada uno se siente cómodo, ¿uno pegadito al otro o a dos metros de distancia? ¿haciendo todo juntos o manteniendo espacios y actividades separados? ¿Cuál es la distancia óptima en la que cada uno se siente cómodo? es imprescindible pactarlo bien para que ninguno se sienta malquerido por la distancia que necesita el otro.

Los rituales cotidianos, ¿comen todos juntos o cada uno se sirve cuando tiene ganas? ¿a qué hora el baño, antes de acostarse o al levantarse? ¿cómo se apreta la pasta dentífrica, por la mitad o prolijamente desde abajo? ¿el asiento del inodoro levantado o bajado? ¿aire acondicionado o ventilador? ¿ventana abierta o ventana cerrada? parecen cosas nímias pero corroen y la plantita sufre.

Las decisiones, de la casa, de las vacaciones, de la educación de los hijos, de las relaciones con parientes políticos y amigos, con los compañeros de trabajo, con las parejas anteriores, con los hijos de las parejas anteriores. ¿Cómo se toman? ¿Cómo se pactan? ¿Qué hacer cuando uno no quiere hacer algo que el otro sí quiere? ¿Se pacta de una vez y para siempre o se va viendo en cada momento? ¿Se van alternando, una vez vos y otra vez yo?

Y no puedo dejar de mencionar los dos temas más espinosos: sexo y dinero. De todo lo anterior, con más o menos dificultad, se puede hablar. Pero tanto de sexo como de dinero la cosa se embarra y complica. 

¿Caja común o cada uno lo suyo? ¿Cuenta de banco compartida? ¿Habrá una caja grande que maneja uno y una caja chica que maneja el otro? ¿Cómo son las decisiones acerca de los gastos, las compras, el ocio? ¿lo arreglaron para que ninguno se resienta?

Cuando la sexualidad encendida del principio se va entibiando y los encuentros sexuales pierden frescura después de haber hablado del service del lavarropas, lo que antes salía solo ahora hay que prepararlo, convenir y reinventar situaciones y contextos, modos de acercamiento que reaviven el erotismo. 

Nos engañaron con esto de creer que crece sola. Si la dejamos sola crece a lo loco, se desmadra y llega a dar mal olor. Hay que remover la tierra, regar todo lo que necesite, podarla cuando sea la época, mirarla para ver qué le está pasando. 

Sí, ya sé. Esta plantita exige muuuucho trabajo pero es la única manera para que crezca, fructifique y nos de la felicidad y la belleza que tanto necesitamos.